Capítulo 5

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Después de la visita de Pucca, Tobe y sus ninjas pasaban a comer un día a la semana al restaurante. Tobe afirmaba que era por cuestiones de conveniencia, pero todos empezaban a sospechar que era una excusa para tener ocasión de hablar con Pucca, con quien había tramado una gran amistad.
Un día, a Tobe se le escapó en una conversación, que él y sus ninjas irían a entrenar a un lugar cerca de la aldea, y dio la casualidad, de que el joven Abyo, quien aun desconfiaba del ninja, debía ir al mismo lugar.
Tobe acompañó a sus ninjas al lugar, y ahí, los dispuso en siete columnas de aproximadamente siete ninjas por columna. Les indicó que se pusieran de frente unos con otros, y que esperaran la señal.
Abyo, miraba la práctica desde lejos, en parte porque quería descubrir algo que delatara a Tobe, pero también en parte porque estaba curioso por el entrenamiento ninja, ya que Garu nunca le había enseñado ninguna técnica avanzada de los ninjas.
-Bien… dijo Tobe.-¡Ahora!
A la señal de Tobe, los ninjas dieron saltos hacia su pareja, mientras que el que estaba arriba de cada pareja tomaba por las manos a su contraparte en otra pareja, y los de abajo daban un salto, alzándose entonces, dos altas columnas de ninjas unos sobre otros, y formando un arco entre ambas columnas.
Tobe asintió complacido, y Abyo no podía creer lo que miraba, no creía posible ver una columna humana tan alta y bien organizada.
-¡Wow!-no pudo evitar “susurrar”. Tobe volvió la mirada hacia el lugar en el que se encontraba Abyo, ya que un “susurro” de este, equivaldría a un pequeño grito de otra persona.
-¡Abyo!-dijo Tobe al reconocerlo, y Abyo, descubierto, no tuvo más remedio que dirigirse hacia Tobe.- ¿Qué te parece?
Asombrado por lo bien que se lo había tomado Tobe, Abyo respondió.
-¡Es increíble! Debió tomarles años llegar hasta este nivel.
-¿Qué?-Tobe miró el arco de sus ninjas para estar seguro que no había algo inusual en este.- Pero que dices, si esto es de lo más básico que aprende un ninja, es casi un calentamiento. ¿Qué acaso Garu nunca te lo enseñó?
-Garu no… -Abyo se sintió avergonzado de decir algo negativo de Garu frente a su enemigo, pero era cierto- Garu nunca me enseñó nada, él no hablaba nunca…
-Ya veo…-Tobe respondió. Pero es sencillo, solo debes adoptar la postura Daitai en los hombros de tu compañero y la gravedad hará el resto.
-La postura… Daitai… -vociferó Abyo.
-No puede ser -Tobe comprendió que Abyo no comprendía sus palabras- En verdad él no te enseñó nada, ¿verdad?
Abyo guardó silencio.
-Ven, es fácil. Solo coloca tus hombros en dirección al suelo a tu derecha y…
Tobe le explicó conceptos muy básicos a Abyo, no cmo un maestro, era algo más bien como cuando un compañero le explica algo a un igual. Abyo dominó todo fácilmente, él si bien no conocía la técnica, había entrenado su fuerza con Garu cada día durante años. Mientras Tobe le explicaba a Abyo, los ninjas seguían formando el arco, y sudaban por el esfuerzo de mantenerlo por tanto tiempo.
-No puedo creer lo lejos que llegaste sin saber ninguna técnica… -le dijo Tobe- Eres muy fuerte.
-Gracias -le dijo Abyo, quién no era nada malo en aceptar cumplidos- Pero no creo ser ni la mitad de fuerte que tus ninjas, para mantenerse así por tanto tiempo.
-¿Los ninj...?- La pregunta de Abyo fue a la vez interrumpida y a la vez contestada al caer de pronto todos los ninjas exhaustos, unos sobre otros.
Tobe y Abyo rieron fuertemente al contemplar la cómica escena, por unos segundos, hasta que Abyo se dio cuenta de con quien se estaba riendo. Paró en seco y Tobe rió solo por un par de segundos hasta que volvió a ver a Abyo con su seria expresión y comprendió lo que significaba.
-Lo siento -dijo Tobe, aunque sin saber exactamente por qué se disculpaba.
-No hay problema… -dijo Abyo, quien no resistió la tentación de hacer la pregunta que traía en su mente desde que habló con Tobe por primera vez- Es solo… ¿Por qué Garu te odiaba tanto?
Abyo escuchó la voz de Ching, que le decía que a lo mejor debió hacer la pregunta al revés: “¿Por qué odiabas tanto a Garu?”, pero Tobe, quien si bien no le tenía tanta confianza a Abyo como a Pucca, creyó que a lo mejor… él le creería.
-Es una larga historia…-Tobe miró a un lado. Abyo se paró en dirección a Tobe, firme, dando a entender que quería la respuesta.- Garu y yo crecimos juntos, en una aldea muy, muy lejos de aquí. Sin embargo perfectamente pudo ser ésta, a mi padre le decían villano, igual que a mí, pero injustamente, pues nunca robó siquiera un plato de arroz a alguien que lo necesitara más que él. El padre de Grau, al igual que el mío, era un ninja, y él accedió a enseñarme a mí como a su hijo. EL padre de Garu era… muy duro, más que el mío, y de mí no tenía misericordia alguna. Una tarde, en una pelea contra Garu, lo golpeé de una manera incorrecta, era un niño, fue casi un accidente -Abyo admiraba como narraba todo tan abiertamente, pero no le gustaba el rumbo que tomaba la conversación…- El padre de Garu se enfureció, y como castigo, me hirió con una taza rota de porcelana que tenía cerca. Cortó todo mi pecho, desde el final del cuello hasta debajo de mi estómago. Ese día, salí corriendo, hasta mi padre. Sangraba terriblemente, mi padre me dejó con agua y vendas al ir a pedir una explicación al padre de Garu. Aún herido, lo seguí hasta el dojo en el que vivía con su hijo. Siluetas discutían entre ellas, fuertemente hasta que una de las dos, atacó a la otra.-Abyo se hallaba perplejo, sin saber qué pensar- No sé si fue mi padre o el suyo el que atacó primero, pero eso no importa… porque sé que mi padre ganó. Cuando entré, mi padre estaba de espaldas, con el cuerpo de el padre de Garu de frente. Pero no oí su voz, al entrar, sino un desgarrador grito de Garu al atacar a mi padre por la espalda. A traición...

Abyo era incrédulo a lo que decía Tobe, con certeza estaba mintiendo. No hay forma de que su amigo, haya hecho nada similar a lo que afirmaba Tobe. Tobe miró a Abyo, consciente de que no le creía.
-Mientes -dijo Abyo- Él nunca haría algo así…
Tobe lo miró por un momento, como si fuesen enemigos de nuevo, pero la respuesta de Tobe no llegó en forma de palabras, en su lugar, con un rápido movimiento se quitó la camisa, y reveló la inconfundible, desigual y profunda cicatriz en todo su pecho, como recuerdo del castigo de su primer maestro. Abyo miró la cicatriz, perplejo, los segundos que Tobe se la mostró, hasta que volvió a ponerse la camiseta y le dio la espalda.
-Por qué sino iba a dejar la aldea en la que nació si no fue para huir de algo que había hecho… Desde ese día busqué venganza contra Garu, a quien llamaban héroe, lo que es irónico -Tobe bajó la cabeza- En todos mis años de buscar venganza jamás asesiné a nadie… él sí.
Abyo no dijo nada. No quería creerle a Tobe, y en el fondo, no lo hacía. Pero Tobe le había dado una respuesta y una prueba, cosas que Garu jamás le había mostrado.
-No espero que me creas -dijo Tobe- En el fondo a lo mejor Garu tambien pensaba que él hacía lo correcto. A lo mejor mi padre atacó al suyo y lo mató, pero en cualquier caso… sus pecados no son los míos, y no creo que matar a un hombre deba quedar impune en ningún caso…
-Entiendo… -dijo firmemente Abyo.
-Confío en que guardarás el secreto -dijo Tobe- Puedes venir a verme cualquier día si necesitas más ayuda…
-Gracias- dijo Abyo, de espaldas a los ninjas de Tobe, que estaban sentados en el suelo, viendo la escena como niños en un teatro.
Abyo y Tobe se despidieron.
Tobe y sus ninjas necesitaban pasar otra vez por el pueblo, cosa que se les había hecho costumbre desde que nadie les reprochaba pasar por ahí, y en el camino, Tobe vio a Pucca, quien volvía al Goh Ryong con la canasta vacía, justo después de terminar las entregas.
-¡Eh, Pucca! -la llamó Tobe, sin darse cuenta de que no tenía ninguna excusa para hablar con ella.
Pucca lo miró y sonriente se le acercó,
-Eh, bueno yo… solo quería agradecerte por…- Derepente, algo malo ocurrió, un hombre estaba limpiando los vidrios de un edificio junto a ellos, ayudado de una escalera, cuando de pronto, dos hombres que cargaban un espejo descuidadamente intentaron pasar por ambos lados de la escalera, causando que esta se cayera y el hombre quedara colgado de una mano, gritando como loco.
Los gritos de asombro y suspiros de miedo de la muchedumbre que contemplaba la tensa situación cambiaron la atmósfera primaveral que reinaba hasta entonces, por una de tremendo caos…
-¡Ninjas!-Tobe instintivamente dio la orden, y los ninjas empezaron a formar la columna, pero no llegaron a terminarla, ya que el hombre de pronto se soltó, y Tobe no tuvo más remedio que apoyarse en sus ninjas, dar un salto en el aire, y atrapar al hombre, empujándolo lo suficiente como para que ambos cayeran sobre una carreta de heno, que, si bien no acabó con el terrible dolor en la espalda de Tobe, por haber aterrizado el y el otro hombre sobre ella, si evitó que el hombre sufriera ningún daño, y Tobe (Aparte de cualquier fractura menor que no fuera demasiado para él) salió consciente.
-¡Tobe! - Pucca exclamó. Le quitó la máscara al ninja para comprobar que siguiera bien, y lo ayudó a levantarse. Cuando finalmentes estuvo de pie, casi vuelve a caer, desmayado por lo que vio.
He aquí toda la aldea, lo animaba con gritos por haber salvado al pobre hombre, ayudados por sus ninjas, una gran multitud lo animaba por su valentía.
-¡Tobe!¡Héroe!¡Tobe!-gritaban.
Tobe miró a su lado, al espejo que había quedado en la acera, y lo que vio, fue a un hombre sin máscara, con una bella joven a su lado, animado por una multitud que gritaba su nombre a causa de un acto heróico.
¿Pero qué hombre era ese? Ciertamente, no era Tobe, él era un bandido al que la gente menospreciaba y evitaba a toda costa. Un forajido que se veía obligado a ir enmascarado a donde fuera, para pasar desapercibido a como diera lugar. No, no podía ser, ese hombre del espejo, era alguien diferente, y sin embargo, Tobe estaba asustado, porque aquel hombre del espejo, tenía una gran sonrisa. Tobe había perfeccionado todas las sonrisas que debía manejar un ninja, para convencer a las personas de un pueblo para que lo ayudasen, o para pretender pasar como un aliado entre las filas enemigas. Pero esa sonrisa era diferente, tenía un brillo en los ojos, que la hacían diferente a cualquier otra. Tobe entendió entonces que esa era una sonrisa auténtica, porque por primera vez en su vida, a ese hombre en el espejo, sin importar si quisiera admitirlo o no, la vida le daba una nueva oportunidad...

"Forever and Beyond" Tobecca Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora