Capitulo 8.❁

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—¡Pumba! ¡No! ¿Qué te hicieron?—Grité, estaba llorando del dolor.
Pumba estaba muerto.

—¿Observaste por qué no quería un perro en mi casa? Te lo prohibí Grace, no escuchaste y trajiste uno. Entré a tu habitación, e intentó morderme, y lo tuve que hacer—Dijo mi madre entrando a la habitación donde yo me hallaba llorando en la cama con Pumba en mis manos. Esa mujer no tenia descaro alguno al decirme algo así, algo como que había asesinado, mutilado a mi cachorro.

Eres cruel, muy cruel. Te permitía que me dañaras a mí, y no a un indefenso. Si ya te odiaba antes, te odiaré más ahora—le dije, prefería no seguir hablando, preferiero seguir llorando y pasar los últimos momentos con Pumba.

¿Me odias? No me importa querida, soy tu madre y yo mando aquí—contestó a mis palabras llenas de repugnancia, antipatía y odio—Cuando termines de llorar, me dices, para llevarlo a un mejor lugar.

Prefiero hacerlo yo.

No. Lo haré yo. Cuando termines me avisas.

Llorar. Estaba llorando por un pobre indefenso que ha sido asesinado y mutilado por mi propia madre. Me ha dejado claro que sería capaz de matar personas. Dejo claro que si se le ve la oportunidad de matarme, me mataría. Las personas que matan y violan son las personas mas asquerosas que puedan existir en la faz de la tierra. ¿Cómo es posible que puedan quitarle la vida a otros o violar a chicas indefensas? Siento un asco por ellos, no merecen ni siquiera ir a la cárcel. Sino, que sufran y padezcan en la faz de la tierra. Luego que mueran de la misma forma que sus víctimas y se vayan al infierno de donde salieron.

Lloraba sin consuelo por Pumba. Era como un mejor amigo para mí. Lo sabía, no tenía porque traérmelo. Él estuviera vivo si lo hubiese dejado abajo de aquel banco en el parque. Alguien lo hubiese cuidado mejor. Esto me convirtió más débil ante mi madre.

Me despedí de él, y llamé a mi madre para que hiciera con él lo que fuera a hacer, no quería seguir sufriendo por Pumba, no queria enterrarlo y seguir sintiendo este dolor.

Ella inmediatamente se lo llevó, y yo con lágrimas en los ojos me dormí

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Ella inmediatamente se lo llevó, y yo con lágrimas en los ojos me dormí. Ya saben que siempre que uno llora, el sueño que te causa. Sé que hay mucha gente que se duerme llorando por muchas razones. Hoy me dormía llorando por un dolor en mi corazón como una espada  atravesada en el corazón, justamente por el medio de mi alma, y peor aún una punzada en mi mente. Un dolor inevitable, porque me han quitado algo que quería. Sé que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Opté por sufrir. Esto era un verdadero dolor, porque no habia testigos en él, estaba sola en esto.

Me dormí porque no quiero seguir pensando, eso hará que el dolor del corazón se una al dolor del pensamiento.

Así pasó el fin de semana, llena de dolor. No salí de mi habitación ni siquiera a coger aire fresco y sentir el silencio que antes me calmaba. Me la pasé durmiendo, no quise hablar con nadie en twitter, ni sentir o pensar en algo que me pusiera mal. Si estaba mejor, pero aún sufría por la muerte de Pumbita. Era lunes, y tenía que prepararme para la escuela. No sabía que mi madre había hecho con Pumba, y no quería saber. Prefiero pensar que esta en un mejor y hermoso lugar, donde merecía estar, no me refería al cielo de los perros si existe, pero creo que ese es un mejor lugar que, aquí en el planeta Tierra.

Me duché como de costumbre, y me vestí. Me pusé un poco de corrector abajo de mis ojos. Se veía de lejos que había llorado toda la noche, por las ojeras violetas. Salí de allí, mi madre ya se había ido a trabajar y fue mejor para mí. No desayune nada, y no quería.

Pusé mis pies en marcha hacia la escuela, la que me esperaba, después de un eterno fin de semana, algo que había empezado bien, pero como los cuentos de hadas, termina mal. Espera, ¿no era al revés? ¿Empieza mal y termina bien? Vaya no. En mi historia de hadas, que al parecer, es una historia de brujas, todo lo que empieza bien, acaba mal.

Pero... ahí estaba, el ambiente penetrando su medicina en mí. Las hojas curando mis heridas, y el silencio callando mi dolor. Era muy hermosa esa sinfonía que se escuchaba cuando el dolor callaba. Una música que ni el mejor músico podía hacer. Un sonido que ni un DJ podía reproducir. Una canción que canta las letras de mi corazón, y ni el mejor compositor podría escribir.

Las cosas que comienzan bien, terminan mal. En un cerrar y abrir de ojos, yo me encontraba entrando por la puerta de la escuela. El silencio que presenciaba minutos atrás desvanecieron, dejando mi dolor escucharse. Es horrible, porque solo tú puedes escucharlo, y nadie más. No podía callarlo. Habia una manera, pero no tenia el valor de hacerlo.

Cogí mis libros del casillero, y fuí a mi primera clase. Pasaron las horas, dejé mis cosas un momento, mientras iba al baño. Tenía unas ganas de hacer pis, así que fuí a él. Lo hice y regresé al salón de clases.

—Mierda, necesito un lápiz, se me acaba de romper la punta—dije con simpatía en voz baja, pero comenzaba a llorar cuando saque de mi bulto el collar de Pumba.

—Pasé por tu casa, y vi el cuerpo de tu pequeño cachorro. Pensé en cogerlo para tí. Que mal que no pude verlo bien por tanta sangre que había allí. No sé quien es mas horrible persona, si tú o tu madre. Bueno, de tal astilla, tal palo. Eres igual que ella. Malas personas; llenas de un oscuro pasado, llenas de pecados que ni el infierno acepta, llenas de tanta oscuridad que ni la luz mas brillante podrán alumbrarlas ¿Ves Grace? Nada en tus manos, dura. Todo en ti muere. Debiste de morir en su lugar—me susurraba alguien en el oído mirándome llorar.

La que nació por pena #CarrotAwards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora