Capítulo 1

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Ya solo faltaba un día para el festival de primavera, pero aún así, estaba nublado. A Garu nunca le gustaron los días así, parecía que el cielo se entristecía cuando algo malo iba a suceder. La vida de un ninja involucraba disciplina, Garu repetía su rutina al pie de la letra. Cada día, se duchaba, se sujetaba el cabello y desayunaba. Si bien podía entrenar solo y seguro que sería más provechoso que practicar con Abyo, con todas sus excentricidades, pero... Garu estaba seguro que no sería igual de divertido sin su amigo. Abyo generalmente estaba en la plaza de la aldea, esperándolo o hablando con Ching. Garu prefería la primera posibilidad, ya que donde estaba Ching, siempre estaba...
Pucca, con una risa que no daba cabida a confusiones, sorpresivamente se abalanzó al ninja privándolo de su libertad pero supliéndolo de besos.
Garu naturalmente se molestó, incluso si la amase, a Garu no le hacia gracia la idea de tener a alguien siguiéndolo a donde fuese. A Garu le habían enseñado que debía pasar desapercibido entre las multitudes, y entrenaba arduamente cada día para lograrlo, no lo ayudaba la actitud de Pucca. Ciertamente no la odiaba, era imposible odiar a alguien que le demostrara tanto afecto, pero no podía dejarle en claro que no correspondía su amor.
Ese día fue diferente. Garu no supo si fue la forma en la que Pucca se abalanzó, si fue la piedra en la que aterrizó, o su fueron sus reflexiones sobre Pucca, pero no alcanzó su paciencia usual.
Apartó a Pucca de una forma si bien no violenta, brusca...
Pucca recuperó el equilibrio y vio como Garu seguía caminando en dirección a Abyo, quien tenía una mirada perpleja, pero intentaba disimularla, mientras que Ching era más expresiva en lo que pensaba. Garu con un gesto le pidió a Abyo que lo sugiera y ambos se fueron como si nada hubiese sucedido. Pucca, los miro irse por un tiempo prudencial, hasta que finalmente sonrió y decidió que no era nada de importancia. La que no estaba dispuesta a pretender era Ching, quien preocupada, se dirigió a Pucca.
-Pucca -dijo la joven- Creo qué debemos hablar.
Pucca inclinó la cabeza sin comprender.
-No puedes seguir con esto, Garu te trata mal, y tu sólo continuas enamorada, ¿Por qué sigues persiguiendolo si nunca has logrado nada?
Ching no solía hablar así con Pucca, quien la miró por unos segundos antes de mirar en ambos país en busca de algo con lo qué escribir, lo que hacía cuando ser le hecha una pregunta que no pudiera contestar con un "Sí" o un "No".
-Oh... -dijo Ching quien le pasó un pequeño recibo que casualmente tenía en si bolsillo, y arrancó una pluma de la cola de Won, tras un enojado cacareo de este, le pasó los objetos a Pucca, quien con rápidos movimientos, gravó en el papel una serie de caracteres en los que Ching leyó unas sencillas palabras:
-Querida amiga, muchas gracias por tu preocupación, pero... siento que si Garu, muy en el fondo, no sintiera nada por mí, hace años me habría repudiado hace años. Pero aun así, si tan solo algún día pudiera sacarle una sonrisa, entonces habría valido la pena no rendirme.
Ching terminó de leer el papel y aunque triste por la decisión de su amiga de ignorar su consejo, sonrió al comprobar la pureza de su amor.
-Oh Pucca... -suspiró- ¿Qué vamos a hacer contigo?
Pucca y Ching caminaron por un rato, conversando sobre el ya mencionado festival, hasta que Pucca decidió que era hora de ponerse a trabajar, como repartidora del Restaurante.
De camino, estuvo muy tranquilo. Todos estaban en lo suyo relativamente silenciosos para un día cualquiera. Finalmente, las enormes puertas rojas d restaurante se abrieron para recibir a Pucca. Algunos clientes la saludaron y ella correspondió sus saludos amablemente.
Entró a la cocina, para recibir las entregas. Dentro, sus tíos Dumpling y Linguini cocinaban llenado de un lado a otro sin detenerse.
-¿Donde se habrá metido Ho?-preguntó Dumpling a Linguini- El no suele ausentarse por tanto tiempo.
-Debe de estar trabajando en algo, no sería la primera vez... Oh, eres tú Pucca.-Dijo a la sonriente joven.- Las entregas están por allá, son pocas, es un poco difícil mantener la marcha sin Ho.
Pucca iba a seguir con las instrucciones de Linguini, cuando de repente, el tío No apareció por la puerta de la bodega, luciendo muy cansado, pero sosteniendo un caldero de fideos con una gran sonrisa.
-¡Ya está listo!-dijo.
-¿Y ahora qué novedad nos traes Ho?
-¡Es mi nuevo y revolucionaria, sopa de fideos de hierbas Ming!
Linguini y Dumpling acercaron sus cabezas a la sopa y sonrieron al captar su delicioso aroma.
-Parece estupendo -dijo Linguini- Espera, quiero probarlo...
-¡Ni hablar! Pucca es mi catadora experta. -Dijo Ho, quien le sirvió un plato a la joven quien lo tomó alegremente. Pucca dio un sopló la sopa para enfirarla y confiada, dio un sorbo.
-¿Y bien Pucca, qué tal?-Preguntó Dumpling.
Pucca alejó sus labios del plato, y señaló la sal.
-Oh, ¿le falta sal? ¿Qué pasa Ho?-rió Linguini- Tú nunca olvidas la...
Pucca cayó al piso, y el plato se rompió al chocar contra el suelo.
-¡Pucca! -gritó Linguini, quién se levantó a ver si su sobrina estaba bien.
-¡Ho!¡¿Que hiciste?! Espera... -Dumpling miró que en el cuello del tío Ho, algo metálico brillaba. Dumpling agarró a Ho por el cuello, y retiró lo que parecía una máscara muy elaborada, revelando que en realidad, el tío Ho era uno de los Robots de RinRin.-¡¿Quién eres, qué hiciste con Ho?!-Las manos y los ojos de Dumpling se encendieron como antorchas al agarrar al robot por su cuello.
-Ja, ja, ja. -Dijo el robot con su mecánica e uniforme voz- Este es un mensaje de la gran RinRin, si quieren volver a ver a su tío deben venir a verme a los campos de arroz del occidente. Envíen a su mejor guerrero, este será el inicio del gran reinado de RinRin, Ja, ja, ja...
Dumpling aplastó la cabeza del robot, y corrió junto a Linguini para ver si Pucca estaba bien. Pucca estaba visiblemente mal, Linguini había comenzado a darle agua y aire. Con todo el escándalo, por la puerta entraron Abyo y Ching.
-¡Pucca!-gritó Ching, Abyo por otro lado, miró al robot destrozado en el suelo.-¿Qué le sucedió?
-Un robot de RinRin la envenenó. -Dijo Linguini- Está muy débil.
-¡También raptó a Ho! -gritó Dumpling- ¡Dice que si queremos verlo de nuevo debemos ir al campo de arroz del oeste!
-¡Yo iré! -gritó Abyo- Venceré a RinRin y traeré de vuelta a Ho. ¡Hyaaa! -gritó y rasgó su camiseta.
-No -dijo Linguini- Eres valiente Abyo, pero solo hay alguien que puede hacerlo...
-Hay que llamar a Garu -dijo Dumpling.
-¿Qué y por qué no yo? -replicó Abyo.
-Abyo por favor- la joven Ching tomó sus manos- No quiero que vayas, es muy peligroso...
Ching con algunas palabras más logró persuadir al joven Abyo. Justo entonces, entró por la puerta Garu, quién vio la escena con asombro, al igual que sus amigos.
-Garu... -Linguini y Dumpling se acercaron al ninja.- Debemos pedirte un favor. RinRin ha envenenado a Pucca y ha raptado a Ho. Por favor... eres el único que puede detenerla...
Garu miró a Pucca en el suelo, a sus amigos preocupados. Lo que los Chefs le pedían era algo justo y no podía (Ni quería) negarse...
El joven silenciosamente asintió, y dio media vuelta por la puerta de la cocina del Goh Ryon...
Abyo y Ching, llevaron a Pucca a su habitación, en su cama para que pudiese descansar.
Garu corría en dirección al oeste, con el sol decreciente en su cara... Llegó finalmente al lugar indicado, el último viento de invierno soplaba en su contra, mientras una silueta en el aire con dos largos mechones yacía frente a él. Ambas figuras se contemplaron, hasta que el último rayo de sol hubiera pasado, dando paso a la noche, y revelando a la luz del crepúsculo, la cara de RinRin...
Los jóvenes discutieron el grave peligro que suponía enfrentar a RinRin, y cuestionaban la sensatez de enviar a Garu... finalmente, decidieron preguntarle a Pucca si se encontraba suficientemente bien como para comer algo, pero la pregunta se quedaría sin responder, ya que el cuarto estaba vacío y el único movimiento que se veía era el de la cortina que sombreaba la luna, y el único sonido, el de su ocupante, corriendo en busca de su amado...
Pucca estaba débil, y notaba como con cada paso se cansaba más y más. Pero aún así era rápida, y seguro que no le tomaría mucho pasar por la arboleda que conducía al campo de arroz, ese era el camino más rápido... Los árboles eran como sombras que pasaban junto a ella, adoptando abstractas formas... Pucca esquivaba las raíces como podía, con su mirada fija en el claro del campo de arroz, en el que ya se escuchaban los gritos de la pelea.
Pucca llegó casi al final de la arboleda, y lo que vio la paralizó. RinRin golpeaba a Garu con sus mechones y Garu a duras costas se defendía. Cuando RinRin se detuvo, Garu no pudo más que resistir en el suelo, de pie a duras penas. Entonces RinRin rió y de sus manos y sus ojos, un hechizo semejante a un fuego azul apareció, y descendió como un relámpago sobre Garu, quién gritó fuertemente, pero después de un segundo, no quedó nada del grito.
Pucca gritó con todas sus fuerzas y quiso correr en su dirección, pero sus fuerzas la abandonaron, mientras que lo último que vio del campo, fue el arroz carbonizado, sin señal de Garu.
RinRin rió, rió como loca, mientras usaba sus largos mechones para dirigirse aún más al oeste, mucho más lejos que a donde llegaba la mirada, a las tierras de nadie.
Abyo y Ching encontraron a Pucca, tirada en la arboleda, casi muerta. Pero gracias a los cuidados de los Chefs y de la aldea en general, Pucca logró salvarse, para vivir otro día y lidiar con la muerte de su amado...
Mientras tanto, RinRin había dejado de reír, y había llegado, lejos de la aldea de Sooga, a su fortaleza más lejos de lo que nadie nunca se hubiera aventurado a ir. Ahí, cientos de sus sirvientes robot suplían sus necesidades. Pero ahora mismo, su atención estaba única y exclusivamente en un cuarto amplio en la planta más alta. En él estaba Garu, el amado de su eterna enemiga, lo que más quería, lo que más deseaba. Estaba encadenado de su pie al pie de la cama, lo que contrastaba con una cara, carísima manta que lo cubría, mientras un robot doctor trataba sus heridas. RinRin quería dejarlo descansar, al menos por ahora... Cerró la puerta, mirando mientras se cerraba a lo que Pucca más deseaba, y ahora era de su propiedad...

"Forever and Beyond" Tobecca Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora