Capítulo tres.

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Cuando tomé la llave algo se estremeció en la cueva, cosa que nos obligó a salir con rapidez del lugar, nos subimos al auto y luego de minutos eternos llegamos a casa, estaba a pocos minutos de abrir aquel sótano, y descubrir de una vez por todas lo que estaba pasando. Llegamos hasta la puerta y estaba cubierta en una parte por una especie de papel tapiz que se encontraba muy desgastado, Antoine lo quitó con facilidad y nos llevamos una gran sorpresa al ver que tenía rayones, que formaban un mensaje casi ilegible: "No entre. Peligro, mantener esta puerta oculta y sellada, pueden salir de aquí entidades desconocidas."

—Abre. —Dijo Antoine algo aturdido.

—No lo sé Antoine... —Titubeé

—Luego de pensarlo varios minutos, habló— Deberíamos llamar a los chicos... No creo que podamos con esto solos.

—Estoy de acuerdo.

Antoine sacó su móvil y llamó a uno de los chicos, dimos gracias al cielo cuando acudieron en menos de lo esperado.

—¿Qué ha ocurrido? —preguntó Lynda entrando a la casa y saludándonos a ambos.

—Problemas maritales... —Comentó Jeremy con gracia.

—Qué gracioso, Jer. —Dije riendo suave— Hay algo extraño con esta casa.

—¿Y qué se supone que es? —Preguntó Dominic mirándome con atención.

—No sabemos. Sé que llevamos poco tiempo aquí, pero han estado ocurriendo cosas raras desde que llegamos, y acabamos de encontrar un sótano, pero no nos atrevimos a abrirlo.

—Dominic rió con aires de rudeza, característicos en él— Tonterías, no debe ser nada que no pueda... Digo, que no podamos resolver.

—Hasta que no lo abramos no sabremos a que nos enfrentamos. —Habló Jeremy, ignorando el comentario de Dominic.

—Jer tiene razón. —Terció Sammy.

—Vamos a abrir esa maldita puerta. —Dijo Dominic, rodando los ojos.

Todos nos dirigimos a la puerta y Antoine y Dominic la abrieron, el conjunto de madera podrida soltó un chirrido por cada centímetro que nos dejaba ver su interior, todos nos dispusimos a entrar. Al introducirnos en aquel cuarto quisimos jamás haber entrado.

Estaba oscuro, Dominic decidió encender una vela que trajo de la cocina y la escena se volvió perturbadora, era una película de terror: el lugar estaba lleno de cuerpos momificados y cadáveres de niños, en centro de la habitación un cadáver de dos metros que casi tocaba el techo tomaba uno de los cadáveres en sus manos, de la mano del pequeño cuerpo colgaba una nota.

Al lado de la terrorífica escena, notamos una especie de agujero por el cual cabía una persona, sin embargo todos nos encontrábamos más que sorprendidos con lo que nuestros ojos veían, así que no le prestamos la atención suficiente.

Mareada, aturdida, confundida y perturbada tomé la nota de la mano del pequeño cadáver, ahí me di cuenta de que estaba temblando.

"¿Creyeron que con abrir esta puerta se acabarían todos los problemas? Estaban muy equivocados, éste juego apenas comienza."

-XX.

Todos soltamos un estrepitoso grito y salimos corriendo, un vendaval hizo que la puerta se abriera de par en par, unos cuantos insectos salieron de allí, acto seguido, se cerró con un aparatoso ruido, Antoine le echó llave de nuevo con las manos temblosas.

—¿Qué ha sido eso? —Grité agitada.

—No lo sé. —Respondió Sammy aterrorizada.

—Deberíamos llamar a la policía. —Sugirió Dominic algo sorprendido.

El sótanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora