¡El hombre de mis sueños!

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Existen muchas clases de personas en el mundo, algunas son hermosas y esbeltas; otras no son tan atractivas, pero poseen una grandes y fascinantes personalidades, y otras... son como Joe.

—¡Joe! ¡Hijo! ¿No debías estar en el trabajo a esta hora?

—¡¡¡Dios mío!!! ¡¡¡Mi jefa va a matarme!!!

—¡Ay, Joe! ¡Te esfuerzas demasiado a veces! ¿A qué hora te acostaste anoche?

—¡No sé! Pero al menos terminé la presentación, ¡pero si no se la entregó a tiempo la señora Monroe va matarme! ¡No! ¡Me torturara y luego va a matarme!

—¡Joey...!

—¡Mamá, permiso!

Joe tiene veinticinco años, vive con sus adorables padres en un bonito suburbio de clase media y luego de haber obtenido su título universitario, encontró el empleo de sus sueños en una importante empresa de publicidad... Bueno, todo debería ser "genial", pero... no es así:

—¿Dónde demonios estás Smith? ¡La reunión comenzará en cuarenta y cinco minutos y no tengo lista la presentación!

—¡No se preocupe! ¡Ya voy en la vía! Es que...hay una tranca en la autopista 18...y por eso no he llegado...

—¡Hijo! ¡Tu desayuno está sobre la mesa! No te vayas sin comer, recuerda que es la comida más importante del día

—¡Mamá, cállate! ¡Mi jefa está en el teléfono! —El pobre Joe apenas y cubrió el teléfono móvil a tiempo.

—¡SMITH! ¡¡¡VOY A DESPEDIRTE SI NO LLEGAS A TIEMPO!!!

—¡Llegaré a tiempo! ¡No se preocupe, Señora Monroe!

Joe salió corriendo del baño y se arregló, así, más o menos, era una mañana rutinaria de un día miércoles cualquiera de su vida.

—¡Mamá! ¿Por qué? ¡Sabes que estoy a dieta!

—¿A dieta otra vez? Pero si estás bien así, cariño...

Joe contemplaba su delicioso desayuno: Panqueques con crema y fresas, tocino y huevos revueltos con tomate... ¡Y un jugo de naranja! Sin azúcar...para evitar los excesos.

—Hijo, siéntate ya a comer, igual siempre haces dieta y no rebajas ni un kilo.

—¡Papá! ¡Se supones que debes animarme!

—¿Para qué? Eso es perder saliva y tú seguirás igual. ¡Pero si no quieres tu comida me puedes dar tu tocino! ¡Yo si me lo comeré con gusto!

Apesadumbrado, le pasó el plato de tocino a su papá. La verdad es que adoraba el cerdo y todo lo demás, pero Joe intentaba una nueva dieta, quizás esta vez perdería esos 30 kilitos de más que le avergonzaban. Si, nuestro protagonista esta vez NO es un "dios griego" con un cuerpo escultural y un abdomen definido, tampoco es un hombre impactantemente sexi cuya mirada felina nos haga mojarnos los calzones... ¡No! Más bien es un adorable y tímido "gordito". Joseph Smith, o mejor "Joe" para los amigos, es el poco convencional protagonista de esta historia...

—Ya sabes, mi amor, ¡Siempre cree en ti! ¡No pierdas la confianza! Eres muy talentoso, seguro tu jefa quedará muy impresionada.

—Eso espero... ¡bendición, mamá!

Su madre le dio un beso en la frente y Joe salió de casa. Subió a su pequeño Ford "Fiesta" del 97 y se acomodó como pudo frente al volante.

—¡Dios! ¡Este volante me va a dejar sin hígado!

¡Quiero un gordito para Llevar!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora