Después del primer amor.

El comienzo.

Me llamo Mery Joan y voy a contarles mi historia de algo que todos recordaremos siempre, para bien o mal; el primer amor.
Todo comenzaba un lunes de noviembre por la mañana, una mañana lluviosa y fría, para completar. Una mañana en la que transitaba apurada por las calles de Montevideo con el fin de llegar al sitio donde estudiaría por primera vez después de una mudanza.
De Colonia a Montevideo, después de toda una vida allí. ¿Que loco no? Pero era lo que mi madre quería y yo tenía que complacerla. En fin; en camino al colegio los minutos se pasaban demasiado rápido y se me hacía imposible llegar temprano. O quizás yo era demasiado lenta, aún no lo sé, nunca supe mucho sobre mí.
Ya se me había hecho muy tarde, así que corrí bajo la lluvia fría, y pude llegar a tiempo, aunque sí, llegué con el cabello hecho un desastre, con el rímel deslizándose por mis pómulos y pequeñas gotas de agua cayendo desde mi uniforme. Conclusión: no usen rimel cuando caigan chubascos.

Recuerdo que todos los del salón me miraron raro. Sí, con la cara que se mira cuando algo extraño está sucediendo, y sí, yo era demasiado extraña.
Pero, ¿Quién era Mery? O mejor dicho, ¿Quién era yo antes de él?
Además de ser la típica chica que se pasa el tiempo encerrada en su habitación en completa soledad escuchando música; fui la adolescente a la que se le va la vida tratando de ser suficiente para todos, aunque yo, no tenía a nadie.
Siempre me pregunté si eso era yo, si eso era lo que realmente quería ser.

Él. Antes de conocerlo no estaba segura de si eso era lo que me gustaría ser para siempre, no estaba muy segura de querer pasarme la vida con la nariz metida dentro de un libro de ciencias físicas, tratando de ser buena para los demás.  Pero, ¿Sirve de algo esmerarse en ser bueno para los demás? Es que nadie hizo el esfuerzo en ser suficientemente bueno para mí.