Ya había pasado un mes desde el acontecimiento del secuestro. Tardo unas semanas en recuperarse de las heridas y de los traumas del secuestro gracias a la ayuda de todos en especial del peliverde. Siempre estaba allí. Las primeras semanas tenia molestia, siempre estaba atento de los dolores de las morenas o si tenía un pequeño mareo que solía pasar algunas veces por que no se había recuperado del todo, o cuando tenía una pesadilla, la despertaba y dormía con ella para tranquilizarla como una niña pequeña. Es normal ya que había estado secuestrada durante dos meses enteros.
Según los que contaban el más preocupado de todos era Zoro, no dormía ni comía hasta que el mismo día que la encontró.
Y ahora que sale el tema de Zoro. Desde que la encontró en ese estado deprimente, su relación no era la misma. Vale que pasaban más tiempo juntos en secreto, y todos lo que queráis imaginar de como seria estos dos como parejas, si comportaba de una forma rara, extraña, no le dirigía ni una palabra, desde que se reencontraron no le había dado ni un solo beso ni, aunque fuera uno leve, ni la miraba, tenía su mente en otro lado, es decir, que la trataba como si fuera una completa extraña, como si los momentos ocurridos hubieran sido borrados de su mente y volviera al punto de inicio. No soportaría un segundo más esta intranquilidad, hasta Luffy les notaba distinto. Intentaron varias veces descubrir el motivo de su comportamiento, pero fue un completo desastre, no salía del cuarto de vigilancia ni para atrás.
Esta situación de incomodidad no podía seguir de este modo, demasiado mal rollo. Esa misma tarde, decidida fue hablar con el peliverde, aunque escupiera fuego, que era lo más probable, encontraría la solución a su problema o problemas.
Como se lo esperaba el espadachín estaba allí, pero con la puerta totalmente cerrada y apoyada por una enorme pesa. Utilizo sus poderes para teletransportarse dentro del cuarto. Zoro percato desde el principio la presencia de Robin, no la molestaba, al contrario, parecía que era el momento de hablar con ella.
Encontró a Zoro de espalda entrenando con una de sus monstruosas pesas. Observo su musculosa espalda perlado de sudor que provocaba una reacción química a Robin, que empezara arder y el deseo de besarle hasta el amanecer.
- ¿Qué quieres, mujer? - interrumpió Zoro con un tono que transmitía molestia.
-Quería hablar contigo. O me vas a ignorar como has hecho estos últimos días.
-Yo no te ignora - se volteo dirigiéndose a la morena sin soltar sus pesas.
- Claro... entonces por qué te pasas todo el día en el gimnasio. -cruzo los brazos enfadada.
-No es obvio.
-No lo es. Te conozco Zoro, sé que te ocurre algo y únicamente quiero saber qué te pasa. – bueno realmente quería que le afirmara algo que le atormentaba.
Zoro callo de repente, le habían descubierto, y ella buscaba repuestas y no sabía cómo el modo de decirlo abiertamente y con cuidado de no dañarla.
-Márchate. - corto por lo más sano volviendo a sus ejercicios.
-Así que es verdad. - sonó triste. Agacho la cabeza mirando el suelo reprimiendo las ganas de llorar. Zoro ni se inmutó en absoluto. -De que ya no me...amas. -las lágrimas empezaban a fluir, no tenía las fuerzas para seguir reprimiéndolo más.
Zoro volteo repentinamente atónico. Observo como Robin ocultaba su rostro entre sus manos, viendo como las lágrimas se perdía por sus ojos hasta el suelo. Abandono la pesa a un lado, lentamente se acercó a ella inseguro.
-Robin...-susurro apartando sus manos para ver sus ojos vidriosos.
-No pasa nada. Me he enterado lo que has estado haciendo con tu tiempo cuando no estaba y que la has estado enviando cartas a alguien.
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Adiccion( Zorobin)
DiversosLos Sombrero de Paja llegan a una isla veraniega donde todo es fiesta, borrachera, alcohol, sexo en la playa y baile que provocara diversión, que Sanji se vista de mujer, que Zoro baile con cierta morena, haya mucho Lemmon, demasiadas declaraciones...