IV - Una Noche Buena

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— Oye, estuve pensando bastante anoche... —me comentó mientras acomodaba las servilletas y las copas y comencé a asustarme, no podía ni quería imaginar qué pasaba por su cabeza—. Deberías venir conmigo a Texas mañana, yo me encargo de todo—agradecí que acomodaba la última copa porque si no se me habría caído.

(...)

— ¿Qué? —fue lo único que salió de mi boca y lo miré incrédula, no estaba preparada para eso, no había pensado en volver durante todos esos años.

— Eso —dijo con naturalidad—. Iríamos los cuatro y le alegraríamos la navidad a mamá y el resto de la familia, sería increíble —comentó con un dejo de entusiasmo.

— No lo sé, Nick —solté un suspiro confundida—. Volver sería algo muy fuerte, no creo estar preparada —apoyé mis manos en la mesa mirándolo.

— Creo que sería una buena forma de que pudieras cerrar el ciclo y comenzar uno mejor —dio unos pasos hacia mí—. No te voy a obligar, pero al menos piénsalo, sería fantástico —pronunció poniendo una mano sobre mi hombro y dándome un poco más de paz con su mirada.

Luego de simplemente haber asentido para pensar acerca de la inesperada idea de Nicholas, que claramente me había tomado muy de sorpresa, seguimos ordenando en silencio hasta que el timbre nos interrumpió. Sentimos a las niñas gritar con alegría y no pudimos evitar reír.

— Amo ese entusiasmo —dijo Nick jovial mientras yo iba a recibir a mis amigos.

— Y yo —respondí llegando al vestíbulo y abrí la puerta—. ¡Nora! —exclamé al verla y la abracé con cuidado, ya que cargaba una fuente en la que probablemente traía el postre, iba a recibirla, pero apareció una personita con muchas ganas de saludarme—. Hola, amor, ¿cómo estás? —me agaché para abrazar a Stella mientras escuchaba cómo Nick se presentaba ante Nora y la ayudaba con la fuente.

— Muy bien —dijo con la dulce voz que la caracterizaba al separarse de mí—. ¿Dónde están Allie y Marie? —me preguntó mirando para hacia la escalera y luego al arco que conectaba el hall con la sala—. ¿Puedo ir a jugar con ellas? —se acomodó sus rizos rubios, iguales a los de mi amiga.

— Claro que sí —asentí sonriendo y besé su frente—. Están arriba, sube con cuidado —ella sonrió haciéndome caso y me quedé observándola un momento mientras subía.

— Beth —escuché que me llamaron desde el antejardín y me asomé para ver al marido de Nora transformado en un verdadero Ekeko.

— James, lo siento —me acerqué riendo y él sacudió la cabeza riendo también—. Veo que mi amiga se trajo lo ligero —hice una mueca y tomé algunas bolsas cargadas de regalos.

— No te preocupes, tú misma lo dijiste, ella sacó lo fácil —volvimos a reír mientras entrábamos a la casa.

— Hola, James —saludó Nick asomándose para ayudar—. Déjame ayudarte —le quitó la fuente más grande que al parecer traía el pavo.

— Gracias —sonrió mientras se acomodaba las bolsas y yo cerraba la puerta—. Un gusto, Nick.

— Igualmente, te tendería la mano, pero no queremos quedarnos sin cena —dijo señalando la fuente y todos reímos—. Permiso, voy a dejarla a la cocina —anunció y seguido salió del vestíbulo.

— Ven, dejemos los regalos en el escondite secreto —señalé bajo la escalera y ambos sonreímos.

Luego de acomodar todo adentro, reafirmamos lo acordado, si las niñas soportaban despiertas hasta las doce, unos minutos antes iríamos a caminar por el barrio buscando a Santa mientras él y Nick ordenaban los regalos. Abrir regalos en Nochebuena era una tradición poco común en Estados Unidos y Reino Unido, aunque yo me defendía diciendo que la Familia Real sí la seguía, pero la razón de peso era que cuando pequeña, por mi ascendencia latina, abría los regalos a medianoche, me parecía divertido mantener la tradición de vez en cuando, sobre todo porque con Joe dijimos que cuando nuestras hijas estuvieran fueran más conscientes intentaríamos llevarla a cabo. Entonces aquel año hablando de nuestra infancia, James y Nora se interesaron en hacer algo más novedoso para Navidad y decidimos seguirla, así podíamos compartir más momentos juntos. Además, aprovecharíamos que había nieve anunciada y, según mi conocimiento del tiempo londinense durante esos años, se iba a cumplir porque hacía mucho frío, las calles se verían maravillosas en nuestra búsqueda de Santa.

White Christmas ➵ Nick Jonas/Joe JonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora