Nisiquiera el tiempo podía curar las heridas que un amor como el nuestro había dejado.
Mi aspecto había cambiado, ya no era la misma chica que bromeaba de todo, ahora estaba descuidada. Me veía más delgada, ojerosa, cansada y fastidiada. Y así lo era, estaba cansada de pensar en él.
Pasaba los días enteros pensando qué estaba haciendo, si estaba bien o mal, si contestaría pronto mis mensajes, porqué cometí el error de seguir hablando con Dante.
— Romina debes de poner atención a lo que te estoy hablando —. Amy me sacó de mis pensamientos como siempre.
— No puedo concentrarme bien hoy, lo siento —. Me excusé.
— El problema no es sólo hoy y lo sabes. Siempre estas distraída, tus calificaciones están bajando y yo sé muy bien porqué.
— No puedo dejar de pensar en lo que me hizo. Quizás esa chica mintió y no tenían ninguna relación.
— Romina Acosta, por favor deja de hacerte ideas. ¡Dante te engañó! Soy tu amiga y tengo que decirte las cosas aunque duelan.
—Lo sé y gracias, enserio eres muy buena amiga.
A lo lejos la música ascendente representativa de las películas de Harry Potter comenzó a sonar anunciando una llamada en mi teléfono.
—Número desconocido —. Dije ignorando la pantalla.
Mi teléfono volvió a sonar alcabo de unos cuantos segundos.
—Quizás sea una emergencia, deberías contestar—. Recomendó Amy.
Así que hice caso y tomé la llamada.
Unos sonidos se escuchaban en la bocina, algunos carros y sus claxons.—¿Romina?
—Sí, ¿quién habla?
—Soy yo, nesecito hablar con alguien. Te nesecito.
Era Dante y su voz era triste y quebradiza. Una opresión sofocó mi estómago, sabía que eran malas noticias.
—¿Estás bien? —. Pregunté asustada.
—Yo no quería, así no debían pasar las cosas. Esto cambiará todo por completo. Te amo y te amaré siempre, aunque las esperanzas de estar juntos sean nulas siempre pensaré en ti —. Dante se escuchaba agitado y terminó la llamada.
—¿Estás bien, Romina? ¿Qué pasó?
—Algo no anda bien. Nesecito hablar con él.
—Estas muy acelerada y lo que nesecitas es calmarte.
Tomé mi teléfono y devolví la llamada, Dante contestó de inmediato.
—¿Estás bien?
—Estoy afuera de tu casa, dame sólo 10 minutos.
Salí disparada y no di explicaciones a Amy. Abrí la puerta y ahí estaba él, con los ojos empapados de lágrimas.
Nos acercamos poco a poco hasta abrazarnos de una manera tierna. Ninguno de los dos decía nada, las lágrimas bajaban por mis mejillas y por las suyas.
Podían pasar los meses y yo seguía sintiendo algo al estar en sus brazos.
Acarició mi cabello y mi espalda, me susurró algo que me dejo helada, me sentí triste y desconcertada. Me safé de aquel abrazo y entré lo más rápido que pude a mi casa.
No podía parar de llorar. Amy me vio y por su semblante sabía que estaba asustada y preocupada por mí.
Me abrazó tratando de controlar el llanto y me aferré ella.
—Amy él va a tener un hijo. Dante va a ser papá.
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Te perdí
Teen FictionDante Cervantes y Romina Acosta son una pareja adolescente con muchos sueños y metas en la vida, encontraron el amor a la temprana edad de 18 años, pero, por más enamorados que estén el destino se empeña en separarlos de una manera cruel. Tendrán...