Tempestad

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Como dijo Nami llegaron a una isla de invierno. El más agradecido de llegar a una isla de invierno era Chopper que para algo le servía su suave pelaje. Por decisión de Nami ordeno alojarse en unas cañas de maderas súper rurales donde cerca de allí había unas termas, para poder descansar y relajarse. Por supuesto investigaron si había peligro y por suerte el peligro que había en esa isla, que deberían preocuparse, era de Luffy. Así que no había problema, excepto Luffy, pero Nami tenía armas para domarle.

Desembarcaron a todo gas para dejar sus cosas en cada cabaña que le pertenecía, ya que dormirían por separados. Después de colocar todas las cosas, Robin decidió tomar una ducha bien caliente y bien larga, necesitaba despejarse y aclarar sus ideas. Se pasó allí un largo tiempo pensando lo que le había dicho Nami sobre Zoro. No se lo creía, conocía perfectamente a Zoro y no era ese tipo de hombres que se dejan llevar por un impulso como el sexo. Había cosas que no cuadraban como la cara que puso Zoro cuando le encaro, parecía confundido. No podía ser. Pero tampoco Nami sería capaz de mentirla en una cosa tan grave como esa. Por una vez en su vida no sabía que decisión tomar.

Salió de la ducha y se cubrió su cuerpo con una mini toalla de color azul cielo, iba totalmente mojada y tampoco le importaba mucho que las gotas la recorriera su cuerpo hasta caer al suelo. No tenía ni ganas de secarse, además la habitación era muy cálida, para ser una cabaña pequeña que dependía de una habitación, un salón y cuarto de baño.

Se aseguró que la toalla estuviera bien apretada, nunca sabría cuando había un desliz, pero que importaba si estaba sola como en la celda.

Salió del baño. Se sobresaltó cuando vio que no estaba sola allí. Encontró a Zoro delante de la chimenea disimulando que no la había visto. ¿Qué hacia el en su habitación? Apretó la toalla creyendo lo que tenia por mente al peliverde.

- ¿Qué haces aquí? - reacciono al final después de soportar la tensión que se había formado en el ambiente de repente.

Giro dirigiendo hacia Robin que iba con una mini-toalla, la iluminación de la chimenea era lo único que iluminaba la habitación, le hacía más hermosa de lo que era y las gotas que le recorría la hacía ser una diosa.

Camino lentamente a su dirección mientras seguía hablando. - Te esperaba. - su voz sonó tan ardiente, tan peligrosa y decidida que volvería loca a cualquier chica.

-Te advertí de que no me volvieras a dirigir la palabra. Lo deje muy claro. – retrocedió mientras el avanzaba.

-Y lo dejaste, pero tú me distes la oportunidad de explicártelo.-dijo con ironía.

-Explicar el que, Espadachín. De que me engañaste con otra cuando más te necesitaba. - dio un paso hacia atrás mientras Zoro le comía terreno. – De que me mentiste solo para aprovecharte de mí. - retrocedió tanto que choco contra la pared. Ahora le tenía acorralada, pero no la presionaría. Temblaba y contenía el llanto haciéndose la fuerte. Todo era mentira y se lo desmentiría. -Fui una

No pudo terminar la frase, los labios de Zoro se lo había impedido antes de que siguiera haciendose daño. Robin opuso resistencia no permitiría que le ganara y que se saliera con la suya. Le odiaba por todo el daño que le había hecho, pero no se lo creía ni ella, por qué negarlo, en el fondo no le odiaba, le amaba y es por eso que no pudo más y le cedió a su beso.

Metió su lengua en la boca de Robin consumiendo a su pasión. La devoraba mientras se aferraba a su cadera por seguridad de que escapara de sus manos. El beso era ardiente, excitante, lento y venenoso, pero para que negarse, echaba de menos sus labios.

Acaricio su pierna derecha con delicadeza obligándola a que se apoyara un poco la pierna en su cadera sintiendo lo que llevaba tiempo deseando. No dejaban de besarse, permitía unos segundos para que sus pulmones se oxigenaran, pero volvían al ataque. Habían cedido al deseo y la pasión.

Adiccion( Zorobin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora