Ana

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Casi no pegué ojo. Me pongo el dichoso vestido y llevo mis maletas a la puerta. No pienso esperar a Gema y Lolo. Necesito irme ya mismo. 

Tomo un taxi y, en el camino, escribo en un borrador, lo que voy a responderle. 

Llego a la estación y por fin me dan un boleto para irme a Málaga. Una hora después estoy en camino hacia el sur del país. Debo planear todo... no puedo quedarme en un hotel. De hecho si se entera Pablo después, irá por mí y no quiero que corra riesgo de que la prensa lo descubra. De momento hay que ser discretos, hasta que hablemos del asunto. Decido llamar a Casilda. 

Dios... que no me mate. 

—¿Casi? 

¡Ana! Dios mío... Pablo está hecho un idiota. 

—¡Por favor no grites mi nombre! Necesito tu ayuda y Pablo no puede saber nada. Voy de camino a Málaga y quisiera que me vinieras a buscar para llevar mis cosas a vuestra casa. 

¡Qué dices! 

—Todo está bien, un viejo amigo me dijo que ese maldito está muerto. Ya puedo volver sin miedos, puedo vivir en paz. Por favor... ayúdame—la escucho resoplar. 

Está bien. Avísame cuando llegues. 

—Por supuesto... y Casi.. 

¿Sí? 

—Lo amo más que a mi vida. 

—Lo sé... 

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Maratón #Adiós2016

15/30

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