Derrotado por tus besos.

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Camino hacia los vestuarios donde se encontraban los chicos que estaban en unos simples vestidores de centro comercial que con el mínimo esfuerzo podrías ver a la persona que había dentro desnudo o a punto de salir, pero aun así no se iba a cambiar allí. Pero no veía a alguien y no no era Nami que aún seguía en estado de shock por haber sido descubierta, ni tampoco hablo de Sanji que estaba con Chopper en una esquina intentado recuperarse de su gran crisis de depresión. Se acercó a ciborg para preguntar al único que faltaba de allí.

-Franky. ¿Dónde está, el Espadachín?- pregunto amablemente Robin.

-Se fue por allí.- señalo a la expensa vegetación. Agradeciéndoselo se fue donde señalo el ciborg.- ¿A dónde vas, Robin?

-Voy a buscarle seguro que se ha perdido.-

-"Si, seguro. Súper-Robin es una súper pervertida."- hizo su súper pose.

Se adentró a la profunda vegetación, era sospechoso que un lugar así no hubiera rastro de animales salvajes o algo parecido. Gracias a la luz de las estrellas, que daba paso entra las enormes palmeras y árboles se pudo orientar y esquivar los obstáculos naturales fácilmente. Pero no había rastro de Zoro, utilizo sus poderes para localizarle pero no hubo resultado.

-"¿Dónde se ha metido, el Espadachín?"- ya era desesperante.

Iba a darlo por imposible cuando algo le tapó la boca y fuertemente la empujo contara un árbol enorme y desarrollado. Sintió miedo al principio pero cuando vio los ojos carbón de su opresor, desapareció la sensación y se relajó, pero ahora estaba acorralada y no tenía ni una posibilidad de gritar a causa de la mano de su secuestrador. Se quedaron unos minutos mirándose a los ojos descifrándolos como si fuera un rompecabezas difícil de solucionar.

Aparto la mano lentamente convirtiéndose en una caricia que siguió su recorrido hasta su pómulo. Acerco más su musculoso cuerpo hasta dejar un espacio muy reducido e imposible de escapar. La tenía agarrada posesivamente por la cintura. Le sonrió de una forma arrebatadora antes de besarla. Cedió su boca sin oponer resistencia, sus lenguas danzaban sincronizadamente.

Las manos de la morena cobraron vida, empezó acariciando su rebelde pelo. Sus pulmones ardían y rogaban oxigeno pero su cuerpo no le hacían ningún caso. Se separaron durante unos segundos para volveré a mirar a los ojos que transmitían lujuria y cariño. Se volvieron a besar con pasión desenfrenada.

Sus manos se colaron en la camiseta del hombre disgustando su tacto, la musculatura dura de su amante, de un movimiento se deshizo de la molesta camiseta lanzándola lejos. Sus besos fueron bajando recorriendo el largo y dulce cuello de la morena, lo besos, mordió. Se deshizo de la pequeña tela que cubría el mordisco difícil de ocultar. Atendió esa parte
durante unos minutos con una ternura que no era propia en él, mientras colocaba una pierna entre las de Robin y su mano derecha apoyaba su pierna ligeramente flexionada hasta poder disfrutarse su brazo trasero.

Escucho un gemido de desesperación por hacerla suya, que se sintió un monstruo, pero un monstruo deseoso de devorarla. Los tirantes finos de sus tirantes descendían sin enseñar nada, como si el vestido quisiera incitarle. Lentamente bajo la cremallera trasera de su corto vestido. Agradeció a Newton por descubrir la teoría de la gravedad, como una pluma descendió rozando cada parte de su cuerpo hasta dejarla completamente desnuda, a excepción de un tanga de color blanco. La luz de la luna llena y de las estrellas daba un toque mágico al evento carnal que disfrutaban esos dos individuos desenfrenados en el deseo. Su piel cubierta de sudor, sus pezones erectos, su pecho subir y bajar acorde con su costosa respiración, le excito tanto que su erección hizo presencia. No tenía ni idea de por qué siempre se tapaba sus enormes pechos ¿Se avergonzaba de ellos? O ¿Temía que no le pareciera atractiva? Porque si es por la segunda acción, estaba completamente equivocada.

Adiccion( Zorobin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora