trettitre.

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Narra Isak^^^

Me incorporé en la cama, en el borde izquierdo.
Estábamos al parecer, en la casa de Vilde, donde fue esa tal "reunión", según ella.

Me encontraba en una de las múltiples habitaciones de su gran casa.
Mire a mi costado y pude ver un bulto cubierto por una manta.

Even.

Me vuelvo a recostar y me meto entremedio de la gran manta gruesa para quedar debajo de su brazo y pegar mi torso contra el suyo.

Este nota mi presencia y me abraza fuertemente.
Entonces sonríe y yo le imitó.
-Buenos días.-. Dice revolviendo con suavidad mi cabello.
- Bebe...-. Susurro.
-¿Qué pasa?-. Dice mirándome con esa mirada tan cautivadora de siempre.

-¿Te tomaste las pildoras?-.
Trague en seco.
Sabía que a él no le gustaba hablar de eso.
Pero debía asegurarme de que todo estuviera bien.

El asiente y agacha su cabeza.
-Te preocupas tanto por mi...-.
Negué que con la cabeza.
-Lo que pasa... Es que me importas.-.
Se formó un silencio ... diferente.
Era agradable y cálido.

-Por eso es que me encantaste, desde la primera vez que te vi...-. Dijo tímido.
Sus mejillas se sonrosaron y pude notar lo nervioso que estaba.
-Even... Te quiero tanto.-. Y lo volví a apretar contra mi.

Estuvimos así por un largo rato, hasta que sentí como un pequeño peso, se abalanzó sobre nosotros.

Nos destapamos enseguida al pensar en alguien de la fiesta o que se yo.
Pero luego pude ver que se trataba de un tierno gato.
Estaba gordito y muy suave, por lo que exclamé de ternura.

Debía de ser el gato de Vilde.
Ella ya me había contado que tenía uno, pero lo dejaba libre para que saliera a la calle, por lo que pensé que estaría rondando en algún otro lugar.

Salte de emoción en la cama y empecé a acariciarlo delicadamente.
Era blanco, con una mancha de color beige en su cabeza y en las patas.
-Pero que ternura-. Exclamé y luego tras jugar un rato con este,note como Even me miraba con dulzura.

Apostaría millones a que en ese justo momento me puse más rojo que un tomate.

Narra Even^^^

Mire a mi pequeño.
Estaba tan emocionado por solo ver a un ser tan indefenso que se veía como un ángel.
Mi ángel.

Luego notó que lo estaba mirando y se puso rojo de vergüenza.
¿Podía haber algo más mono que Isak?

-Te ves tan tierno cuando te pones rojo.-. Dije.
Él sonrió tímido.

Todo estaba saliendo de la mejor manera.
Le quería y el a mi.
¿Acaso esto no era el paraiso?

Ocean eyes Where stories live. Discover now