Capitulo 69

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Salgo molesta del cafetín y renuncio a la ultima hora de clases con tal de no ver más a Alex con su novia que al parecer tiene complejo de chicle, no se separa de él ni un solo instante, yo creo que pertenece a algún tipo de novias patéticas, ella seria la que no deja al novio ni a sol ni a sombra con tal de cuidarlo día y noche. Enciendo el auto y voy a mi tienda favorita Star Burks estoy segura que un café con leche de vainilla francesa, canela y chips de chocolate me haría muy feliz en este momento, paro en el kiosko de revista para comprar la cosmo del mes, entro a la cafetería y me preparo para tomar mi delicioso café y leer "10 señales que te harán saber si estas dejando ir al hombre indicado" –Si cosmopolita tu si que sabes sorprenderme- rió a mis adentros y doy un largo suspiro.

Lo que debía terminar en una alegre bebida de café termino en una patética tarde depresiva, el estúpido articulo me ha restregado en la cama, que he dejado ir al hombre indicado para mi, si al parecer todos sabían que Alex me convenía menos yo, aunque la señal numero 8 dice que si aun se mantiene la comunicación entre ambos puede volver a surgir los efectos de la atracción, si es así yo estoy perdida, pues Alex y yo ya no hablamos como antes solíamos hacerlo, peor aun ya no hablamos más, esa es la verdad.

Decido irme a mi departamento todo esto me agobia, respiro y me tranquilizo, después de lo del accidente aprendí a no manejar con la mente en otro lado, enciendo el stereo para cantar mientras manejo a casa, una llamada me sorprende al aparcar pero es un numero desconocido, a lo que decido ignorar la llamada y subir arriba, un segundo intento al teléfono despierta mi curiosidad ¿Quién sera?

—Alo

—¿Megan? ¿Megan Jones?

—¿Quien desea hablarle?

La noviecita de Josh me acosa por teléfono, me habla en un tono como que si fuese muy lista cuando al final solo dice estupideces, me pide explicaciones de la amistad que llevo con él y me rio por lo bajo de ella, me dice que él la ve desde lejos mientras sabe que ella está hablando conmigo, ósea que ni siquiera él se molesta en prestarle atención ¿Por qué debería de hacerlo yo?

Le cuelgo sin decir nada más, vuelvo a reírme esta vez de mi misma recordando lo patética fui, así como yo me he reído de ella se abran reído de mí todas las chicas que estuvieron con él antes que yo. Esto solo ha terminado de arruinar mi día, me siento en la ventana y miro a lo lejos dejando ir mi mente hasta quedarme en blanco, cuando al fin he logrado tener un poco de tranquilidad otra llamada me interrumpe.

— Por Dios que no sea otra vez la misma patética.

Esta vez veo el numero y lo conozco, así que sin darme cuenta una sonrisa se dibuja en mi cara descuelgo y enseguida me saluda.

—Signorina

—Piero

—¿Cómo está la mujer más bella de Manhattan?

Me sonrojo ante su coqueteo —bien eso creo.

—Eso suena a que no estás tan bien que digamos.

—¿Y qué piensas hacer para solucionarlo?

—Pues si usted me deja quiero invitarla a cenar.

—Uhm déjame pensar...

—No por favor preciosa no lo pienses, mejor escoge el vestido más hermoso que tengas y ven conmigo ¿sí?

—¡El vestido más hermoso! ¿Qué estas tramando?

—Es una sorpresa, se que te gustara ¿a qué hora paso por ti?

—¿A las siete estará bien?

—Perfecto solo faltan dos horas para verte, no sabes lo feliz que me has hecho.

—Adiós nos vemos a las siete.

—Meg... gracias

—Nos vemos luego.

Cuelgo y no lo pienso mucho, la verdad Piero siempre me ha hecho sentir bien, reviso el closet y después de ese delicioso baño de espumas, este delicado vestido de tul color perla me queda súper bien para la ocasión, dejo mi cabellos de lado para que deje a la vista mi hombro derecho. La limousine este abajo y me apresuro a salir, Piero esta hermoso así vestido de traje, en lugar del chófer es él quien me espere y abra la puerta, me da un largo abrazo y su perfume me embriaga, me trae recuerdos con él en la cama y me suelto enseguida.

—Estas hermosa como siempre.

—Y tú te ves bien, conozco esta ruta ¿A dónde vamos?

—Mi padre me pidió que te invitara a la inauguración de un platillo nuevo en su restaurante, abra quesos y mucho vino, se que lo vas a disfrutar

—Entonces estoy aquí es porque tu padre lo ha pedido, aunque es muy lindo de su parte, no eres tu el que me invita.

—Megan por favor, sabes que me moría por verte, siempre te llamo para hablar y verte pero tú no quieres, pienso también que has aceptado por mi padre y no por mí.

Lo miro a los ojos y logro atrapar su mirada —he venido por ambos, por ser cordial con tu padre y porque también quería verte ¿Contento?

El solo asiente en respuesta y continua mirándome a los ojos hasta hacerme sentir inquieta. Al entrar al restaurante me encuentro con la agradable sorpresa de que esta todo organizado con hermosas mesillas que parecen de cristal y en ellas platillos de conservas, aceites, vinos y sobre todo, 'mozzarella di búfala' pasta fresca en directo, cerveza y una cesta con distintos tipos de pan.

Escuchamos del chef Bianchi el padre de Piero que hoy tendremos el placer de probar "tortellini" es una pasta en forma de anillo, esta rellena de carne, queso y de preferencia salsa, además de las deliciosas "Gnocchi, ravioli y fagottini. Hoy se inauguran porque los platos solo estarán disponibles al comensal solamente por encargo, a un precio escandaloso pero en realidad es una delicia gastarlos. le observo mientras les habla a sus invitados y esta tan alegre, al percatarse que estamos entre la gente nos regala una gran sonrisa haciendo que sus bigotes italianos se levanten de forma carismática y graciosa, ha terminado su discurso y viene hacia nosotros.

—Querida Meg ¿como estas mia bambina?

—Señor Bianchi—le doy un gran abrazo.

—Que alegría verte aquí, gracias por celebrar conmigo esta nueva iniciativa.

—El placer es mío, me encanta su comida.

—Pasen a la mesa de invitados V.I.P en un momento estaré con ustedes.

En la zona V.I.P están los invitados más emperifollados de la noche, suerte que para nosotros hay una mesa cerca de la ventana con el cartel Megan y Piero, veo la cartulina corrugada con nuestros nombres en negro y él me sonríe.

—¿Ves? Solo para nosotros— dice mientras me da una amplia sonrisa— es el destino Meg.

—¡El destino! —sonrió con desconfianza.

—Ven siéntate.

Lo veo abrir la botella de vino y como este se cierne en la copa, se sienta muy cerca de mí y pone una de sus grandes manos sobre mi Pierna, trato de no ceder a su provocación y me concentro en mi copa de vino, muevo en forma circular el liquido rojo en mi copa, lo huelo y lo pruebo para que llene por completo mis sentidos. Él está muy cerca de mí viendo lo que hago, lo miro por que se que lo he provocado pero él lo ha utilizado en mi contra, sin avisar me besa mordiendo mis labios, probando mi boca, lo siento hacer ese movimiento con los labios como saboreando mis besos.

—En definitiva el vino saber mejor en tu boca ¿me dejas beberlo de allí toda la noche?

—Aléjate de mi Piero Bianchi.

— Sabes lo que sucede cuando pides que me aleje ¿Verdad?

—No ¿te gustaría recordármelo? — susurro en sus labios.

Fria y Oscura Dulce Desastre IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora