El tic tac de un reloj de pared era lo único audible en la habitación a pesar de su suave sonido. Fue roto solo cuando, un hombre vestido de verde, acabó suspirando. Tras observar al Arrancar al otro lado de la mesa por lo que le parecieron demasiados minutos, cayó en el cebo y preguntó:
—¿Qué tal ha ido?
Los ojos verdes de Ulquiorra siguen entrecerrándose en su dirección con escrutinio, no tan sutilmente tratando de analizar a Urahara. Pareció notar que por mucho que lo observara, Kisuke Urahara era un hombre muy precavido y cuidadoso.
—Hablamos, eso es todo.
—¿Eso es todo? —repitió lentamente, como si esperara que el ex Espada añadiera algo más.
—Le pedí disculpas por lo que le hice a ella y sus amigos.
En este punto, Kisuke se preguntaba si habrían sido unas disculpas sinceras. Conocía lo despistada y amable que era Orihime, seguro ella lo había perdonado incluso aunque él no se hubiera disculpado. A veces era hasta demasiado amable. Con esto último frunció el entrecejo.
—¡Entonces supongo eso lo arregla todo! —sacó su abanico con un chasquido, sonriendo ampliamente para aliviar la tensión.
—Hay un problema —mencionó. Kisuke parpadeó—. Creo que mi presencia resulta hostil para Ichigo Kurosaki.
—Es lo normal, —volvió a hablar en tono serio— un antiguo enemigo está en su terreno, donde viven familia y amigos. Es la naturaleza de Kurosaki-san, tiende a preocuparse demasiado.
El silencio se hizo paso de nuevo entre ellos cuando Ulquiorra bajó la cabeza hacia su taza de té medio vacía, y ya frío, y se quedó pensativo. Había algo mal con Kurosaki y no era solo el hecho de que no tuviera poder alguno. Era como si... como si una fuerza invisible lo estuviera haciendo sufrir. ¿Qué podría ser? La mujer mencionó que no sabía mucho ya que Kurosaki se había distanciado de ellos desde que perdió sus poderes, pero que era posible que aún estuviera triste. Ulquiorra no era un experto en emociones, pero podría decir que había aprendido bastante gracias a Inoue. No podía asegurarlo, mas tenía la impresión de que el estado de Kurosaki no era solo tristeza. Ni siquiera registraba esa emoción en él, era algo más... profundo.
Emitió un sonido de desconcierto. ¿En qué momento comenzó a analizar los sentimientos de otro?
*~*~*~*
Otra semana pasó, y regresaron al mismo lugar a la misma hora. Hacía aún más frío que la vez anterior, y a pesar de que iba abrigada, Orihime buscaba constantemente calor en abrazarse a sí misma. Se sentaron en la banca y Ulquiorra dio un pequeño brinco al sorprenderse de lo fría que estaba. Orihime soltó una risita.
—Entonces, ¿Urahara-san ha descubierto algo? —empezó preguntando, sonando menos nerviosa y tensa que la semana anterior.
—No, aún no. Sigue analizando mi reiatsu, pero no ha encontrado nada fuera de lo común.
—Seguro acaba dando con algo, siempre lo hace.
Ulquiorra asintió. Era un hombre de aspecto despreocupado, pero parecía muy dedicado a su trabajo y sabía cuando debía actuar de forma seria.
Se quedaron un rato en silencio, no encontrando de que más hablar por el momento, así que solo vieron en dirección al parque donde había un niño jugando con su madre e Ichigo que los observaba sentado desde el columpio. Inoue lo saludó con la mano y él se lo devolvió con una mueca nerviosa. Estaba demasiado tenso, y le preocupaba, pero tampoco deseaba dejar de verse con Ulquiorra...
—Inoue —después de mucha insistencia había la pelirroja logrado que la llamara por su apellido al menos—, ¿qué sucede con él?
—¿Te refieres a Kurosaki-kun? —dirigió su mirada hacia el oji verde, notando como seguía pendiente del ex shinigami—. ¡R-recientemente me dijo que estaba resfriado! —dijo con una leve risita.
—No me refiero a eso.
Orihime dejó caer su sonrisa alegre por una más melancólica—. Él aún trata de sobrellevar la pérdida de sus poderes. Kurosaki-kun dice que no es así, pero los demás podemos verlo.
—Ya veo —contestó con el mismo tono plano. Sin embargo, Orihime podía ver algo distinto en sus ojos, no podría adivinar qué.
*~*~*~*
Urahara le prestó algunos libros. Así tendría algo que hacer mientras seguía investigando el fenómeno de su resurrección y la debilitación de sus poderes como Arrancar. Ser incapaz de usar el Hierro correctamente o su regeneración le resultaba hasta cierto punto enervante.
Durante la hora del almuerzo, fue que encontró el momento para hacer la pregunta que le llevaba rondando la cabeza desde el día anterior:
—¿Qué le sucede exactamente a Kurosaki?
Kisuke se detuvo a mitad de llevarse el siguiente bocado de su comida a la boca. Miró a Ulquiorra bajo la sombra de su sombrero, sus ojos indicando lo peligroso que el hombre podía llegar a ser.
—Kurosaki-san está enfermo.
Ulquiorra entrecerró los ojos—. Orihime Inoue ya me dijo que estaba res-
—No ese tipo de enfermedad —le interrumpió antes de reanudar la trayectoria de la comida hacia su boca. Masticó y tragó antes de proseguir—. El problema de Kurosaki-san está en su cabeza.
—¿En la cabeza? —preguntó con cautela.
—Así es. La pérdida de su reiryoku lo afectó mentalmente, más de lo que el propio Ichigo estaría dispuesto a admitir. Simplemente está... deprimido —suspiró. El hecho de recordar que su una vez alumno estuviera en ese estado y que él aún no le encontrara solución a la devolución de sus poderes le desesperaba—. Cuando la mente se debilita, el cuerpo también. Quizás por eso últimamente parece exhausto todo el tiempo.
Lo parecía, recordó. Todas las veces que lo había visto desde que llegó le dio la impresión de que parecía más pálido y mucho menos energético de lo que recordaba. Era como ver a otra persona, no era el mismo Ichigo Kurosaki que se enfrentó a él.
*~*~*~*
Su curiosidad por los libros despertó del todo. Una vez hubo leído todo lo que Urahara tenía para ofrecer, aquel le habló de la biblioteca y le indicó cómo llegar.
Fue como entrar en un sucedáneo del paraíso. Recorrió los pasillos, no sabiendo por dónde empezar a alimentar sus ganas de conocimiento hacia los seres humano. Se paró frente a uno cuyo cartel llamó su atención. El pasillo de medicina.
Paseó por el interior, viendo títulos y títulos sobre enfermedades, salud y todo lo relacionado. Fugazmente se acordó de Kurosaki. Redujo inconscientemente su búsqueda hasta encontrar un libro que parecía explicar el problema que aquejaba al ex shinigami. Lo tomó de la estantería sin siquiera pensarlo y se sentó en la mesa más cercana para comenzar a leerlo.
Tres horas después, varias de sus dudas quedaron resueltas pero generó otras tantas. Al parecer no había un solo tipo de esta enfermedad y no a todos les afectaba igual. No imaginó que sería algo tan complejo. Sin embargo, estuvo dispuesto a poner en práctica lo que había leído.
Iría a hacerle una visita a Kurosaki.
*~*~*~*
NA: ¿Tendrá Ulquiorra simple interés o será algo más...?
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«What is the heart?»
FanfikceMilagrosamente sobrevivió a una muerte segura. Nadie sabe cómo, ni por qué; ahora que está de vuelta, quiere respuestas. [Menciones de UlquiHime pero es UlquiIchi]