Enamorada de una suicida (CAMREN)

Capítulo 24

Hoy Camila se despertó un poco tarde de lo normal. Se vistió y se fue a la cafetería con Dinah y Lauren.

Desafortunadamente Camila no logró dormir muy bien, ya que sus pesadillas incrementaban cada vez más, cada día se hacían más difíciles de aguantar.

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Camila llego a la cafetería y vio a su amiga y a su novia riendo.

Camila: hola Lolo - la besó - hola Dinah.

Lauren: hola Camz.

Dinah: ¿por qué llegas tarde Mila?

Camila: no pude dormir muy bien. Pero cambiando de tema ¿de qué estaban hablando ustedes dos?

Lauren: estábamos planeando hacer una pijamada.

Camila: ¿en serio?

Dinah: si.

Camila: eso seria genial.

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Las tres chicas se encontraban en la habitación de Dinah. Su día había acabado y ahora estaban disfrutando de lo que restaba.

Dinah: ¿qué les parece ver Un camino para recordar?

Camila: me parece bien, pero necesitaré un rollo de papel.

Lauren: creo que serían dos.

Dinah: serían tres, bueno, otra opción es El Conjuro.

Lauren: me parece bien.

Camila: no, dijimos que nada de terror.

Dinah: entonces será la primera opción.

Lauren: voy a traer los rollos de papel.

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Dinah: ¿qué tal si contamos historias de terror?

Camila: ¿por qué todo siempre es terror?

Dinah: porque todo lo que tenga que ver con el terror es genial.

Camila: pues ya qué - hizo un puchero.

Lauren: no te preocupes Camz, si quieres te puedes dormir conmigo si no logras dormir.

Camila: está bien.

Dinah: yo empiezo. La familia Gómez tomaba un fin de semana cada quince días para reunirse con sus parientes, pasaban buenos momentos compartiendo sus anécdotas y sentándose a la mesa para disfrutar los famosos guisos de la abuela, mientras ellos estaban sentados saboreando, la puerta principal se abrió de par en par dejando entrar un viento frio, que solo se fue de pasó hasta que se perdió dentro de la casa.

Nadie tomó importancia al hecho, pero desde ese día, la familia Gómez no salió de desgracias, los parientes caían como moscas, muertos en circunstancias sospechosas, los más pequeños vivían perdidos en llanto por ver cosas que los demás no veían. Muchos de ellos fueron velados con ataúd cerrado porque la expresión de horror no pudo quitarse de sus caras.

La abuela los reunió entonces, para decirles que eran presas del "Mal de ojo", qué alguien los envidiaba tanto que les deseaba el mal a toda costa, y si no lo detenían acabaría con toda la familia. Cuando consultaron a alguien más sabio, le dijo que debían protegerse con "El ojo en la mano", que esto los protegería de cualquier mal además les traería riqueza, felicidad y salud. De distintas formas cada uno interpretó a su manera, hubo quienes compraron un amuleto, otros usaron un guante, con el ojo pintado en el, a los extremos, alguien se lo dibujaba directamente en la mano o se lo tatuaba.