Hojas, hojas y más hojas.
¡Y no! No eran hojas verdes de árbol. No. Eran todos los documentos que le faltaba por firmar.
Un caso de fraude, otro de estafa, un divorcio... ¡incluso alguien que lo contrataba para que encerrara a una persona que le dijo gordo a su gato!
¿En qué momento había dejado de ser aquel abogado de renombre conocido por todo el mundo?Ésta era la vida de Mikaela Tepes, un joven y prodigioso abogado quien, a pesar de su edad, había alcanzado múltiples logros profesionales a lo largo de su existencia.
A sus cortos 25 años, logró tal fama que hasta celebridades y figuras de gran importancia contrataban sus servicios como defensor de la ley.
Hijo de una familia promedio, creció como un prodigio en todo lo que se le planteaba. Desde sus materias en el colegio hasta el arte, la música, el deporte; todo.
Por esta razón, nunca fue tratado de una manera normal. Y no es que lo aislaran o algo por el estilo, para nada.
El caso es que no sentía que aquellos lazos que creía formar fueran verdaderos. Sus compañeros e incluso profesores no lo veían como alguien normal, sino que llegaban al punto de casi idolatrarlo.
Es por este motivo que decidió crear una armadura hacia la sociedad. Se escondió bajo una capa de frialdad que nadie podía derretir, excepto su amada madre.
Ah, su madre.
Krul era una persona trabajadora, amable y servicial. La vida nunca fue fácil para ella, pero siempre supo cómo salir adelante.
No logró tener estudios universitarios, ya que no era de las mejores estudiantes y tampoco venía de una familia con mucho dinero, por lo que empezó a trabajar desde muy joven.
Siendo camarera, conoció al padre de Mikaela y comenzaron a salir. Pasado algún tiempo de esto, empezaron a vivir juntos y Krul quedó esperando al ojiazul.
Después de entregar esta noticia a su pareja, su relación se fue en picada y terminó convirtiéndose en madre soltera de un pequeño rubio de ojos azules, a quien decidió llamar Mikaela.
O, al menos, ésta fue la historia que le relató Krul a su hijo sobre su origen.
Sin que se percatara, con sus 16 años ya cumplidos, era hora de que pensara qué iba a hacer con su vida. Aunque no era que tuviera pocas opciones. Después de todo, él era un niño prodigio. Si se lo proponía, podía ser lo que quisiera.
Sentía una gran confusión acerca de la decisión que debía tomar respecto a su futuro. Siendo sinceros, no había nada que realmente le llamara la atención o le apasionara.
Hasta que, finalmente, la respuesta a sus dudas se reveló un día en que escuchó a su madre hablar por teléfono con su tía:
—Te digo que estoy bien... Ya estoy superando todo de a poco —decía la mujer pelirrosada mientras iba sentándose paulatinamente en la silla que se encontraba en su cocina—. No, aún no se lo he dicho ni pienso hacerlo. —Mikaela se encontraba detrás de la puerta escuchando todo atentamente—. ¿Cómo que por qué? Él no debe sufrir con este tipo de cosas. —La voz de Krul iba debilitándose a cada palabra que decía—. Pero sigo sin entender por qué él simplemente... se lo llevó. —Lágrimas empezaban a recorrer sus pálidas mejillas—. La Orgullosa era lo único que nos hubiera podido sacar a flote. ¡Y yo confiaba en él! —gritaba despechada—. Él... nos traicionó. —Krul calló por un momento y Mikaela supuso que fue porque la mujer al otro lado de la línea le estaba hablando—. Sabes que no puedo hacer nada sin poder en la sociedad ni alguien que sepa de leyes y ese tipo de cosas, hermana —le respondió ella con aire depresivo—. No puedo aceptar tu ayuda. Yo sola me metí en este embrollo y yo sola tendré que salir. —Fue la respuesta de la mujer con complexión pequeña—. De todas maneras, muchas gracias por escucharme. De alguna u otra forma, lograste que me animara un poco. Adiós, te amo.
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¡Las cosas no son tan simples! [MikaYuu]
FanfictionMikaela es una persona fría y determinada. Su objetivo es encontrar a aquella persona que tanto daño hizo, y se embarca a un lugar completamente desconocido para él. En aquel sitio, ciertos obstáculos aparecen y el principal de ellos es aquel bello...