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— No lo haré.

—Vamos Yoongi, no es tan complicado.

El chico rodó los ojos. ¿Era realmente necesario probarse eso? Haeun era una chica fresa, eso lo tenía muy en claro, pero no le encontraba sentido el cambiar la forma en la que vestía.

Lo había despertado muy temprano para llevarlo a Myeong-dong. El primer paso de su plan para unirlo a Haeun era cambiar - radicalmente - la forma en la que él vestía. Jimin le había advertido que, tratar de cambiar el estilo de su hyung era más difícil que esperar a que una pared le responda; sin embargo, ella hizo caso omiso y decidió intentar.

Justo ahora se encontraba frente a él extendiéndole unas jerseys de lana color rosa con toques negros.

—¿No es tan ccomplicado? — bufó.— Mocosa ¿Acaso tengo cara de ser un asqueroso niñito fresa?

—Pues... Jimin me ha mostrado algunas fotos tuyas cuando eras un niño que-

Yoongi le arrebató las prendas. — Que conste que si no lo logro-

—Sí, sí ya sé. — sonrió empujándolo a los vestidores. — Le cortas las bolas a Jimin para hacerme sentir mal.

Afiló los ojos entrando al pequeño lugar. Esto le parecía la mierda más grande del mundo, este no era él. Sin embargo, algo muy dentro suyo le decía que lo intente, por ella.

La puerta de abrió lentamente dejando ver a un Yoongi con cara de culo.

—Ahora ya sé tu talla...— le dijo a Yoongi mientras le hacía un ademán a la joven de la tienda. — Me llevo la jersey y estos tres pantalones ¿Acepta tarjeta de crédito?

Estaba estaba girándose para volver a ponerse su polo y su chaqueta de cuero, cuando Baram lo detuvo y le dijo que se lo llevaría puesto. — Me estás jodiendo, ¿verdad? — ella sonrió y fue a pagar por todo.

Él sabía que le esperaba un día realmente largo, sabía - por Seokjin y sus manías de niña- que una chica se siente en la gloria comprando y que realmente tardan mucho. Baram salió de la tienda pagando todo ella, le sonrió y se dirigieron a las demás.

Era muy temprano en la ciudad. Lo bueno de comprar ropa a esas horas es que no hay mucha gente amontonándose por todo, las calles estaban libres y había mucho espacio para circular de manera tranquila. Baram clickeaba en su celular algunas fotos que Haeun le había mandado sobre ropa masculina hace un tiempo atrás, tenía una idea de el «Ken» que su amiga quería como novio y no dudaría aplicar todo lo que sabía de ella en él. Por cada tienda que entraban, terminaban comprando unas cuatro prendas, todas de tonos pasteles claros y algunos mocasines blancos o rosados. Min nunca se había sentido más fresón en su vida, ni siquiera cuando su padre lo confundió al nacer.

Del bolsillo de Yoongi no salía ni un centavo, y no es porque él no quisiese; Baram se estaba ofreciendo a pagar todo y cada vez que él inquiría el porqué de sus acciones, ella solo le sonreía y lo guiaba a más tiendas.

Caminaban juntos hasta el auto, ella lo desbloqueó y metieron todas las bolsas en el portaequipaje. Yoongi movía sus brazos en forma circular porque le empezaban a arder, eran demasiadas y pesaban a mil demonios. Una vez dejaron todo, se dirigieron a un lugar para comer. Entraron a un restaurant de comida tailandesa y a Yoongi se le iluminó el rostro.

—Bienvenida señorita ¿Mesa para dos?

Baram asintió. La joven los dirigió hacia una mesa al lado de una gran mampara que daba hacia las personas que transitaban por ahí. Yoongi se perdió observándolas.

—¿Te gusta la comida thai? — Yoongi giró hacia ella — Creo haberte traido sin preguntar.

—Uhm...

Because Of You ⇝ Min YoonGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora