Capítulo 9

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Esa noche, Pucca no durmió, su corazón no daba cabida a dormir. Solo lloró, y nadie estaba ahí para consolarla. Los chefs estaban abajo, discutiendo si sería ético seguir alimentando a los ninjas de Tobe, estando Garu vivo. Ching y Abyo, discutían de forma similar a quién debían de apoyar, después de todo, Garu había confesado su crimen, pero dijo haberlo hecho por honor. Ellos habían vivido años con él y sabían que por honor Garu sería capaz de hacer lo que fuese, desde matar al padre de su enemigo, hasta salvar al tío Ho cuando lo necesitó.
Pucca también había escuchado las palabras de Garu, desde sus labios había salido la confesión, que… tal vez no fuese lo que más le importase a Pucca. Si Garu hubiese acabado con un monstruo o un villano, Pucca habría hecho ojos ciegos a cualquier razón moral por la grandeza de su amor, pero… esta vez su amor estaba dividido.
“¿Qué haces?”-preguntaba una parte de sí- “¡Es Garu de quien hablamos! el hombre del cual has estado enamorada desde siempre ahora te corresponde, ¿Cómo puedes negarte?”
Este pensamiento daba vueltas y vueltas por su cabeza, cada argumento que su razón daba estaba a favor, pero sin embargo, había algo mal…
“¿Pero acaso no amas también a Tobe?”- Decía una pequeña, pero muy fuerte parte de su corazón- “Tobe te amó de verdad, te amó porque quiso, y no estuvo en la necesidad de corresponderte, ya que él quiso dar el primer paso”.
“El primer paso”-las palabras resonaban en la mente de Pucca. Tal vez para Ching o Abyo, o cualquier otra persona en la aldea, el concepto de dar el primer paso no parecía de mucha importancia. Ya le daría igual a Ching si Abyo le hubiese dicho que la amaba o ella hubiese tenido que decírselo, después de todo lo que importaba era que ambos estuvieran juntos. Pero para Pucca esto era algo muy profundo. Toda su vida, cada día, había reunido valor para decirle a Garu que lo amaba. Tal vez Garu pensaría que después de tanto tiempo ya se le había hecho costumbre, pero la verdad, es que cada día, Pucca reunía el valor para mostrarle su afecto, con el mismo miedo a ser rechazada que la primera vez.
Tobe había sido distinto, desde el día del funeral de Garu, Pucca había visto algo en su mirada que la atrajo poderosamente, pero tal vez entre el caos sentimental que vivía en ese momento, no se dio cuenta. Fue hasta la noche después de contemplar los peces en el lago que Pucca, finalmente se dio cuenta de que lo que sentía era amor, tan genuino como el que había sentido durante años por Garu, pero también sabía que pasarían años hasta que pudiese reunir el valor suficiente para decírselo después de lo que había pasado. Quizás fue por eso, que Pucca no dudó ni un instante en aceptar, cuando al día siguiente, por primera vez en su vida, alguien valiente se echó encima el miedo y la angustia que Pucca había sentido toda su vida, solo por la magnitud de su amor.
Pero todo eso estaba ahora arruinado, Garu había vuelto de entre los muertos como un fantasma de un amor pasado que venía para llevarse el sueño de primavera que le habían traído los árboles de cerezo, y Pucca no sabía qué hacer.
Sola, de nuevo ahora en su cuarto, en donde cientos de fotografías de el ninja Garu la observaban reclamando una respuesta, Pucca no se atrevía siquiera a levantar la mirada.
En un arrebato de desesperación, Pucca casi arrancó los lazos de sus coletas como para que su cabello fuese el velo que la ocultaba de las miradas, cuando de repente, descubrió en sus manos algo que había visto cientos, sino miles de veces, pero esta vez venía a decirle algo diferente. En su mano tenía el lazo con el cual ataba una de sus coletas, el mismo lazo el cual Tobe había recuperado para ella en el Lago, y he aquí que en el charco formado por sus lágrimas iluminado por la suave luz de los faroles de papel, Pucca pudo ver su reflejo. Con el cabello suelto, y con el lazo en la mano, Pucca se miró por un segundo, o dos, o los que hicieran falta. se veía diferente, pero no solo en el exterior, sino también en su mirada. Aunque con lágrimas en sus ojos, Pucca notó que algo en ellos estaba diferente. Se miró por mucho tiempo, hasta que súbitamente se levantó y corrió en dirección al este, a la guarida de Tobe. Pucca se dio cuenta de que en su mirada, estaba la mirada de alguien que había sido amada por primera vez, y esa joven ya no quería seguir rogando por amor, nunca más…

Pucca corrió como el viento por los bosques de bambú, cuyos irregulares patrones, solo dejaban ver la luz del cielo nocturno con la luna ausente cada cierta distancia. Pero a Pucca no le importaba, había recorrido esa ruta centenares de veces y la conocía a la perfección. El aire de la noche ya había secado sus lágrimas, y sus ojos brillaban con la alegría de haber tomado una decisión. Le diría a Tobe que ella lo elegía a él, e intentaría explicárselo a Garu lo mejor posible. El futuro se veía brillante para Pucca y Tobe, mientras ella corría por el sendero en el bosque que llevaba a la fortaleza de Tobe.
Finalmente, Pucca llegó a la fortaleza, era de noche, y la fortaleza resplandecía por el brillo de las antorchas que los ninjas habían encendido a ambos lados del puente que conducía a la recién remodelada fortaleza de Tobe, pero ahora había algo inusual, no habían ninjas custodiando la entrada…
Pucca se acercó entonces, más lentamente, con precaución a la fortaleza. Se paró frente a la puerta, dispuesta a llamar, pero al golpear la puerta, esta se abrió, revelando el interior de esta, completamente vacía, desordenada, y estropeada. Pucca entonces entró con más precaución todavía, insegura de lo que había ocurrido ahí.
La casa estaba hecha un desastre, las lanzas y espadas estaban por todo el suelo, los muebles estaban en posiciones en las que no correspondían. Pucca caminó por las escaleras hasta la habitación de Tobe, para encontrarla en un estado similar. Tras no encontrar a Tobe, Pucca decidió bajar de nuevo, y al no encontrar nada más, decidió que iba a salir. Pero justo cuando Pucca cerraba la puerta, escuchó el sonido de una hoja de papel que se movía con el aire. Pucca entonces, se dio cuenta de que pegada a la puerta por adentro, se encontraba una hoja de papel con un mensaje, que seguramente entre la confusión no se percataron sería más lógico colocar afuera. La nota decía:
“El gran amo Tobe estará ausente de sus gran y majestuosa fortaleza por esta noche, por concepto de una misión de venganza, en contra del malvado ninja Garu...”
Con lágrimas nuevamente en los ojos Pucca, tiró la nota.
-No… -dijo en voz alta. “Esto no es lo que quería”-pensó.
de ninguna manera, Pucca quería que le ocurriese nada malo a Garu, incluso si ella no lo había escogido de ninguna forma quería que se derramara más sangre.
Pucca corrió de nuevo por los bosques de bambú ahora hacia el este, a donde Garu había huido, con miedo de llegar demasiado tarde para impedir que el hombre a quien amaba hiciese algo terrible…

Mientras tanto en las colinas del este…

Garu había huido del montón de traidores que habían intentado atraparlo. La ira lo había abandonado, pero en su lugar, como las llamas al pasar dan lugar a las cenizas, ahora la ira daba lugar al odio…
Garu ya había comido de lo que le proveyó el bosque y bebido del agua del río, y había hallado descanso de su largo viaje. Sentí cómo su antigua fuerza regresaba al estar sentado en la cima de una colina.
Estaba sentado, escuchando el viento de primavera que pasaba sobre las copas de los árboles, con los ojos cerrados. De pronto un ruido imperceptible para la mayoría lo hizo abrir los ojos, y se encontró en el centro de un círculo formado por los ninjas de Tobe, todos inmóviles observándolo.
De repente, no un ruido sino un presentimiento lo alcanzó y en el tiempo de un parpadeo de Garu, su antiguo enemigo apareció frente a él, enmascarado como lo había visto siempre desde que se separaron hace años hasta ese mismo día en la plaza.
Garu se levantó y miró a Tobe a los ojos, cargados igualmente de odio hacia él.
-Esto debe terminar…
El viento resoplaba las copas de los árboles, como presagio de la batalla que se avecinaba. Garu guardó silencio como había hecho por tantos años a causa de la muerte de su padre
Finalmente, Garu asintió...
Tobe desenvainó su espada.
-Por mi padre...
Garu desenvainó la suya.
-Por Pucca...

"Forever and Beyond" Tobecca Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora