Cap.-3

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   Minutos, horas, el tiempo pasaba y no tenia como contarlo. Pudieron ser cinco minutos o inclusive diez horas, no lo sabia. Quizás exageraba, pero estaba impaciente, unos dirían nervioso, quizá.

    De repente la puerta se abrió, y lo que vio lo paralizó.

-Yuuri katsuki. - El nombrado, que hasta ese momento lo ignoraba, lo volteo a ver, con una mirada tan indiferente, como si lo que viera fuera cualquier cosa.

-Ese es mi nombre viktor, no lo gastes.

-¿Qué haces aquí? - ¿Acaso a el también lo habían secuestrado? Yuuri lo miro a los ojos e hizo una mueca de burla.

-Tranquilizate, estas desesperado, hasta aquí me llega tu aroma.- Dijo con asco sin quitar su expresión, ¡¿Qué pasa aquí?!

-¡Yuuri! ¡¿Qué te hicieron?! ¡¿Estás bien?! .- El japonés lo miro sorprendido. Para luego, lentamente reírse.

   Estallo en risas, como si le hubieran contado el mejor chiste de su vida. Lentamente se fue reincorporado, tomando el aire que había perdido.

-Hace  tiempo... que no me reía con ganas.- Dijo entre risas mientras limpiaba los lentes.

-¡Yuuri! ¡¿Qué esta pasando?! ¡Salgamos de aquí!.- El japonés se fue acercando, lentamente.

-¿Y por qué haría eso? - Yuuri le sonrió coqueto a viktor, algo andaba mal.

-¿Yuuri...?. -El nombrado negó con la cabeza entretenido.

-¿Es que no lo entiendes, Viktor?. - Y ahí, la sonrisa desapareció. Su rostro se torno serio y una mueca sádica apareció, se acercó a la cara de Viktor y le dijo.

-Yo te traje aquí, Vitya~.







Al borde del precipicio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora