Capítulo 4

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Ya me estoy acostumbrando a estar atado al Azotador. A veces, lo veía mirándome con ese ojo suyo y sentía que mi sangre se congelaba, seguro de que él me reconocía, recordaba a mi padre y cómo perdió su ojo. Pero en su mayor parte, él me ignoraba cuando recogíamos granos de las llanuras. Era un buen lugar; había un montón de grano para aquellos con dedos delgados. El Azotador era bastante lento. Sus manos eran más débiles que las mías y sus dedos no se movían con facilidad.

Conmigo como la excepción, la gente comía la harina de grano de acuerdo a lo que habían cosechado, después de que los cazadores comieran, por supuesto. Una mujer con dedos rápidos comió bastante bien, al igual que sus hijos. El Azotador, no. Sentí una cálida sensación de satisfacción cuando vi que le servían muy poco. Sin embargo, Frigga lo ayudó. Era más rápida y le sirvió algo de su comida. Thor tampoco era un mal hijo, compartía un poco de carne y de grasa animal con su padre de vez en cuando.

No me tomó mucho tiempo darme cuenta de que el Azotador era el padre de Thor. De todo el pueblo, aquel que me tomó y me humilló, tenía que ser el hijo del mayor enemigo de mi padre. A medida que pasaban los días y yo veía a el Azotador caminar a través de las llanuras, me di cuenta de que no me importaba. Mi padre siempre sería recordado como un jefe y un gran cazador, el Azotador sería recordado como una carga que no pudo morir lo suficientemente rápido. Así cae el poderoso Azotador.

Todavía era media tarde cuando los cazadores regresaron. Habían logrado cazar algo grande. Thor caminó a través de las llanuras con una sonrisa radiante, con la presa colgada sobre sus hombros.

Aceptó grácilmente la admiración de su tribu, como era su deber. Me quedé en silencio junto a el Azotador y traté de parecer manso. En el interior yo estaba encantado, esto sólo podría aumentar mis posibilidades de éxito esta noche.

Los cazadores descansaban en la sombra mientras terminábamos de recoger granos. Thor me estaba observando desde donde yacía, con una mano acariciando su hombría a través de su taparrabos. Lo miré desde debajo de mis pestañas como había visto a algunas de las mujeres en mi tribu cuando querían llamar la atención de un hombre. Mientras él se giró, aún con los ojos en mí, volví la cabeza para continuar mi tarea, asegurándose de que mi cuello estuviera bien exhibido. Lo dejé querer, lo dejé desear. Si lo hago bien, tendré el estómago lleno esta noche.

Había un debate sobre los conejos. Los llamaban prara. No estaba seguro, pero pensé que estaban decidiendo si serían necesarios hoy. Pensé que todos eran unos estúpidos. Por supuesto que debían cazar, vivir en las llanuras los estaba haciendo perezosos, un día la comida no estaría allí y ese día se alegrarían de tener por lo menos un solo conejo.

Thor tomó la decisión, cortó la cuerda para liberarme y me llevó a la tierra de los conejos.

Durante el descanso del mediodía algunos niños habían probado su suerte al intentar atrapar conejos, pero sus madres los detuvieron. Enviaron miradas oscuras hacia mí mientras regañaban a sus hijos. Yo era un extranjero, y todo lo que hacía estaba mal, incluso si era yo quien alimentaba a sus hijos. Mi tribu no había sido tan estúpida, tomábamos cualquier cosa que nos fuera de ayuda, incluyendo nuevas habilidades.

Pero eso no nos salvó, yo era el último de mi tribu, y hasta el último de nuestros conocimientos moriría conmigo.

Atrapé tres de ellos. Thor intentó de nuevo, pero terminó cayendo sobre su estómago una y otra vez. Tuve que morder el interior de mi mejilla para no reírme de su espectacular aterrizaje, no puedo permitirme arriesgarme a molestarlo, no esta noche.

Me hizo sentar a su lado junto al fuego, como de costumbre. Comí mi pequeña porción de semillas y descansé el cuenco en mi regazo. Thor seguía comiendo, mordiendo la carne cocida con gran placer.

Cavemen // ThorkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora