"Antes de comenzar les recomiendo tener a mano una caja de pañuelos y un helado de su sabor favorito, porque este es el último capítulo♥"
Los gritos se escuchaban incluso en Sooga. RinRin, miraba con horror lo que había hecho. Había asesinado a su amor. El shock, si bien era compartido por todos, en RinRin fue diferente. Mientras todos contenían su respiración, RinRin comenzaba a hiperventilarse con movimientos bruscos de su pecho, y sus manos casi clavadas en sus pómulos. Sus ojos terriblemente dilatados rojos por el aceleradisimo batir de su corazón, desviaron la vista de Garu, hacia el suelo mientras daba pasos hacia atrás.
Finalmente, cuando empezaba a dar señales de calmarse, un nuevo grito, esta vez más fugaz y agudo se dirigió a Pucca.
-Es tú culpa.-Y sin más explicación, atacó a Pucca, rápidamente, pero sin mucha fuerza. Pucca no pudo esquivar el golpe, y el impacto la tiró al piso, el tiempo suficiente para que los ninjas pudieran volver a atacar. Pero esta vez, los ataques de RinRin eran mucho más sistemáticos, tenía su mirada siempre en Pucca, y aunque los ninjas trataban de defenderla, de vez en cuando un golpe pasaba muy cerca de la ahora adolorida Pucca.
Tobe, al ver esto, caminó hacia Pucca. LLegó, y sujetó su brazo con fuerza. Puuca, al notar su presencia, lo abrazó y miró su rostro herido, pero ahora reconocible, pasado un tiempo.
-¡Puuca, debes huir!-le dijo, pero Puca negó con la cabeza y en su lugar lo abrazó con más fuerza- Pucca...escúchame, debes salir de aquí, no te detengas. Pucca, tu debes vivir, debes… -Iba a seguir, pero lágrimas se Pucca se amontonaron en los ojos de Pucca con cada palabra.
Detrás de ellos, Abyo y algunos de los ninjas que quedaban, intentaban con todas sus fuerzas retener a RinRin. Si bien ahora era más meticulosa, se estaba cansando, incluso monstruos como ella tenían sus límites. Si bien el amor, o la locura habían ocultado su cansancio bajo una bestialidad brutal, aparentemente inquebrantable, ahora el horror empezaba a mostrar debilidad.
Pero no debe malinterpretarse, RinRin, seguía siendo un oponente formidable, incluso después de horas de pelea continua.
Abyo, en especial, estaba muy herido después de presionarse hasta el límite tratando de defender a Puuca. Ching miraba horrorizada como su novio no se detenía para respirar, mucho menos dejar que ella tratara sus heridas. Dudaba de cuanto tiempo pudiese resistir.
Los ninjas que podían, luchaban, los que no, al menos intentaban socorrer a otros ninjas que estaban peor que ellos. Un ninja en particular, ocupaba casi toda la atención de Ching, su hombro se había dislocado, y por una herida, incluso se podía ver su hueso.
Como entenderán, la situación era crítica…
Pero dentro de todo este mar de dolor y sufrimiento. Cerca del mismísimo epicentro de la pelea, dos personas estaban despreocupadas por su suerte.
Tobe le dio la mano a Pucca, quien la sostuvo entre las suyas, simplemente mirando a los ojos al hombre al que amaba. Tobe, como ya tantas otras veces a lo largo de la pelea, estaba seguro de su fatal destino. Pero esta vez, al menos era diferente. Ahora, Pucca estaba junto a él.
Se dice que al momento antes de morir, la vida de una persona, pasa frente a sus ojos. Tobe pudo haber estado preocupado por que a su mente volvieran todos los amargos recuerdos de sus pasado, o tantas persecuciones por crímenes que había cometido. Pero en su lugar, esperaba que, en aquel resumen de su vida, apareciera una buena obra, un buen gesto. Después de todo, algo bueno en toda su vida habría de haber, si había conseguido, como mínimo, ganarse el corazón de Pucca.
Ella por su parte, tenía una gran tristeza en su corazón. No quería perder a Tobe, había pasado por tantas cosas desde que lo conoció. Su corazón, otrora fuente de su fuerza, gracias a emociones como la alegría o la ira, ahora era un mar, un remolino torrentoso de sentimientos que jamás había sentido, y que no podría describir, muchísimo menos controlar. Sentimientos que rozaban la tristeza, pero no llegaban a tener ese carácter esperanzador de que algo mejor ha de venir. Sentimientos semejantes a la ira, pero que no incitaban ningún odio, solo arrepentimiento. Pero sobre todo, un sentimiento que rozaba el amor, pero no se parecía a nada que Pucca hubiese sentido en tantos otros años de estar enamorada.
Las luces de las estrellas comenzaban a hacerse cada vez menos y menos brillantes, conforme la noche iba pasando. Una oscuridad propia de la madrugada, envolvió como una manta a las colinas, y a su vez, a Tobe y Pucca, en el momento en el que ella cerró sus ojos, y lentamente, llevó sus labios junto a los de él, y lo besó.
No era la primera vez que ella lo estaba, pero esta vez era algo especial, algo en el beso que lo hacía diferente. Era un beso diferente a todos los demás, o más bien, todos ellos a la vez…
Era un beso pícaro, como el de dos jóvenes inseguros, pero también un beso en la intimidad; un beso dulce de buenos días, y también uno amargo de despedida; Era un beso triste de consuelo, y también el alegre y optimista; era un primer beso, pero también era el último. Este beso, como ustedes se podrán imaginar, fue el beso del amor correspondido, de un amor que une, un amor que consume. Este, era el beso del amor verdadero…
Entonces, de la repentina oscuridad de la noche, surgió un nuevo brillo. Un brillo en Pucca, que la envolvía en una luz gentil, como el de una vela que se consume lenta y silenciosamente, pero que sin embargo, llena de luz y calor la sala en la que se encuentra.
De la misma forma brillaba Pucca, que finalmente pudo entender el sentimiento que llevaba dentro de sí, ese que rozaba el amor, pero no se parecía a nada que hubiese sentido antes.
RinRin miró aterrada como Pucca se levantaba y caminaba en su dirección. Abyo, Ching y los ninjas todos tenían la mirada fija en ella, pero sobre todo Tobe, la miraba, radiante como solo ella podía ser.
Pucca se acercó a RinRin para pelear, como ya habían hecho tantas otras veces antes, pero esta vez con una fuerza de tal magnitud, que ahora Pucca era rival para RinRin, incluso con su gran bestialidad.
RinRin atacó a Pucca con sus mechones, pero al ver el ataque desde muy lejos, Pucca lo esquivó sin mucho esfuerzo, en su lugar, intentó cargar con una patada en dirección a RinRin, quien aún rebosante de confianza, pensó poder defenderla tan solo con un mechon, no pudiendo estar más equivocada.
El mechón de RinRin, no resistió la fuerza de Pucca, y se dobló sobre sí mismo, casi llegando a herir a RinRIn, quien tuvo que rehacer en su otro mechón para no acabar muerta. Después, ahora más precavida, intentó otro ataque, semejante al que había intentado con Garu, pero esta vez, con la velocidad de un rayo, Pucca lo esquivó y corrió hacia RinRin, quien ahora, por primera vez en la pelea, a excepción de cuando Garu murió, no había hecho nunca.
Entonces, todo fue más sencillo. Pucca atacaba y RinRin se defendía, y así por cuestión de un minuto, hasta que RinRin volvió a tener oportunidad de atacar de nuevo, esta vez, tratando de envolverla con su cabello, resultando esto imposible…
Finalmente, RinRin puso toda su energía en un último intento, atacó verdaderamente con toda la fuerza que le quedaba después de tan larga batalla. Volvió hacia Pucca para golpearla con sus largas mangas, pero justo antes que que lo hiciera, Pucca se le adelantó y la sujetó firmemente del brazo, con una fuerza que hizo que RinRin gritara…
Ahora la antes intocable RinRin, golpeaba y pataleaba para soltarse del agarre de Pucca, pero esto le resultó imposible.
El corazón de RinRin, casi se detuvo, al mirar como lentamente, Pucca movía su puño hacia atrás, para finalmente golpearla en la cara, enviándola a metros de distancia, haciéndola recobrar su forma humanoide, y con la vista al cielo.
-¡Pucca! -Tobe, como pudo, corrió hacia Pucca y la abrazó.Ella le devolvió el abrazo, y al mirarlo a sus ojos, pudo ver que Tobe también había encontrado algo nuevo por lo que vivir.
-Ahh -dijo adolorida RinRin a la distancia- ¿Que fue lo que pas...?-pero antes de terminar su pregunta, varios ninjas la rodearon, y la golpearon fuertemente con largas cañas de bambú, haciéndola volver a caer inconsciente, y hasta turnándose para golpearla en una pequeña venganza por lo que había tenido que pasar, después de todo, los ninjas eran los que habían soportado la peor parte.
Pucca y Tobe rieron al ver la escena, pero rápidamente volvieron sus miradas el uno al otro, ahora medio iluminadas, por la luz del nuevo sol, que salía por el oeste de las colinas, anunciando un bello futuro para Pucca y Tobe…De ese día en adelante, no fue raro para los habitantes de Sooga, despertar por las risas de Pucca, quien ahora perseguía a Tobe, el nuevo héroe de la aldea, quien con una enorme sonrisa, le seguía el juego. Ambos vivieron en Sooga, ¡felices por siempre!
Pucca y Tobe rieron al ver la escena, pero rápidamente volvieron sus miradas el uno al otro, ahora medio iluminadas, por la luz del nuevo sol, que salía por el oeste de las colinas, anunciando un bello futuro para Pucca y Tobe…
Meses después…
-Y… ¡Comiencen! -gritó Tobe, y a su señal, los ninjas que rodeaban a Abyo, atacaron, pero este los repelió fácilmente. Entonces, otros más aparecieron, y se lanzaron hacia él con espadas de bambú, pero tampoco consiguieron nada. Abyo, se había vuelto muy fuerte bajo la tutela de Tobe, su nuevo mejor amigo.
Al terminar, Abyo había derrotado a todos los ninjas, y afuera del círculo donde entrenaban, su novia Ching aplaudía con emoción.
Abyo se acercó a Tobe, esperando recibir una felicitación.
-Muy bien -dijo Tobe, dándole la espalda- Pero… -Con un rápido movimiento contra los pies, Tobe, consiguió que Abyo cayera al suelo derribado.
-¡Hey!¿Qué fue eso?
-Recuerda -dijo Tobe- ¡Debes de estar siempre alerta!
Pero entonces la irónica sonrisa de Tobe se borró, cuando la risa aterradora más tierna del mundo resonó detrás de él.
Pucca intentó abalanzarse sobre Tobe, pero este empezó a correr hacia la ciudad, huyendo de ella, pero con una gran sonrisa en su rostro, después de todo, le encantaba seguirle el juego a las persecuciones de Pucca.
Todos los ninjas rieron al verlo correr, y cuando ambos pasaron por las grandes y altas puertas rojas del Goh Ryong, los tíos, Linguini, Dumpling y Ho, lo vieron partir hacia el este.
-¿Pucca nunca va a cambiar o sí?- preguntó el tío Ho.
-No lo creo -dijo Dumpling.
-Yo tampoco… -dijo Finalemnte el tío Linguini.
Y así, Pucca y Tobe, vivieron en le pueblo de Sooga, acompañados de sus nuevos amigos, y algunos viejo, ¡felices por siempre!
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"Forever and Beyond" Tobecca Fanfic
FanfictionDespués de que Garu presuntamente muriera en un enfrentamiento contra RinRin, Pucca deberá pasar por una serie de experiencias que cambiarán su forma de ver el amor.