Epílogo

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Dos largos años habían pasado desde que tuve mi primer hijo: Cristhian Isaac Kemper Blair. Habían sido los años más felices de mi vida. Vivía con Isaac en un pent house en Los Angeles, luego de conversarlo habíamos decidido que sería lo mejor para nosotros como familia.

Había perdonado a mi padre por sus malas decisiones, pero aun así nuestra relación no era la mejor, por su parte Rita nos visitaba con frecuencia y disfrutaba de su compañía. Cristhian adoraba a su abuela.

Ese día se encontraba con ella en un parque cercano y yo estaba con una prueba de embarazo cacera en el baño, asustada y emocionada a la vez. Quería una familia grande, esperaba que Isaac también. Tomé la prueba de embarazo y vi el resultado: dos rayas, sonreí.

En la noche le daría la noticia al amor de mi vida.

§§§§

Quería casarme con Cris.

Llevábamos un tiempo viviendo juntos y todo nos iba bien. Amaba a mi hijo Cristhian, tenía los ojos de su madre. Como familia nos complementábamos de manera perfecta. Cris no quiso saber nada más sobre trabajar y prefirió quedarse en casa a cuidar del bebé y yo no tuve problemas con eso, a Cris le daría la luna si me la pidiera.

Y por eso es que había comprado el anillo de compromiso. Elegí uno estilo pavé con diamantes en platino, sentía su peso en mi bolsillo dentro su caja de terciopelo negro. De camino a la casa compre un ramo de rosas rojas.

Al llegar Cris me recibió con un beso intenso mientras le ofrecía el ramo de flores.

—Tengo una noticia que darte —dijo mientras colocaba las flores en un jarrón. Me miró directo a los ojos y alzó una bolsa plástica que contenía una prueba de embarazo.

Sentí mi corazón inflarse de alegría. Cris reía esperando mi reacción. Sin pensarlo saqué de mi bolsillo la cajita negra y puse una rodilla al suelo mientras la abría y se la ofrecía. Observé como llevaba sus manos a su boca en señal de sorpresa.

—Cris, me has hecho el hombre más feliz en la tierra y siento que no tengo derecho a pedirte nada más, pero me conoces y sabes que soy egoísta, así que debo decirte que te amo y eres la mujer con quien quiero pasar el resto de mis días. ¿Me harías el honor de ser mi esposa?

—Sí —respondió Cris a la vez que se arrodillaba para quedar a mi altura y con lágrimas en los ojos me besó y abrazó.

FIN

¡Gracias por leerme!

Puedes adquirir la versión editada de esta historia a través de amazon (en papel y formato kindle) y en smashwords en formato epub bajo el nombre "Decisión de Amor".

Con cariño,

Kroana Anzola.

Decisión de Amor (Borrador Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora