Había sido muy inesperado que Kisuke Urahara lo hubiera encontrado en ese momento, pero mucho más aún cuando el hombre le ofreció su ayuda. ¿Ayuda? ¿De un shinigami? Ese hombre debía haber perdido la cabeza. Sin embargo, la verdad sobre su situación fue aún más difícil de creer y digerir.
—La guerra terminó hace un año ya —había dicho Kisuke para incredulidad del ex Espada—, Aizen está sellado en la Sociedad de Almas.
—Imposible...
—Lo creas o no, esa es la verdad —agachó el sombrero, ocultando más su mirada bajo la sombra que proyectaba—, solo un par de Espadas sobrevivieron no esperaba ver... otro más.
—¿Todos han...? —nunca se preocupó en extremo por sus compañeros e incluso en ese momento no se vio perturbado por el anuncio de sus muertes, sin embargo le sorprendió que al fin y al cabo los shinigami lograran salir victoriosos y diezmar las fuerzas del Señor Aizen.
El hombre puso una expresión solemne—. Me temo que la mayoría no sobrevivió.
—Ya veo. —levantó la mirada al cielo vasto y oscuro sobre él, una exhalación entrecortada saliendo de sus pulmones, uno de ellos algo perforado.
Escuchó al shinigami suspirar.
—Quiero que me digas algo —Kisuke hizo un sonido, prestando atención— ¿Qué pasó con Ichigo Kurosaki?
Después de varios segundos de silencio devolvió su mirada hacia el shinigami, notando su semblante frío y sombrío. No sabía cómo interpretarlo.
—Si de verdad quieres saberlo —dijo luego de un rato, agachándose junto al cuerpo sangriento del pálido Arrancar—, deberías venir conmigo.
—¿Con un shinigami...?
—¿Desconfías de mí? —respondió como si fuera algo inusual—. Es entendible, pero la verdad es que corté lazos con la Sociedad de Almas desde hace más de un siglo.
Entrecerró los ojos, sus opciones siendo pocas. Ir con aquel hombre o morir patéticamente sobre la arena. Ninguna le resultaba atrayente.
—Si vienes, puedo averiguar qué le sucede a tu reiryoku.
Eso ya era algo más convincente.
*~*~*~*
Un tipo extraño de aspecto sospechoso sanó sus heridas una vez arribaron al mundo de los vivos. Era un hombre silencioso, lo que agradeció pues bastante tenía con todas las cuestiones que Kisuke Urahara insistió en hacerle de camino a aquel lugar. Luego le hizo meter su alma en lo que llamó un gigai, un cuerpo falso que ocultaría su energía a los shinigami y humanos, haciéndolo visible a estos últimos. No lograba comprender por qué querría ser visto por ellos, honestamente.
Ahora estaba sentado frente lo que parecía una mesa y sobre el tatami mientras una humana de apariencia infantil servía té en las tazas proporcionadas. Al fin algo que reconocía.
—Ahora que estás curado... ¿Podrías decirme tu nombre, Arrancar-san?
—Ulquiorra... Ulquiorra Cifer.
—Ulquiorra-san, ¿no? Querías escuchar lo que pasó en la guerra.
Asintió.
Urahara comenzó con el relato, pero solo con la parte de lo sucedido en la falsa Karakura, los detalles de Hueco Mundo siendo «desconocidos». No quería preguntarle a Ichigo ni a ninguno de sus amigos, quizás las heridas que sufrieron entonces aún no cicatrizaban... y no se refería a las físicas. Para cuando acabó de contar lo sucedido, ambos habían terminado el té de sus tazas y se estaban mirando entre sí hasta que Ulquiorra chasqueó la lengua.
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«What is the heart?»
FanfictionMilagrosamente sobrevivió a una muerte segura. Nadie sabe cómo, ni por qué; ahora que está de vuelta, quiere respuestas. [Menciones de UlquiHime pero es UlquiIchi]