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Caminé algunos pasos, y alguien me tomó de la mano, rápidamente voltee para verlo, yo conocía esas manos.

—Mery, de verdad lo siento mucho. —dijo Alex con la mirada baja.

—¿Porqué? ¿Por gritarme en una cafetería en frente a todos? ¿por no responder mis mensajes? ¿por no pasarme a recoger para venir al colegio? o, ¿quizás por dejarme plantada en el proyecto de ciencias, aún sabiendo lo importante que era para mi? Dime Alex, ¿porqué te disculpas? Te escucho. —respondí enfadada.

—Ok, sarcasmo, ¿enserio? Bien, sí Mery, perdóname por todo eso. Y sobre Kali, que por cierto, así se llama, no te preocupes, ¿si? es sólo una amiga.

—No es posible que me digas ésto con tanta tranquilidad, creo que Aly tenía razón, quizás me equivoqué contigo.

Voltee, solté su mano y me fui a clases.

Ese día no pude concentrarme, de verdad.

Alex lo era todo para mí, pero comenzaba a decepcionarme, y me aterraba la idea de comenzar una vida sin él.

Por fin era la hora de volver a casa, recogí mis cosas y me fuí, iba bajando las escaleras cuando sentí la voz de Aly:

—¡Hola Mery!

—Hola Aly, ¿qué tal? ya me iba, perdona.

—¿Caminas?

—Eh...si.

—Descuida, te acompaño.

—Ok, gracias cariño.

Caminamos hasta casa, en un total silencio, hasta que llegamos a la puerta de mi casa y Aly interrumpió aquel agradable momento de paz:

—¿Tú, Mery Joan tan silenciosa? ¿Qué está pasando, es Alex, ¿no es cierto? aún no has arreglado las cosas con él, ¿verdad?

—Joder, ¿y tú cómo le haces para saber todo lo que me pasa?

—Pues cuando se quiere a alguien se le conoce en todas sus facetas, y yo te quiero. Ahora cuéntame, tonta.

—Vaya que eres increíble, sabes que te quiero, estúpida amiga. Bien, te cuento...

Le conté a Aly con detalles lo que había ocurrido, me escuchó atentamente, sólo hacía gestos de sorpresa, y algunos como diciendo "te advertí...", Aly me miró a los ojos, puso su mano en mi hombro y me dijo:

—Querida, Alex jamás fue así de lindo con otra chica, contigo ha sido muy bueno, créeme que lo conozco. Pero él no es perfecto, ¿sabes? Lo que ha hecho no es nada comparado con otras actitudes pasadas. Lo lamento.

Sólo me quedé callada, ésta vez no podía defenderlo, quizás Aly me estaba siendo sincera desde un principio.

—Bien, Aly, muchas gracias por escucharme y por ser la única persona que está en mis malos momentos, pero ahora quiero entrar a casa, descansar, y estar sóla un buen rato.

—No hay de que. Claro Aly, entiendo, espero que te sientas mejor, adiós.

Después del primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora