El nuevo profesor

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Nunca te arrepientas de conocer a diferente tipo de gente,

La gente buena te da felicidad,

La gente mala te da lecciones,

Y la gente maravillosa te da recuerdos.

Hasta cierto punto, Elizabeth se alegró, al saber que iba a tener un nuevo maestro, aunque le daba miedo congeniar con él, ya que, con la anterior maestra ya lo había hecho aunque le cayera muy mal, no aceptaba cuando se equivocaba. Jiro la había corregido en algunas ocasiones y ella siempre reaccionaba de una muy mal manera.

Pero, ¿Y si el nuevo profesor la odiaba? Por primera vez quería que algo saliera bien y así Elizabeth empezó a entrar en Paranoia intensa, sabía que no debía de ponerse de esa manera si lo hacía podían ocurrir muchas cosas malas.

Cuando Elizabeth obtuvo un poco de calma por su gran corrida alrededor de toda la escuela se sentó, en uno de los primeros pupitres, para observar todo mejor cuando llegara el tan esperado para ella Alexander Scott. En vez de ello entro Jiro y Elizabeth estaba feliz por tener una cara tan conocida en nuevo terreno para ella le hizo un gesto a Jiro con la mano para indicarle que había un asiento libre para que se sentara cerca de ella. Aun se sentía mal por lo de ayer, no era su intención rechazar a Jiro de esa forma, no era el, era ella.

-Hola Elizabeth, ¿Cómo estás?

-Un poco nerviosa... ¿qué tal tú?

Empezaron a hablar sobre el nuevo profesor y a formular teorías del porque se había ido la anterior profesora, se miraba muy feliz dando su clase y que se fuera de repente en el nuevo curso era totalmente extraño la que creían que era la mas aceptada era que la profesora fue secuestrada por Aliens y ahora ya nada le satisfacía y la sugirió Jiro

Al cabo de unos minutos, la profesora Elena entró.

—Alumnos, como ya se habrán dado cuenta, este año no seré su maestra, pero, los dejo en buenas manos, con mi compañero Alexander, el los estará llevando en la rutina normal a los laboratorios e impartiéndoles normalmente las clases, por un tiempo. —Dijo la maestra con un tono de desesperación en su voz, se notaba que no quería estar ahí.

En ese momento entro un hombre de cabello castaño unos cuantos cabellos blancos le resaltaban, tenía ojos café y barba, Elizabeth supo en ese momento que él era Alexander.

—Buenas tardes alumnos—dijo Alexander muy emocionado— Estoy feliz que se me presentara esta oportunidad de impartirles un par de clases durante el año.

—Sí, Alexander, gracias por ayudarnos—dijo la maestra.—Chicos, el profesor Alexander ha trabajado en diferentes partes del mundo como, Chile, Australia, Estados Unidos, Colombia, México y Perú como biólogo, así que, ¿Quién mejor que el para enseñarles? Además, trabaja formalmente en los laboratorios TMJ.

—Sí, claro—grito un chico que Elizabeth no reconoció, su tono era casi en una burla— es casi imposible trabajar en esos laboratorios.

El profesor se limitó a reír no tenía que probarle nada al chico y aun así lo hizo. Con un movimiento que Elizabeth apenas noto, saco su billetera y se la paso al chico que había dicho eso.

El chico quedó paralizado.

Era cierto, ahí estaba la identificación de Alexander donde decía que trabajaba en TMJ

Alexander Scott

Rango 3

Edificio 6, piso 20

Todos quedaron muy sorprendidos ante esta afirmación, cuando tocaron el timbre para salir. La clase había terminado, no podía creer que tan rápido había la clase terminado, el tiempo había pasado volando. Elizabeth y Jiro habían quedado muy sorprendidos ante el nuevo maestro, se miraba muy conocedor y no tenían dudas que su clase sería muy divertida

Elizabeth espero que todos se fueran para poder acercarse y hablarle.

—Hola—dijo Elizabeth con timidez.

—Hola, ¿qué pasa? ¿Tienes alguna duda...?

—No, solo quería ver si después de la escuela, tiene tiempo.

—Claro, ¿que necesitas?

—Gracias, me fascina lo que hace y quería ver si puedo hablar con usted de algunas cosas.

—Claro, ¿está bien a las 8:00? en Brown, el café de la calle principal.

—Sí, lo veo allá—Dijo Elizabeth entusiasmada.

—Si.

Dicho eso Elizabeth salió del salón emocionada, hasta su casa. Nunca imagino que Alexander dijera que sí, era muy simpático y eso agrado aún más a Elizabeth, un maestro normal habría dicho que no tenía tiempo o algo parecido esa parte de Alexander había impresionado mucho a Elizabeth.

El resto de la tarde transcurrió sin novedades al llegar a casa Elizabeth tenía que alistarse para salir, le había dicho a Jiro que fuera también pero este se había negado con la excusa que tenía mucho trabajo... Él tampoco era de salir mucho.


Elizabeth EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora