III

2K 118 0
                                    

Al día siguiente, me desperté aún somnolienta por la falta de sueño la noche anterior. Me levanté con todas las fuerzas que me quedaban y me puse una blusa de tirantes que pensaba ocultar todo el día con un sudadero, unos pants de lo más holgados y unas botas Ugg, me amarré el cabello con un moño y bajé a desayunar.

Las primeras horas de curso pasaron de lo más tranquilo. Luego fui a mi clase de literatura, Amy no llegaba a clase y me puse a pensar en ella, otra vez. Escribí en un papel "Anoche soñé contigo, y no estaba durmiendo." Pensé en dárselo sin que se diera cuenta, pero decidí que no, así que lo guardé. Cuando ella llegó saludó, venía como siempre de lo más arreglada y guapa, al ver mi estilo abrió los ojos como platos, y yo con pena bajé la mirada, ella rió con discreción. La clase pasó de lo mejor. Cuando sonó la campana todos los alumnos salieron corriendo menos yo, yo me tomé mi tiempo. Me despedí de ella, me regaló una sonrisa y salí. Era el receso así que quise ir a un lugar tranquilo, fui a la biblioteca me acosté en uno de los sillones y me dormí. Hasta que alguien me movió para despertarme, abrí los ojos, era una de las encargadas de cuidarnos, pero yo no me moví.

-Sabrina.
-¿Qué?
-Te busca la señorita Foster.
-¿Para?
-No me dijo eso, está en su clase.

Me levanté y fui a buscarla. Me gustó aquello de señorita, eso significa que no estaba casada.

Toqué la puerta y después de oír un "pase" la abrí y entré.

-¿Me buscabas?
-¿No dormiste?
-No mucho.- Respondí confundida por su pregunta.-¿Por?
-Bueno es bastante obvio-Dijo riendo señalando mi ropa.-Pero...-Me mostró un pedacito de papel atrapado en sus dedos.-¿Enamorada?

El papel se me había caído y ella lo había leído.

-¿Te quieres sentar?-Tomé una silla y me senté a su lado pero un poco lejos.-Y ¿Quién es el afortunado?
-Afortunada, nadie.
-¿Afortunada? ¿Te atraen las chicas?
-Si, creo. Pero no digas nada, por favor.
-¿No lo saben tus padres aún?
-No lo sé ni yo.
-Sé que eso es difícil.
-¿El qué?
-Estar segura, decírselos, todo.
-¿Te gustan las mujeres?
-Si, me di cuenta a tu edad más o menos, se lo dije a mis padres a los 16.
-¿Y qué te dijeron?
-Me echaron de casa.
-Lo siento mucho.
-Yo no, qué pena que no me acepten pero soy como soy y punto.
-Te admiro.-Me sonrió
-Si quieres ir con tus amigos, te libero.-Tomé su mano y le dije que no, algo se apoderó de mi, no me controlé, la necesito.
-Tu no tienes muchos amigos ¿verdad?
-No.
-¿Por qué?
-Son todos unos tarados.
-¡Oye!
-Es verdad. Me dicen rara por leer, y creen que soy una pesada porque soy cortante, pero no se dan cuenta que así soy.
-Hay algo que no entiendo.
-¿Qué?
-Tienes tanto que decir, pero hablas tan poco.-No supe responder, y ella lo notó. Tomó una gran bocanada de aire y suspiró.- ¿Y entonces quién es la afortunada?
-Prefiero no decirlo.
-¿No confías en mí?-Estaba contra la espada y la pared.
-Claro que confió en ti, pero no puedo admitirlo aún.
-Está bien, pero se nota que sientes algo de verdad por ella.
-Ni te imaginas cuanto.

La campana sonó, me extendió el papel y le dije "No, quiero que lo tengas" y me fui.

El resto del día todo fue de lo más normal. Terminé las clases, llegué a casa, hice tareas, leí y me dormí.

Amy. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora