Capítulo 10

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Camila se encontraba en su habitación. Estaba dibujando.

Tenía unos 5 años.

Terminó su dibujo y salió de su habitación con su dibujo en la mano.

Su madre estaba en el jardín plantando unas hermosas flores que había comprado.

Camila iba bajando las escaleras con cuidado. Llegó al piso de abajo y se dirigió al jardín.

Camila: ¡mami! - exclamó la niña con alegría.

Su madre volteo y sonrió.

Sinu: hola pequeña.

Camila llegó al lugar donde se encontraba su madre y le enseño el dibujo.

Camila: mira mi dibujo mami!

Sinu: es muy bonito hija.

Camila: es un enorme y fuerte dragón.

Sinu: ¿y el otro dibujo que es? - le pregunto a su hija.

Camila: es un unicornio.

Sinu: ven, vamos a pegarlo en el refrigerador - dijo levantándose y dirigiéndose a la cocina.

Las dos se dirigieron a la cocina. Llegaron y Sinu pegó el dibujo de su hija.

Sinu: aquí se ve perfecto - dijo cargando en brazos a su pequeña hija.

Camila: ¿te puedo ayudar a plantar las flores, mami?

Sinu: claro que si hija.

Salieron al jardín y se pusieron a plantar las flores faltantes.

Al terminar, Sinu y Camila hicieron limonada ya que hacia un calor horrible.

La madre de Camila y ella, vieron una película. Se pasaron toda la tarde jugando, riendo, dibujando.

Todo lo tenía Camila, pero sólo había un defecto en su vida perfecta. Su padre.

Su padre era un hombre alcohólico. Siempre llegaba a su casa borracho, a veces ni siquiera llegaba. Camila escuchaba a sus padres discutir todas las noches, eso le hacía llorar todas las noches en silencio, para que nadie la escuchara. Algunas noches su padre subía a su habitación y le pegaba por ninguna razón en especifico. Sinu defendía a su hija, pero ella sale más lastimada.

Después de su hermosa tarde, madre e hija, fueron a una pequeña reunión que tenía la pequeña con sus amigos.

Llegaron a la casa. Camila fue directamente a jugar con sus amigos, mientras que Sinu hablaba con las mamás de ellos.

La reunión terminó a las 8:00 de la noche.

Se dirigieron a su casa. Al llegar, todo estaba oscuro, excepto por una luz que provenía de la cocina.

Sinu sabia que su esposo había llegado.

Sinu: hija, ve a tu habitación.

La pequeña no protestó. Subió las escaleras y cerró la puerta de su habitación con delicadeza.

Se acostó en su cama y se ocultó debajo de las sabanas.

Se empezaron a escuchar los gritos de su padre hacia su madre.

Camila empezó a llorar. Ella creía que todo esto era su culpa, pero no lo era, nunca lo fue.

Enamorada de una suicida (CAMREN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora