Alejandro

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-Para espantarla cuando despierte- me dice, de seguro vio mi cara de desconcierto y para ello se vio obligada a darme una explicación- creo que no tardará en hacerlo-

Y como si la hubiéramos invocado, Victoria comienza a despertar. Al principio parece algo adormilada en una típica mañana de un sábado pero a medida que el sueño va perdiendo batalla para dar lugar a la energía, Victoria al fin se da cuenta de lo que pasa. Intenta gritar sin embargo, en lugar de un grito de auxilio, se convierte en un grito de dolor. Se lleva las manos a sus labios y comprende el por qué sus gritos no salen del todo y es cuando sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas. También mis ojos intentan llenarse de lágrimas.

-Sos un bebé llorón- nos dice Sydney a carcajadas- amo esa adaptación de la canción "Cry Baby" perfecta para estos bebés llorones-

La miro desconcertada, ¿Cómo fue la infancia de esta mujer? Todo el tiempo en que he estado con ella, me sorprende que carácter tan duro posee: no siente remordimiento de nada.

-Creo que tu infancia- comienzo a decir- ha sido igual o peor que la de "Cry Baby" - digo para devolvérsela-

-Sin duda fue peor, de tal grado que se me hiciera imposible sentir culpa, tristeza, empatía. E igualmente a llegado un punto en que ya no me importa nada, me da igual todo- dice y no se me hace imposible, ya que su propia voz suena tan inhumana como siempre lo ha sido- y volviendo a la realidad- dice extendiéndome unos guantes que recién sacó de su mochila- también la precaución no está de más-

Agarro los guantos y en movimientos torpes logro colocármelos pues pienso igual que ella: es mejor ser precavida que lamentar.

Me aparto de Victoria porque de acuerdo a nuestro plan, Sydney pondría en función su cuchillo, sin antes decir algunas palabras para intimidarla:

-Muy bien Victoria, esto lo he deseado de tal modo que se ha convertido en mi anhelo más apreciado-

-Hazlo a nombre de Liam- digo-

Sydney voltea hacia mí pero lo que más me llama la atención es que no tiene cara de sorpresa, incluso es todo lo contrario.

-Sabía que tu tío me ahorraría la molestia de decirte, ese viejo chismoso que no sabe guardarse nada- me dice y restándole importancia se vuelve hacia Victoria- y claro, con gusto lo aré a nombre de mi querido hermano, tu sufrirás el triple que lo hizo él- le dice-

Alza el cuchillo por los aires que a continuación se lo clavaría a Victoria pero en el último segundo se detiene, sin siquiera haber causado algún rasguño; sé de inmediato que Sydney está jugando con Victoria, tal cual como lo hacen los gatos a sus presas. Yo sin embargo, simplemente sobre entre ellas dos y para ser sincera no sé si aguantaré ver tanta crueldad pero aun así me limito a seguir mirando ese juego macabro.

Después que Sydney ha estado intimidándola se ha estado cansando por lo que no tardará en hacer lo que tanto desea. Y efectivamente ya comienza en hacer pequeñas heridas, tan minúsculas que incluso las hojas de papel son capaces de hacer. Así mismo, entre más leve sea el rasguño más va aumentando la intensidad hasta convertirse en una herida digna de atención médica. Entre más fuerza clava el cuchillo contra su piel, más siento mi piel tensarse y mis latidos agitándose. Igualmente los gritos de Victoria se vuelven más desgarradores y sus lágrimas comienzan a brotar por chorros. Se me ha hecho un nudo en la garganta que me hace pensar en el posible miedo que se apoderará de mi cuando sea mi turno, cuando Sydney me entregue la pistola que decidirá el destino de Victoria. Entre menor sea el espacio de piel sin heridas, más se acerca mi hora de poner fin a su sufrimiento incluso sería mejor para Victoria, ahora que el dolor se ha apoderado de ella en todos los sentidos sé que su mayor deseo es que su corazón se pare rápidamente. Mo sé si darle ese placer pero algo es seguro: me siento con más valor para jalar el gatillo.

-Listo- me dice Sydney- es tu turno-

-Espera, antes de disparar cuéntame qué sucedió con Liam-

Ella se arrodilla junto a mí y se toma un tiempo para recordar los hechos.

-Creo que no hay mucho que pueda contarte respecto a mi punto de vista, pues quien podría contarte con detenimiento sería mi hermano o incluso Victoria pero sabemos perfectamente que eso ya no es posible- asiento, ya que Liam está muerto y Victoria tiene tejido los labios haciendo que sea imposible que algunas palabras puedan salir- hace cuatro meses Liam salía con Victoria, eran felices o eso parecían, después haber pasado el mes y medio nos había llegado una llamada, indicándole a mi madre que había encontrado el cuerpo de Liam a lado de una carretera. Al estar enfrente de su cuerpo en una cama completamente desnudo comencé a llorar y creo que esa fue la última vez que lo hice. Los policías nos habían dicho que Liam sufrió varios disparos nada mortales, no sabían en donde se había llevado a cabo el asesinato pero tenían claro que Liam había intentado escapar sin embargo, la pérdida descontrolada de sangre fue la causa de su muerte. También nos dijeron que había muerto tres días después que fue hallado por la policía, haciendo que los detectives se despistaran. Después de unos días se creía que la familia de Victoria era culpable pero por alguna razón después nos dijeron que eran inocentes sin embargo yo sabía que eso era mentira y desde ese día que salieron libres me juré a mí misma vengarme. Después en Septiembre supe que Victoria ya tenía novio: Alejandro. Vi la gran oportunidad de aliarme contigo y no lo habría logrado de no ser por Erik...-

-¿Quién es Erik?-

-Creí que ya lo conocías, es mi vecino: un pájaro- <<Oh dios- pienso- Felipe>>- Bueno entonces él te convenció y ahora estamos aquí- dice extendiéndome la pistola- anda, es tu turno-

La agarro y apunto a su cabeza <<A la cuenta de tres...

1...

2...

Y...>>

-¿Megan?-

¿Quién acaba de mencionar mi nombre? Me vuelvo hacia Sydney que esta mueve la cabeza signo de negación. Estoy totalmente convencida que Sydney no mencionó mi nombre: una, porque nunca le mencioné mi nombre y segunda porque la voz sonó demasiado grave como para que este proviniera de una mujer. Mi mirada gira 180° y me encuentro con una sorpresa demasiado desconcertante.

<<Alejandro>>

Una alegría demasiado innecesaria se apodera de mí e igualmente, las ganas incontrolables de vomitar me hacen sentir que esto es producto mi imaginación. Para asegurarme que es real, corro hacia donde está él, con los brazos extendidos a modo de abrazo. Me parece que menciono su nombre ya que él igualmente me recibe con un fuerte abrazo, un abrazo que es suficiente para considerarlo mi hogar. Nuestros corazones laten al unísono y por primera vez me permito sonreír de felicidad. Todavía lleva ese delicioso perfume que se me quedaba impregnado en la nariz de modo que permanecía todo el día en mi cabeza recordando su cálida voz, sus besos y todo ese mundo que formaba parte de mi universo.

Nos miramos y observo esa alegría que no logro comprender en su mirada. Es una alegría nostálgica que me delatan sus ojos sin embargo, no comprendo bien. Después de intercambiar palabras nada audibles me besa despacio, como saboreando cada centímetro con el temor de jamás volverme a besar y le correspondo de la misma manera ya que estos labios que se habían apartado durante un rato, me hacen sentir que pertenezco al perfecto universo que los dos habíamos creado. Pero una duda surge en mi mente haciendo que me aparte de él.

-No comprendo...- comienzo sentir lágrimas correr por mis mejillas que Alejandro se dedica a limpiar- por favor miénteme, la verdad es demasiado dura como para pertenecer a la realidad-

Alejandro se acerca despacio a mi oído derecho y con un susurro comienza a decir:

-Jamás te amé-

Agacho la mirada sin aun siquiera comprender el porqué de su amor hacia mí, sí él mismo me había dejado en claro todo lo contrario. Comienzo a alejarme pero él me agarra del brazo jalándome hacia su dirección haciendo que quedáramos más cerca. Me besa otra vez para callar mi tristeza e incluso para comunicarme lo que siente su corazón imposible darse a conocer con palabras.

Hasta que un ruido nos separa...

El ruido de un disparo.



Vuela querida MARIPOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora