Halloween había llegado y con ello los disfraces con los niños pidiendo dulces o haciendo desastres en algunas casas y monumentos en plazas mientras los padres solamente querían acompañar a sus pequeños a que tuvieran diversión sin ningún tipo de inconveniente.
Pero para otro sector de la sociedad, el de los solteros, fieles divertidos y padres irresponsables, este día significaba una larga noche de fiesta, bebidas y bromas subidas de todo.
—¡Hannah! —llamo Blue acomodándose el cómodo vestido negro que llegaba apenas al final de sus muslos y que tenía una larga abertura en el centro de su pecho que iba reduciéndose hasta detenerse en el ombligo.
Toda la tela se mantenía en el lugar, sin riesgo de que se corriera y se revelara un seno, por la ayuda de las tiras de dos alas negras de ángel que descansaban en su hombro junto con un halo negro separada de su cabeza por unos alambres invisibles.
—Si, ya sé, ya sé, las botas —dijo entrando con un disfraz de diabla, mas revelador con el su hermana, para pasarle lo nombrado.
—Gracias, bella —mando un beso volador con sus labios pintados de negros con los ojos haciendo juegos con ellos de una forma mas artística.
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Hannah le guiño un ojo para salir con ese corpiño rojo y corto short del mismo color con una cola con punta de triangulo bailando detrás al caminar. Blue sonrió de costado y se sentó en la cama de su habitación para colocarse las botas hasta las rodillas para subir el cierre de lo costados para así estar lista.
A la hora ambas salieron y se metieron al auto de la mayor, la cual era la única que sabía conducir de las dos, y arrancaron para el club. Estacionaron a una dos cuadras para recibir miradas de inmediato, aunque no demasiado ya que no eran las únicas vestidas de forma reveladora, sin mencionar a los chicos que iban con el torso desnudo y hacían a todas hacer caer las babas.
—Camina, Hannah, camina —indico Blue colocando una mano en la espalda de su hermana, la cual miraba demás a un chico que había volteado el rostro al sentirse observado.
—¡Hey! Que tu estés casada no significa que yo no pueda divertirme —hablo indignada volteando a verla poner los ojos en blanco por el comentario.
Una vez adentro fueron directamente a bailar con la enorme cantidad de gente vestida para la ocasión que danzaba con tragos en la mano al ritmo de la música, frotándose contra otros cuerpos o hablan en las mesas escondidas en los limites o en el piso superior.
—Este lugar es gigante —comento Blue ya que el lugar era relativamente nuevo y nunca lo había pisado.
Hasta ahora.
—Sabes que hoy volverás sola, ¿no? —pregunto Hannah volteando a verla aún sosteniendo su mano, entre que bailaban se movían en busca de un mejor lugar y no podía perderla.
—¿¡Y yo que!?, ¿¡camino a casa!? —pregunto alarmada, a lo que su hermana rió.
—¡Claro que no! Tu también te iras con alguien —hablo alto para que oyera, ganándose la inmediata mirada incrédula de la menor—. ¿¡Apostamos!? —pregunto alto deteniéndose y poniendo en frente a la femenina.
