Capítulo 3

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Tobe y sus ninjas marcharon de su fortaleza, bajo un leve rocío de primavera, y trotaron a paso firme, hasta las colinas exteriores. Ahí, habían pocos árboles, y rocas poblaban el paisaje como una plaga…
-Busquen- Tobe ordenó a sus ninjas, quienes detrás de él se dispersaron en todas direcciones como sombras, en busca de lo que sea que pudiera indicar el paradero de Ho. Tobe en persona caminó solo bajo el rocío justo en medio de las colinas, en busca de huellas.
No pasó mucho tiempo hasta que una flauta sonó a lo lejos, señal de que uno de los ninjas había encontrado algo. Tobe corrió como el viento en su dirección y encontró al ninja, parado junto a un árbol y un charco de lodo. Del charco, salía un rastro que desaparecía tan solo unos metros después.
-Pudo ser un animal- dijo Tobe. Pero el ninja le entregó una pequeña tuerca metálica, sucia, pero no oxidada...
Tobe asintió, y junto al ninja caminó en dirección al rastro del charco, al seguir adelante, descubrieron una depresión, que bajaba hasta un risco.
Tobe le pidió al ninja que tocara la señal para reunir a los demás. Este obedeció y en cuestión de segundos, todos estaban de nuevo, detrás de Tobe. Él saltó por el risco, dando saltos en cada piedra o desnivel que pudiera para no caer. Los ninjas también bajaron, cada uno a su paso, algunos incluso bajando con cuerdas para no estorbar. Al llegar estos abajo, se encontraron de frente con las tierras rocosas, un enorme espacio de kilómetros de terreno rocoso, que se extendía en dirección al oriente.
Tobe caminó un poco, buscando algo más que pudiera darle una pista, pero rápidamente, dio la señal acompañada de un gesto para que sus secuaces buscaran en dirección a las rocas. Ellos nuevamente corrieron como ratones entre las piedras, desapareciendo de la vista de Tobe, quien alzó su vista al cielo, y comprobó que el rocío se había convertido en una leve lluvia. Siguió buscando por el camino que consideró sería más fácil para un hombre herido, por un lapso de tiempo mayor al de la vez pasada, hasta que escuchó una doble señal, lo que quería decir que un ninja había encontrado algo importante.
Corrió de nuevo en su dirección, para confirmar que la señal no fue usada en vano. Junto al ninja, estaba uno de los robots de RinRin, destrozada su cabeza con una piedra, en un charco de lodo, que daba a entender que había ocurrido una pelea. Tobe miró junto al charco, huellas de un hombre. Se agachó a ver su forma… Su peso estaba bien marcado por el barro en las puntas, lo que demostraba que estaba corriendo.
-Jefe… -el ninja susurró y le señaló a Tobe, otras huellas tapadas por la sombra de una roca, en la misma dirección que las primeras. Pero estas eran muy diferentes, no eran huellas de un hombre, sino más bien las uniformes marcas de un pie metálico.
Los demás ninjas ya se habían reunido cerca al escuchar la doble señal, y todos siguieron a Tobe en una larga hilera, justo por donde las huellas pasaban, con cuidado de no alterarlas.
Fue hasta que llegaron un un punto tan adentro en ese mar de rocas, que ni siquiera había tierra entre las rocas, por lo tanto, el rastro desapareció después de unos cuantos pasos marcados por el barro en una roca grande.
Tobe dio la señal por tercera vez, y los ninjas una vez más buscaron. Tobe en cambio, se quedó en el mismo lugar, observando las rocas, como tan solo por la fuerza de los elementos, habían adquirido toda clase de formas, haciéndolas parecer casas, personas, animales… Tobe caminó un poco más hasta que detrás de una roca horizontal, semejante a un banco un poco inclinado, esta vez fue él quien encontró los restos de un segundo robot, esta vez, abollado en varios lugares, y con un cristal de su ojo derecho faltante. Esta vez fue él quien con su flauta hizo la doble señal para reunir a sus ninjas.
Les tomó cerca de un minuto, para regresar los metros que se habían alejado de Tobe, en el espeso bosque de piedra…
Tobe vio que después del robot, se abría solo un camino, muy estrecho, entre dos piedras. Con agilidad pasó entre estas, para confirmar que detrás de ellas, había un gran charco de lodo de sedimento que seguramente se había colado entre las piedras años antes, más grande que ninguno de los anteriormente vistos, y en un costado, una tira blanca, sucia y ensangrentada de un poco menos de treinta centímetros, cortada a fuerza de un delantal.
De aquí, Tobe solo tuvo que caminar un poco, seguir el rastro de lodo hasta llegar a un lugar, en el que tres piedras formaban una entrada a una gruta.
La leve lluvia ahora era una viva tormenta, los relámpagos se escuchaban fuertemente entre el eco de  las rocas. Tobe y dos de sus ninjas dieron un paso adentro de la húmeda gruta, en la que reinaba una oscuridad inmutada, o lo hacía, hasta que un relámpago detrás de Tobe, con su luz blanca y cegadora, reveló la silueta del tío Ho, mojado, herido, visiblemente helado, pero vivo…
El tío Ho, al ver la silueta de Tobe de espaldas a la luz del relámpago, amenazante con sus ninjas a un lado, como fieras esperando atacar, fue víctima de la paranoia, y se hizo atrás.
-¡Atrás!-gritó sacando valor de donde no lo había.
Pero Tobe dio un paso al frente…
-Has de ser muy duro, para haber vencido a esos robots.
-Aléjate Tobe, no es de honor atacar a un hombre herido. -dijo el tío, pero Tobe hizo caso omiso a su petición y dio otro paso.
-Y resististe dos días en esta fría cueva, has de estar muy débil.
-Tobe… -El tío iba a darle otra razón para no acabar con él ahí mismo, pero ya no tenía ninguna
Tobe se paró enfrente de Ho, quien se hizo para atrás, sabiendo que era incapaz de combatir en ese estado.
-Ninja...- dijo Tobe y uno de los dos ninjas que habían entrado con él dio un paso al frente y le extendió una amplia bolsa a Tobe.
El tío Ho estaba aterrorizado, lo único que deseaba en ese momento era la oportunidad de decirle a Dumpling, Linguini y a Pucca, que los quería, y darles las gracias por haber sido siempre su familia querida.
Ho cerró los ojos, con tristeza, esperando lo peor. Él se había cortado varias veces con los grandes cuchillos de su cocina, pero se preguntaba como sería el roce del acero fatal…
Sin embargo, tendría que seguir imaginándoselo, ya que lo siguiente que sintió, fue el suave y cálido roce de una gruesa manta color negra, que el ninja le puso en los hombros.
-Hoy no vengo a pelear -dijo Tobe.
-¿Entonces, qué harás conmigo?
Ho pensó que si bien no lo mataría, a lo mejor se lo llevaría como prisionero a cocinar fideos en su guarida.
-¿Puedes caminar?-preguntó Tobe.
Ho asintió dudoso…
-Bien, levántate -dijo Tobe- Vamos a casa…

A día siguiente, justo después de salido el sol, en el restaurante de fideos Yan-Yan, el Goh Ryon, no sonaba ningún paso, ni ningún choque de ollas en la cocina. En su lugar, sus dueños y trabajadores esperaban en silencio, alguna respuesta del ninja al que habían encomendado buscar a su hermano faltante.
-No sabemos cuanto tiempo pueda tomarle… -dijo Dumpling.
-No sabemos si quiera si lo hará a fin de cuentas. Pudo haber decidido que no le importa tanto como pensaba.
-¿Y que haremos si no lo encuentra, pero se presenta exigiendo una compensación por el tiempo perdido?
-Ya veremos… -dijo Linguini.
-¿Cómo que ya veremos, y que hacemos ahora entonces?
-Lo mismo que hemos hecho desde hace días -contestó este a Dumpling- Esperar y ver…
En ese momento, Pucca entró a la cocina, triste, pero con la cabeza en alto.
-Hola Pucca, despertaste… -señaló Linguini.
Pero antes de que nadie dijera algo más, Ching y Abyo, quienes e habían quedado con la familia, entraron por la puerta de la cocina, ansiosos.
-¡Pucca, Chefs, vengan rápido! -la joven gritaba y su novio solo señalaba la puerta frenéticamente, entre todas su palabras no se entendía nada de lo que decian.
-¿Qué pasa?-preguntó Dumpling con su grave voz, haciendo que finalmente hablaran lo suficientemente despacio para distinguir algo coherente.
-¡Es Ho!
-¡¿Ho?!-preguntaron ambos Chefs al unísono.
Casi corriendo, todos salieron de la cocina al salón del Goh Ryong, para ver como efectivamente, estaba cubierto por una manta, vendado y parado erguido, el tío Ho, acompañado por el ninja Tobe y un grupo más pequeño de sus ninjas.
-¡Ho!- gritaron Dumpling y Linguini, quienes básicamente corrieron hasta Ho, y lo abrazaron.
-Dumpling, Linguini, creí que no los volvería a ver.
Con los Chefs atendiendo a Ho, nadie se tomó un momento para agradecer a Tobe, quien permaneció indiferente a la escena. Fue finalmente Ching quien se acercó al ninja a agradecerle.
-Mu… muchas gracias Tobe- vociferó como si fuese difícil creer que lo decía.
-No es necesario que me agradezcas… -dijo Tobe- Solo es necesario que cumplan con su parte del trato.
-¿Trato?-preguntó Ho, mirando a sus hermanos.
-Una ración diaria para todos mis hombres. -Aclaró Tobe.
-No te preocupes, cumpliremos -dijo Linguini, y miró a Ho para ver si tenía alguna queja.
-Suena justo -dijo Ho- Me encontró rápido, y me trató bien… -”Le debo la vida”, habría querido añadir, pero no lo consideró necesario…
Entre todo esto, la única que no había dicho palabra (Como siempre) era Pucca, quién miró atónita la escena con lágrimas en los ojos. Fue hasta que empezó a escucharse un leve llanto de alegría que todos le volvieron la mirada.
-Pucca… -dijo Ho, al ver como su sobrina corría en su dirección.
El hombre abrió sus brazos para recibirla, pero sus brazos se quedaron vacíos, al ver como Pucca corría hacia el ninja y lo abrazaba. Cambiando totalmente su expresión y su postura. Todos miraron sorprendidos la escena, al ver como Pucca le daba un tierno beso de agradecimiento a en la mejilla a Tobe, y como con una áspera, forzada, pero de alguna manera, dulce voz, susurró:
-Gracias…
Todos se sorprendieron al ver como Pucca rompía su voto, pero consideraron que dadas las circunstancias, era un aceptable que lo hiciese…
Tobe sintió como su corazón se saltaba un latido, tal vez po la sorpresa… Pero lo cierto es que no rechazó el abrazo de la joven, ni intentó acortar su existencia, fue Pucca la que se alejó de él dandole fin al acto.
-No… no era necesario -dijo Tobe- ¡Teníamos un trato! Me gustaría ver mi parte, si no les importa…
Los Chefs miraron a Ho.
-¿Qué dices Ho? ¿Listo para cocinar algunos fideos?
-¿Bromeas?-dijo Ho-¡Nací listo!¡Vamos!
Y así, en cuestión de minutos, todo cambió dentro del Goh Ryon. Abrieron sus puertas, y Tobe llamó a el resto de sus ninjas para la hora del almuerzo.
PUcca no podía recordar un momento en el que el restaurante hubiese estado tan lleno de calor, vida y felicidad. Las ollas y sartenes de la cocina resonaban, y los chefs alegres de estar juntos de nuevo, cocinaron como nuna antes lo habían hecho.
Ching y Pucca sirvieron la comida, cada plato con una gran sonrisa, en agradecimiento al trabajo de los ninjas, quienes, por cierto… ¡No habían tenido una comida así en años! Comían felices y conversaban alegremente.
El último plato, fue el de Tobe, y este, Pucca se aseguró de servirlo con la sonrisa más bella que Tobe hubiese visto. Después de todo, fue gracias a Tobe que la felicidad había llegado al Goh Ryong, y fue también gracias a él que la felicidad hubiese vuelto a Pucca.

"Forever and Beyond" Tobecca Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora