XI - Paso a Paso

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— Todo se va a solucionar, te lo prometo —musitó sobre mi cabello para luego besarme la coronilla mientras yo dejaba que las lágrimas salieran de mis ojos. Veinticuatro horas había sido mi récord sin echarme a llorar, pero ahí estaba nuevamente en los brazos de Nicholas desarmándome, aunque esa vez era completamente diferente.

(...)

***

— ¿Estás mejor? —preguntó Nicholas sentándose a mi lado, después del ataque de angustia me había hecho una taza café y había salido a la terraza envuelta en una manta.

— Sí, eso creo —suspiré soplando el líquido caliente mientras miraba la ciudad iluminada.

— ¿Qué sientes? —indagó y lo miré de reojo, también estaba atento a las luces de los edificios.

— No lo sé —tomé un sorbo de café y el silencio se hizo presente—. Estoy abrumada por distintos sentimientos... —dije luego de un rato y tomé aire—. Quiero ser feliz —me encogí de hombros con una sonrisa casi histérica—. Quiero encontrar esa felicidad contigo —me sorprendí al escuchar las palabras que salieron de mi boca y tomé café, pude sentir la mirada de Nick—. Me gustaría que todo fuera más simple... —me volteé para mirarlo y dejé la taza sobre la pequeña mesita de vidrio—. Nick, cuando digo que no sé lo que siento, es porque de verdad no lo sé —tomé aire mientras él me miraba con atención—. Desde que empecé a soltar a Joe —sí, al fin lo reconocía, tanto a mí misma como a un tercero— mi mente se volvió mucho más confusa, sobre todo respecto a ti. Es como que liberé muchas emociones reprimidas que chocaron con no querer decepcionar a tu familia, nuestra familia —corregí con una sonrisa apenada y me acomodé para que quedáramos frente a frente—. Yo quiero estar contigo, que vayamos lento, que descubramos juntos lo que está pasando, —le dije con toda la honestidad posible en mis palabras, mi tono y mi mirada, porque se lo merecía— pero no sé si eso es lo que tú quieres, o más bien, te mereces —alcé mi mano con delicadeza y acaricié su mejilla, su mirada era tan pura e intensa que cortaba mi respiración, sólo nos iluminaban las luces del interior del apartamento.

— Liz, quiero ser y hacer todo lo que necesites, si al final del camino voy a estar contigo, las condiciones son las que menos me importan —pronunció con calma y besó la palma de mi mano, yo sonreí.

— ¿Y si no funciona? —pregunté insegura y tragué saliva, no quería que nadie se lastimara.

— Va a funcionar —sonrió dándome ánimo y tomó mi mano para entrelazarla con la suya.

— No sé qué estoy haciendo —solté una leve carcajada mirando nuestras manos y luego mirándolo a él.

— ¿Ir paso a paso? —alzó una ceja sin dejar de sonreír—. Voy a estar ahí siempre, en tus dudas y seguridades, en tu angustia y tu felicidad...

— No nos vamos a casar —fruncí el ceño interrumpiéndolo y él rio acariciando el dorso de mi mano.

— Elizabeth... —dijo luego de aclarar su garganta y negué con la cabeza poniéndome de pie.

— Cállate —reí con histeria y me acerqué a la baranda de la terraza.

— Estoy bromeando —soltó otra carcajada y me abrazó por detrás—. ¿Te acuerdas de hace como diez años, quizás más, cuando salíamos de clases temprano y veníamos a Downtown? —preguntó apoyándose en mi hombro.

— Claro que sí —sonreí recordando cada momento—. Nos bajábamos en Uptown para tomar el tranvía hasta el parque Reverchon y de ahí caminábamos por estas calles hasta Downtown, ahí escuché muchas veces tu obsesión por tener un apartamento así —reí apoyando mis manos sobre las suyas.

White Christmas ➵ Nick Jonas/Joe JonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora