Capítulo 7

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En las alejadas tierras en las que la despiadada RinRin tenía su mazmorra, las espesas nubes no permitían a los rayos del sol llegar hasta la tierra, de modo que estaba sumida en una noche interminable. Aquí los terremotos eran cosa de todos los días, y lo único estable, era la enorme fortaleza mecánica de RinRin.
Dicha fortaleza era habitada por cientos, sino miles de Robots, en cada esquina cada rincón un par de fríos ojos metálicos vigilaba incesantemente. Pero además de los robots, el castillo endemoniado tenía dos ocupantes, o mejor dicho... una ocupante, y un prisionero.
RinRin, quien otrora había sido amiga de Pucca, había tenido sus diferencias, y tomado distancia, después pensamientos de ira y odio surgieron en su interior, ya no solo desprecio, sino verdadero odio y deseos de muerte en contra de Pucca. Sin embargo, eso no iba a poder ser... ya que Pucca, con su fuerza basada en sus emociones, eclipsaba cualquier fuerza mágica que pudiese invocar RinRin, sin embargo, una noche, entre sus meditaciones y amargas sensaciones, se dio cuenta de que, esto no importaba, ya que de todas las personas, con Pucca estaba más que claro que existía un destino peor que la muerte. La vida, sin Garu...
Desde este punto, la obsesión de RinRin creció, visualizó con tan anhelo y con tal deseo a la figura de Garu, que sin darse cuenta, su propósito cambió, ahora poco le importaba si Pucca le dolía o no, ahora solo deseaba tener a Garu. Era una obsesión solo comparada a cuando RinRin se afanaba por un vestido, solo que cientos de veces peor...
Garu, había despertado un día, encadenado, y rodeado por los Robots, naturalmente había intentado escapar, pero había sido detenido inmediatamente por estos. Tal vez hubiese podido con dos o tres, pero la proporción en la que lo superaban no daba humanamente posibilidad alguna de poder escapar. Enojado y superado, a Garu no le quedó más opción que ceder ante las intenciones de su captora, quien se reveló a este, sentada en un palanquín, cargado por cuatro de sus mecánicos sirvientes, vestida con sus mejores prendas, y una preocupante sonrisa en el rostro.
Garu perplejo, aunque intentando no demostrarlo, sintió en su corazón un horror como nunca antes, al ver aquellos ojos de RinRin, tan llenos de un fuego azul, que lo consumía poco a poco...
En el castillo, su dueña tenía preparada gran cantidad de lujos y excesos, miles, decenas de miles de vestidos llenaban sus inagotables salones, como una marea incontrolable de tela que se movía guiada por aranceles colgantes de las paredes, y unas cadenas que corrían a toda velocidad haciendo escuchar un vibrante sonido que no se detenía nunca. Además, gran cantidad de puertas se abrían y se cerraban, cada una aparentemente imposible de abrir, creando un laberinto que cambiaba a cada segundo, haciendo que cada habitación nunca fuese igual, confundiendo a Garu sobre sus proporciones y caminos. estatuas de todas las formas imaginables, de hombres que tal vez jamás nacieron, vigilaban además sus salones. Garu dudaba de su cordura, pero en ocasiones, le parecía como si los ojos y las pinturas lo siguieran con la mirada, a cada paso que daba.
Garu si bien era llamado huésped, solo era un prisionero, atado con cadenas invisibles, un halcón con las alas rotas, encerrado en una jaula llena de oro. Era trabajo de los robots, asegurar su estancia en la misma habitación que RinRin, en cada momento, salvo en rarísimas ocasiones. Los cuatro robots que cargaban su palanquín, y los otros dos que traían a su cachorra Junny, dos veces al día, también actuaban como sus carceleros, y reaccionaban a cualquier paso en falso, a cualquier mirada a una ventana, o a cualquier movimiento de sus manos que pareciera insinuar un ataque...
Con todo esto, Garu entendió, que sería imposible escapar, o al menos no de la manera en la que había sido instruido.
RinRin, llevaba a Garu caminando, lo obligaba a comer de los deliciosos platillos de sus meza, incluso al punto de hacerlo vomitar intencionalmente para ordenarle seguir metiendo comida en su boca, a lo que Garu era forzado a acceder...
Lo obligaba a elegir entre miles de vestidos cada día, en señal de preocupación por la imagen de sus señora... Pero si de entre todos los vestidos, Garu seleccionaba uno que no fuese del gusto de RinRin, se había ganado la ira de la misma, quien en varias ocasiones no había dudado ni un segundo siquiera en golpear a su amado prisionero, y obligarlo a seguir escogiendo, esta vez con más cuidado...
A RinRin, también parecía gustarle, sus "Actividades en Pareja", que para Garu bien podría llamarse "La hora de Junny". En estas largas sesiones, Garu era forzado a cuidar de la cachorra de RinRin, de una manera solo comparable a alguna clase de culto a una deidad antiguo, que demandaba satisfacción de todas y cada una de sus necesidades. Estas ocasiones era especialmente tentadoras para Garu, ya que RinRin, bajaba de su palanquín para ayudarlo en su labor, tomándole a veces la mano, provocando que Garu desease con todo su corazón, poder amputarse dicho miembro en el acto, o aún mejor... amputar la de su captora... Pero esto se quedaría en un sueño, ya que no solo era imposible para Garu completar la acción, sino también imposible escapar una vez hecho...
Los días pasaron, en las tierras sin sol, lo que impedía a Garu siquiera adivinar cuánto tiempo llevaba en el lugar. RinRin parecía casi no necesitar dormir, como si tenerlo cerca fuese lo único que necesitase para vivir, las comidas eran irregulares, y ocurrían cada vez que RinRin sentía la necesidad de comer. Además se refería a dichas comidas de una forma ambigua, llamándolas desayuno, cena o merienda en órdenes improvisados, y las pesadillas que Garu tenía cada vez que cerraba los ojos, no se alejaban suficiente de la realidad como para que Garu pudiese distinguir cuando dormía y cuando no...
Entre el horrendo panorama, Garu no le quedaba más consuelo que pensar en el ayer, y de entre todos sus recuerdos, uno había adquirido especial protagonismo. Pucca...
Garu, siempre había pensado en ella como algo invasivo y pesado, con lo que lidiar y lo privaba de su libertad. Pero viendo cómo las cosas habían cambiado, no tardó en darse cuenta de lo equivocado que estaba. Comparado con RinRin, Pucca era distante y casi frívola. Garu siempre había pensado en que Pucca tenía una obsesión, en ese caso, lo que RinRin tenía era una enfermedad...
Entre todo ese mundo en caótico movimiento, de excesos y dolor, lo único que mantenía cuerdo a Garu, era el recuerdo de aquella joven, a la que si bien nunca había correspondido, esta nunca había dejado de amarlo, desde que eran muy niños... Garu en ocasiones cercanas a llorar, se había encontrado formando el nombre de la joven con sus labios...
RinRin no hablaba nunca de ella, simulaba que esta no existía, y solo se refería a su antigua vida como: "Afuera" o "Antes" hasta cierto día, en una de las sesiones de limpieza de Junny, cuando al estar muy cerca, RinRin, pudo ver como en la cara decaída de Garu, a la que no prestaba mayor cuidado hasta entonces, y en sus ojos grandes y oscurecidos por bolsas de días sin dormir, lo que antes era solo aire saliendo de su boca, ahora era tan solo un susurro:
-Pu...cca...
-¿Qué?-RinRin preguntó indignada.
Garu solo levantó la vista, desprovisto de miedo o cualquier otra emoción, salvo tal vez la melancolía.
-Pu...cca...
-¿Estás hablando?
-Pu...cca... -Garu seguía susurrando.
-¡¿Pucca?!
Garu paró al escuchar a RinRin pronunciar el nombre.
-Acaso tú... -RinRin se enfureció dentro de lo que le permitía conservar su forma humana, y tomó a Garu por el cuello de su camisa.- ¿Dijiste su nombre?
-¿Pu...cca? -Garu ahora preguntaba, un poco falto de su cordura, no pensaba bien en lo que hacía.
RinRin cambió a su forma monstruos, sus largos mechones agarraron a Garu fuertemente, quien en un instante de lucidez gritó al cobrar consciencia de lo que ocurría a su alrededor.
-Escúchame bien... -Dijo RinRin y estrelló a Garu contra una pared, destrozando parte del mecanismo que mantenía los vestidos girando- ¡Ella no te ama! -RinRin destrozó a algunos de sus robots al golpear a garu contra ellos- ¡Ella no te quiere! -Finalmente RinRin apretó a Garu fuertemente con sus mechones -¡Eres mío, ¿me oyes?! ¡Solo mío!
Pero entonces, algo inesperado pasó, un terremoto, más fuerte que cualquiera que había sentido hasta entonces, sacudió el palacio de RinRin, que al estar en una loma, empezó a desprenderse de algunas de sus grandes partes metálicas, que al estar solo acopladas por tornillos, se torcían y caían del techo... RinRIn por el desconcierto volvió a ser humana y junto a Garu cayó al piso, Garu estaba muy herido pero aún era un ninja, y al ver las grandes piezas de metal que caían, y los cables que se disparaban como balas, emitiendo susurrantes sonidos y brillantes chispas por el lugar, Garu logró esquivarlos por pocos, y en cambio, los grandes escombros cayeron sobre RinRin... Garu entonces, vio la primera luz natural, en la forma de un rayo y de los volcanes que podían verse a lo lejos. Se había abierto un hoyo en el metal, cerca de donde RinRin lo había lanzado contra la pared, y sin pensarlo demasiado saltó a como pudo por él, cayendo contra el duro suelo, pero de igual forma lo suficientemente lúcido como para lograr escapar de la plataforma que caía, y llegar al suelo, en donde intentó correr lo más lejos que pudiese, consiguiendo solo trotar hasta una distancia segura, en la que se volteó para ver el castillo caer, y colapsar entre una gran cantidad de chirridos metálicos...
Pero Garu no perdió más tiempo, él sabía que aun estaba en peligro, de modo que siguió moviéndose, cada vez más lejos del castillo, por aquella enorme planicie de terreno vacío, solo interrumpido por alguna piedra u obstáculo ocasional. Ya estando muy lejos del castillo, a varios kilómetros de distancia, Garu, oyó un grito desgarrador de RinRin, que lo llamaba desde las ruinas de su palacio...
-¡Garu! -dijo en un largo y agudo grito.
Pero Garu, aunque con miedo, solo siguió más rápido, repitiendo a cada instante aquellas palabras que lo hacían sentir seguro...
-Pu...cca -decía cada vez más fuerte- Pucca...
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Autora: Hola a todos, perdonen la tardanza, el fin de semana estuvo muy complicado, pero ahora estoy de vuelta para continuar la historia e.e Gracias por su apoyo, si te gusta como escribo, me motivaría mucho que votaras y me dijeses que te está pareciendo la historia. Gracias :)

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