Capítulo 11

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Sif estaba embarazada.

Lo anunció durante la hora de la comida. Al principio no entendí lo que estaba diciendo, pero vi la forma en que ella acariciaba su estómago, la forma en que las mujeres se juntaron a su alrededor y la forma en que Thor le sonreía.

Me senté junto al fuego e intenté que mi decepción y miedo no se notaran. Me dije a mí mismo que Thor no me dejaría de lado, él ya tenía un niño con Sif y aun así me quería... pero eso no era suficiente. Con un bebé dentro de ella, Sif necesitará más comida, Thor compartirá más con ella, dejando menos para mí.

Sif sabía eso. Ella también sabía que, si Thor no tenía suficiente comida elegiría no alimentarme, y yo no lo dejaría tocarme fácilmente y eso lo haría enojarse. Sus ojos se clavaron en mi sólo una vez, mientras Thor caminaba hasta sentarse a su lado. Ella lucía triunfante.

Me sentí incómodo y solo ante el fuego. No podía pretender estár contento, la tribu sabía bien de nuestra rivalidad. Pero tampoco podía lucir demasiado molesto pues Thor estaría enojado. Intenté en cambio mantener la calma.

Fandral me vio sentado allí y me dirigió una pequeña sonrisa. Le di una pequeña sonrisa a cambio, pero aparte la mirada rápidamente. Yo ya estaba enfrentando un momento difícil; no quería causar más problemas.

Thor volvió a mí esa noche. Me envolvió en sus brazos y me besó durante mucho tiempo. Me dije a mí mismo que todo estaría bien, que podría sobrevivir a esta prueba como había sobrevivido a las demás.

Me propuse tratar de encontrar nuevas maneras de ser útil a la tribu. Necesitaba toda la ayuda posible.

Pocos días después del anuncio de Sif, los cazadores empezaron a reunir varias cosas. Los observé con los ojos llenos de confusión. Thor me dio una sonrisa y tocó gentilmente mi rodilla.

"Craw." Fue todo lo que dijo.

Un día después, salieron de la cueva y viajaron a lo largo de la costa. Los vi irse hasta que ya no pude ver la ancha figura de Thor.

Los demás miembros de la tribu se dedicaron a recoger comida y leña. Todavía no ha nevado, en lugar de eso un tipo horrible de llovizna ha estado cayendo del cielo y lastimándome el rostro. El agua que resultó de ella fue puesta en cuencos que estaban en el suelo, y la utilizaron para beber y cocinar.

La llovizna hizo que el camino hacia el océano fuera difícil de subir. Mis pies se resbalaron en más de una ocasión, pero por suerte pude evitar caer de cabeza hasta las rocas.

Algunos cazadores se quedaron para proteger a la tribu. Seguían usando las cuerdas tejidas para atrapar peces, pero con menos manos ahora no atrapaban tantos. Volvían los gruñidos, esos que surgían ante mi presencia cuando Thor no estaba cerca para calmarlos.

Al tercer día desde que Thor se había marchado, yo había tenido suficiente. Fui obligado a recolectar comida porque era prisionero, pero yo no era un debilucho. Yo era un hombre, a pocos años de poder dirigir su propia tribu. Me merecía algo mejor que recoger la planta del océano que ni siquiera me gustaba.

Tomé la lanza de nuestra zona de dormir y lo traje conmigo hasta el lugar rocoso cerca del océano. Seguí a los cazadores, ignorando la llamada de Frigga, y me metí en el agua con ellos. Hogun me vio, pero no dijo nada, sólo comenzó intentar atrapar los peces que estaban atrapados.

Tuve algunas dificultades. Mi lanza estaba rota en el eje, carecía de las puntas afiladas que tenían los otros.

Puse el extremo de la lanza en el agua, de modo que pudiera alinear mi ataque correctamente sin tener que compensar la forma en que el agua distorsionaba la figura del pez. Lo había hecho en los ríos de las Montañas Invierno, vigilando en que caso de que hubiera osos todo el tiempo. Podría pescar aquí, sabía que podía.

Mi primer intento fue desafortunado, y los peces se alejaron. Respiré profundamente y me tranquilicé. Podría hacer esto, sé que podría.

La segunda vez rocé el pez.

La tercera vez, lo maté.

Lo levanté y lo metí en mi bolsa, volviendo inmediatamente a intentarlo de nuevo. Tenía que ser tan bueno, si no es que mejor, que estos hombres. Tenía que ganar mi derecho a cazar.

Atrapé cuatro peces, dos eran algo pequeños, pero era una buena cantidad. No tuvieron nada de lo que quejarse mientras caminábamos de regreso por el camino a la cueva.

Aunque uno de ellos se quejó de todos modos. Baldr me odiaba. Siempre había sido el primero en quejarse de mi presencia, y se negaba a comer cualquier alimento que yo recolectara. Era suficientemente buen cazador como para no necesitar mi comida, pero me parece que incluso si él estuviera hambriento, lo rechazaría. Me fulminó con la mirada todo el tiempo que estuvimos cazando peces, pero no dijo nada. Hogun estaba a cargo mientras Thor se había ido, y si él no se oponía, Baldr no podía.

Frigga dejó caer mi pescado en la olla junto con los demás y me dio una cálida sonrisa. Esa noche me sentí un poco más seguro en mi posición, al menos por ahora.

Más tarde esa noche temblé en las pieles mientras trataba de dormir. Sin Thor para calentarme hacía demasiado frío, y no podía acurrucarme lo suficiente. Me froté los dedos de las manos, pero no sirvió. El aire estaba demasiado frío. Este era mi otro miedo. Yo no tenía parientes aquí, si estuviera con mi tribu en el invierno, sería normal que simplemente me acostase al lado de otro si tenía frío. Muchas de mis noches las había pasado presionado entre mi tío y mis primas, o más recientemente, con Sigyn. Ahora no tenía a nadie y me estaba congelando lentamente.

Una mano tocó mi hombro. Me encontré con los cálidos ojos de Frigga. Ella sonrió y me hizo un gesto para que la siguiera. Me llevó de vuelta a su cama, donde el Azotador yacía con la mirada más descontenta que jamás hubiera visto en un hombre. Su ojo me siguió mientras Frigga me empujaba a su lado. Lo ignoré y me quedé dormido mientras el calor de ambos me arrullaba.




**

n/t: Odio a Sif, amo a Frigga.

Gracias por hacerme reír tanto con sus comentarios, ¡l@s amo un montón!

Cavemen // ThorkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora