«What is the heart?»

VIII

NA: Que retraso tan horrible. Las tareas apestan, buh.

Ya he hecho la advertencia, pero repito que este fic tiene contenido sensible referente a enfermedades mentales. Puede ser material ofensivo a quiénes puedan padecerlo, lean con precaución.

*~*~*~*

Pasó una semana hasta que por fin, por fin, tuvo el permiso de su padre para poder salir de la cama y de casa. Personalmente, Ichigo no necesitaba más de tres días de reposo, pero el cabra loca de su padre se colocaba en la puerta de su casa cual chucho guardián. ¡Incluso le mordió el brazo una vez!

Sin embargo, al haber pasado una semana desde el incidente, volvía a ser sábado.

—Que puta mierda —resopló en la soledad de su habitación, dejándose caer pesadamente sobre su colchón.

Ya había completado la tarea escolar atrasada que Ishida no tan amablemente le prestó para copiar y ahora se había quedado sin nada que hacer hasta por la tarde.

Giró la cabeza hacia el escritorio donde, como cada mañana, había una bolsa que dentro contenía unos recipientes con comida. Inoue se había sentido culpable por lo que pasó y quiso hacerle la comida mientras estuviera en cama, pero Ulquiorra le escribió una nota diciendo que la haría él y que se comería la de Orihime para no ofenderla.

Ichigo estaba sorprendido por el hecho de que Ulquiorra estaba mostrando cada vez más empatía hacia los sentimientos de los demás... ¿o serían imaginaciones suyas?

Toc, toc, toc.

—Adelante —concedió el permiso tras sentarse en lugar de estar esparramado sobre la cama. Yuzu se asomó.

—Onii-chan, Ulquiorra-san vino de nuevo —¿tan temprano? Que extraño...

—Aah... D-dile que puede subir.

Yuzu sonrió satisfecha por la respuesta y se fue, asumió, a buscar al pelinegro que debía estar esperando en la puerta. Menos de dos minutos más tarde, estaba tocando en la puerta de su habitación y pidiendo permiso para pasar. Una vez concedido, pasó al interior cargando una bolsa.

—Inoue-san compró esto, —empezó sacando una caja de cartón de la bolsa plástica—, pero tuvo que irse por una emergencia en su trabajo de medio  tiempo porque estaban cortos de una persona.

Le acercó la caja e Ichigo dio un vistazo al interior. Estaba repleta de donas. ¿Las había comprado para una fiesta o qué? Aunque siendo Inoue... capaz la veía de comérselas ella sola. No pretendería tampoco que se los comiera él, ¿no? Como mucho podría con dos o tres.

Al escuchar el sonido de la bolsa plástica, giró la cabeza hacia Ulquiorra. Estaba sacando una caja dorada. Solo con el color ya podía imaginarse de qué se trataba.

¿Por qué? ¿Por qué hacía todo esto? Siendo francos, su ansiedad alrededor del Arrancar ya no persistía y quizás era por esto. Y pensar que fue por unos bombones... ¿Qué era ahora? ¿Una mujer? Sin ofenderlas. También se aplicaría el dicho de que se puede llegar al corazón a través del estómago. Nunca se lo había dicho, pero Ulquiorra cocinaba muy bien. Casi rivalizaba con la de su hermana.

Pero no importaba cómo lo viera, simplemente no podía con todo.

Miró a la comida con el ceño arrugado, sintiéndose como un niño consentido un poco a la fuerza.

—¿Qué sucede? —preguntó casual—. ¿Tiene algo de malo la comida de hoy?

Ichigo notó, por casualidad o por error, que había cierta decepción en su voz. Ulquiorra mostrando una expresión en su rostro ya era raro, pero una emoción en su voz aún más. Pasar tiempo en el mundo de los vivos lo estaba haciendo más... humano. Al notar los ojos verdes clavados en su persona, regresó su atención al asunto entre manos.