Chapitre 28

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*3 de marzo de 1512*


─ ¡Sherman! ─Gritó el señor Peabody al verlo. Ambos estaban en un puerto de España, se dieron un fuerte abrazo, ésta era la segunda vez que interceptaba un viaje de él. ─ ¿Qué te trae por el viejo mundo, mi querido hijo?


Sherman no dejó de abrazarlo. Lo había extrañado muchísimo, ojalá pudieran quedarse así por toda la eternidad.


─Ten Sherman, un palo. ─El señor Peabody le dio un palo a Sherman apartándose de él. En el palo había algo escrito: "Sígueme".


─ ¿Por qué un palo? ─Sherman no tenía una expresión específica en su rostro.


─Porque es "El puerto de Palos". ─Respondió el señor Peabody.


Sherman rio. ─O sea, ¿cómo?


─Hablo en serio, Sherman. ─Peabody se rascó la barbilla con un palo, Sherman volteó a ver a su alrededor, y efectivamente, todos traían un palo, ¿cómo no se dio cuenta antes? El señor Peabody empezó a caminar y Sherman lo siguió. España a pesar de ser muy hermosa, era muy sucia y llena de gente rara, muy rara.


El señor Peabody entró a una residencia local y cerró la puerta detrás de ellos.


─Muy bien, Sherman. Ya puedes quitarte esa horrible barba. ─Dijo el señor Peabody sentándose en una banca.


─Es mi barba original. No me he afeitado desde hace mucho tiempo. ─Admitió Sherman apenado. Peabody se levantó de su asiento, salió del cuarto y a los pocos minutos entró con una manta, una loción y una navaja. ─ ¿Papá?


─No tardaré. ─Respondió Peabody afeitándole a la perfección, tardó sólo unos segundos. ─ ¿De qué querías hablarme?


─Verá, señor Peabody. Usted, bueno... ¿Cómo decirlo? ─Sherman balbuceó nervioso, ¿por dónde debía comenzar?


─No me digas nada que tenga que ver conmigo y el futuro. ─Pidió el señor Peabody volviéndose a sentar, dobló sus patitas y alzó las orejas un poco. Sherman le extendió un papel que él mismo había escrito. ─ ¿Qué es esto?


─Escríbalo en una carta para el futuro, usted me hizo una carta y la leí, pero esta información me servirá más. ─Sherman agachó la cabeza. Peabody terminó de leerla y miró furioso a Sherman.


─ ¿Has estado jugando con las líneas del tiempo? ─El señor Peabody temía la peor respuesta.


─En verdad, lo siento, señor Peabody. Ya no es algo que pueda arreglar, o no sé, voy a intentarlo. ─Sherman estaba más nervioso que nunca. ─Planeo hacer algo de lo más alocado.


El señor Peabody sonrió.


─ ¿Esto es por Penny? ─El can no despegaba sus pequeños ojos cansados del papel, sonreía con dolor.

Sherman et Penny 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora