14. sus manos

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Sus manos eran un problema Siempre que lo hacian ser un bastardo. Estas son mis razones:

1. Son más grandes que las mías, mis manos al lado de él parecían de mujer.

2. Cuando las usa para hacerme cosquillas, cosa que hacen los bastardos.

3. Sabe donde tocar con ellas y como hacerlo para que me olvidara de todo los insultos que le iba a decir.

4. Cuando las entrelazamos quedan perfectas juntas. No es como me guste o algo por el estilo.

— Es trampa, eres un niño mimado Romano. — me detuve de besar su pecho, y le lanze una mirada molesta— Siempre consigues lo que quieres de mi con esa carita.

— Entonces lo dejamos para otro día — lleve mis manos a las suyas que estaban en mis glúteos, trate de quitarlas pero no dejo.

— No, no las quites. — únio nuestros labios y no quería soltarme.

Con sus manos siempre se aferraba a mi cuerpo en estos momentos, dejando caricias donde más me gustaba y sosteniendo cuando era necesario. Me conocía tan bien para saber que tipo de toques me gustaba aunque siempre he sido de los que no tratan de verse totalmente sometidos en el sexo.

Apretaba con delicadeza algo que antes no hacia, siempre había sido muy pasional y con muchos juegos antes de ir al plato fuerte. Aun cuando me puso abajo de él acariciando mi miembro lento sacando pequeños jadeos y gemidos de mi boca que eran difíciles de contener, me miraba con mucho cariño y me trataba como si fuera la maldita vasija de porcelana. Me estaba molestando eso, estaba tan acostumbrado a los encuentros sumamente lujuriosos entre nosotros y esto era molesto ya que hacia que mi corazón latirá más fuerte que nunca.

— Ahh... — salió un gemido de mi boca y yo estaba abrazado de su cuello — Bastardo... Deja de jugar Ahh.. — era imposible callarlos cuando aumentaba el ritmo lento de sus manos.

— Tenemos toda la noche para disfrutar... Quiero hacértelo de todas las maneras posibles — susurró a mi oído y yo solo quería golpearlo por hacerme sentir en las nubes siempre.

Tenia que detener su mano que siempre hacia magia conmigo, donde tocara era como si quemara y necesitara más de eso. Siempre me molesto eso.

— Ahh.. Para — lleve mi mano para alejar la suya, no me quería correr tan pronto. — No me toques solo ahí.

Me quite su camisa blanca y la tire algun lado de la habitación.  Se me quedo viendo mientras pasaba sus manos por mi cuerpo acariciándolo.

Joder es un bastardo por hacer que me gusten sus manos.

Razones Para Decirle Bastardo A España.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora