Al borde del precipicio

Cap.- 5

Los días pasaban, lo sabia por las raciones de comida. ¿Podía estar seguro de que no lo envenenarían? La verdad no lo sabia, el creía que si, de lo contrario, ¿para que secuestrarlo? Matarlo directamente seria mas rápido. Aunque tampoco es como si pudiera decir que hacia ahí exactamente.

  Un día como cualquier otro, sin previo aviso, la puerta se volvió a abrir, dejando entrar a un rubio de a lo mucho... veinte años.

-Nikiforov, de pie.- No se movió ni un musculo, el rubio lo miro serio -. No te conviene hacer enojar al señor katsuki.

   Y sin mas, el ruso se levanto con algo de dificultad, el rubio le quito las cadenas de las muñecas y los tobillos, en lo que el peliplata se masajeaba las muñecas el rubio hablo.

-Saliendo de aquí te vas a bañar, te vestirás con lo que se te de sin preguntar y después te llevare con el señor Katsuki.

-¿Y quién eres tú? - El rubio no contesto.

-Andando.- Camino hacia la salida y lo condujo por el pasillo.

  Subiendo unas escaleras, salieron de lo que parecía un sótano y pasaron por los corredores hasta que se detuvieron en una puerta, el rubio le indico que entrara y era el baño. Se aseo meticulosamente, esa sensación fue relajante para el ruso, lo hubiera sido mas si no tuviera el tiempo medido.

   Después de bañarse, encontró una camisa blanca, unos pantalones, un bóxer y un cinturón. La camisa le llegaba a los muslos, le quedaba holgada; los pantalones se le caían, quizá por eso el cinturón.

   Una vez vestido salio de la habitación encontrándose con el rubio, lo miro de arriba a abajo y chasqueo la lengua. Caminaron un poco mas hasta que llegaron ante una puerta diferente a las otras, antes de tocar, el rubio hablo.

-Yuri...

-¿Que..?

-Mi nombre, es Yuri, pero por obvias razones me dicen Yurio.

-Un gusto, Yurio.- No dijo mas, toco la puerta dos veces y abrió.