—Creo que me va a dar algo, ¿Me acaba de llamar encantadora? el, este chico ¿Me dijo encantadora a mí? Esto es demasiado bueno para ser verdad—pensé —lo miré y me subí al auto.—Eres... realmente muy persuasivo— le dije riendo.
—Es una de mis cualidades— dijo mientras me miraba de reojo, encendió el auto y partimos.
—Lo quedé mirando por unos segundos— Si... según el... yo soy encantadora, ¿Qué le queda a él? —me cuestioné— El sí que ha sido realmente encantador, ¡Yo no he hecho nada!, él ha sido el que no se ha enfadado cuando lo choqué con mi carrito, él es él que en este momento me lleva a su casa para que yo pueda volver a la mía, Dios para que yo pueda volver a mía—repetí nuevamente— Definitivamente debe pensar que soy una tarada, lo más probable es que me ayude porque se compadece de la estupidez que me envuelve, no existe otra explicación que sea razonable—concluí— en tanto mis pensamientos se altercaban, noté que Ian había encendido la radio y cantaba a todo volumen, lo miré y no pude evitar reír—él me miró y sonrío.
— ¿Qué pasa? ¿No te gusta mi hermosa voz? —dijo cantando al ritmo de la canción mientras sus ojos me revelaban una sonrisa.
—Más que tu voz me gusta tu actitud, eso de ir cantando a todo volumen con una desconocida no tiene precio— le dije riendo.
— ¿y por qué no hacerlo? ¿Tú no lo harías? —me dijo extrañado.
— ¡Claro que no! Apenas y puedo escucharme yo misma en la ducha— dije riendo.
—Te has perdido de toda una vida, con eso me queda claro que nunca has ido a algún karaoke con tus amigos o algo así, o al menos ir a hacer el ridículo a algún lugar, subirte a una mesa, bailar arriba de la barra, tomarte un trago y salir corriendo sin pagar... o ¿Me equivoco? — dijo seguro, mientras me miraba de reojo.
—Lo miré incrédula— ¿Tú me sigues desde hace mucho no?... ¡Eres realmente un psicópata! — le dije riendo.
—Bueno eso ha quedado atrás—me dijo decidido— Tú y yo saldremos un día de estos y sabrás lo que es diversión, y no aceptaré un no por respuesta— al decir esto último me volvió a mirar de reojo... tal vez para ver mi reacción.
—Yo solamente lo miraba algo incrédula y sin decir ni una sola palabra— ¿Lo dirá en serio?— dije a mis adentros.
—Por si la dudas... lo digo en serio—dijo casi leyéndome la mente.
Un par de canciones más tarde Ian viró hacia un callejón, dónde había una inmensa reja negra y tras esta había una caseta con un guardia en su interior, al ver a Ian le saludo con la mano y tras esto la reja comenzó abrirse. Al internarnos, me fijé que habían muchísimos arboles en fila, eran arboles muy lindos, no estaba segura de haberlos visto antes, no soy muy experta en jardinería, pero definitivamente le daban un toque muy místico al callejón que se tornaba casi interminable. Tardé en fijarme que mientras avanzábamos, tras estos arboles habían portones principales que salían de un follaje de arbustos, eran todos diferentes, pero todos contaban con una puerta del mismo material del portón y con citofonos, al parecer, muy sofisticados. Estaba tan impresionada por el lugar que no noté que Ian había detenido el auto, habíamos llegado al final y había un portón muchísimo más grande que los otros, tal vez porque era el que daba fin al callejón—Ian sacó un control de un compartimiento del auto y apunto al enorme portón, este comenzó a abrirse lentamente.
— ¡Hemos llegado! —dijo con una sonrisa en su rostro.
—Es hermoso este lugar... ¿vives aquí? —lo miré sorprendida.
—Sip, así es— dijo mientras se alborotaba un poco el pelo.
— ¿Y esos árboles? ¿De qué son? ¡Me encantan! —Le dije todo muy rápidamente— me miró y se rio.
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Peachtree/ Árbol de duraznos
Fanfiction¿Te imaginas tropezar con un chico (Ian Somerhalder) en tu primer día en una nueva ciudad? Una chica desconocida llega a Atlanta, Georgia por "motivos academicos". Lo cierto es que su principal motivación es una sensación extraña que decidió llamar...