"El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro."
—Friedrich Nietzsche.
El avión que tomaron hacía Barcelona fue uno de los más amargos que Yuuri había tenido alguna vez. Llevaba sus audífonos colocados con la música a todo volumen, mascando chicle con clara molestia a cada imagen que aparecía en la pantalla de su celular.
Desaparecía una semana de las redes sociales y todo se había ido al caño una vez más. Esta vez sentía que no podía dejar pasar las cosas de esa manera, no iba a permitir que siguieran aprovechándose de su buena actitud.
Cada imagen de los rusos lograba darle un sabor más amargo a cada mordida. No podía creer que tan lejos había llegado ese jueguito. Y después de que Phichit posteara ese vídeo de él patinando por última vez antes de viaje todo el Instragram se había silenciado. De igual manera, pidió a Phichit tomarse otra foto, esta fue publicada por su propia cuenta como advertencia de que estaba al tanto y no iba a dudar entrar en ese duelo.
—Así que yo olvido rápido, ¿no? —Pensó Yuuri para sí mismo. Algo en su interior había ardido de furia cuando leyó ese reto que dio Yurio. Si quería demostrar quién era Eros iba a dar una demostración que nadie iba a olvidar jamás .Para que les quedara claro que Yuuri Katsuki no iba a permitir que nadie se aprovechara de él y sus frágiles sentimientos nunca más.
—Tal vez deberías dejar eso—propuso Phichit, notando que la irritación del japonés estaba aumentando. Nunca lo había visto tan molesto como en ese momento, y no quería imaginarse lo que iba a pasar cuando pisaran el hotel con los demás patinadores.
—No, espera—dijo Yuuri, su voz intentaba sonar calmada, pero se notaba el enojo detrás de las palabras dulces—. Quiero saber que más es lo que ha estado diciendo el hada rusa de mí mientras no he estado presente.
El tailandés respiró profundo. No podía decir nada para calmar a su mejor amigo, principalmente porque él estaba tan enojado como Yuuri con ese asunto.
Celestino había sido informado de todo lo sucedido en esos días y sólo podía observar a sus patinadores en cólera. Si no fuera porque Phichit intentaba mantener la compostura al ver el enojo de Yuuri era posible que en Barcelona las cosas se pusieran feas.
No estaba nada contento con lo que le informó Phichit. Había hablado con él muchas de las cosas por las cuales pasó Yuuri para llegar al lugar en donde estaba. Se sorprendía que hubiera aguantado tanto tiempo sin buscar represalias o querer poner a más de uno en su lugar. Pero lo habían logrado, el equipo ruso logró encontrar la peor parte del japonés, aquella a la cual solo se llegaba cuando lo molestaban demasiado.
Después de un largo viaje tomaron sus maletas para poder ir al hotel. Era entrada la noche, pero Yuuri no sintió su habitual jet lag, se sentía más bien cargado de una energía abrumadora. Debía ser las ansias por competir. Aquella llama que ardía en su interior buscando imponer el lugar que le correspondía.
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Melpómene
Fanfiction¿Recuerdas lo que pudimos ser? Después de perder con la coreografía de eros, Yuuri no sabe como continuar su carrera en el patinaje artístico, pero la ayuda de muchos amigos y su familia van a hacerle recordar que no está solo. Su primera expe...