Elección de nombre

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Regina se inclinó hacia Emily y la miró, parecía dormir profundamente. En ese famoso sueño en el que ella había hundido a Henry algunos años antes, la vida le hacía revivir, cruelmente, lo mismo. Besó la frente de su hija, pero esta vez nada pasó. Suspiró y acarició el rostro de la niña, sus cabellos negros le hacían ver la dura realidad de su filiación que no podía negar.

Emma hubiera querido tener un gesto, una mirada para Regina, pero estaba petrificada por la noticia. Henry había encontrado refugio al lado de su abuelo y observaba la escena. Snow se frotó el brazo y parecía, de repente, hundida en incontables pensamientos. Regina permaneció algunos instantes acariciando la mano de la pequeña.

«Bueno, eso no quiere decir que no haya nada que hacer...» dijo de repente Snow

Emma inclinó la cabeza y no parecía seguir los pensamientos de su madre.

«Bueno...si tú y...Regina...en fin, si vosotras sois el amor verdadero la una de la otra, es que seguramente lo tenéis en vosotras, lo que...bueno, no sé...»

«Mamá...»

Emma hizo una señal negativa con la cabeza, no quería escuchar lo que iba a decir, era demasiado...

«En realidad, no hay muchas maneras, creo que a menos que se encuentre a la persona que corresponda en algunos años a vuestra hija, nada la va a sacar de su sueño» anunció Belle seriamente

Regina se enderezó y miró a Emma.

«Lo siento...» dijo ella, y con un gesto, desapareció

«¡Regina!» exclamó Emma, que no se esperaba una salida de ese tipo

Snow detuvo a su hija que iba a salir corriendo o teletransportarse para ir, no sabía a dónde, a buscar a Regina.

«¡Espera! Belle, ¿estás segura de lo que dices? ¿Realmente es hija de Emma y Regina?»

«Absolutamente. Lo supe en cuanto vi a la pequeña, reconocí la doble impronta de la magia de sus dos madres, la información que me faltaba...era la manera en la que se habría podido producir...eso»

«Es increíble» dijo Henry «pensar que aparte de mandarse a la mierda una a la otra, no lo vieron venir...»

El joven se pasó la mano por los cabellos.

«Henry...» dijo Snow, que quería que el joven, encolerizado, dejara de injuriar a sus madres culpabilizándolas «Creo que ya están sufriendo bastante ante la situación, ¿no crees?»

«¡Si eso sirviera para algo!»

Emma miró a su hijo deshecho; estaba reviviendo, a través de su hermana, las innumerables veces en las que las tensiones con su madre adoptiva habían conducido muchas veces a trágicos desencuentros que, sin duda, podrían haberse arreglado de manera diferente.

«Emma, ve a buscarla, es necesario que habléis, creo que una situación tranquila sería un buen comienzo para hacer volver a Emily» dijo Snow que se ponía en plan madre y abuela.

David sonreía ante el papel que su esposa se daba, que siempre había sido esa mujer de carácter. Henry besó a su hermana y bajó a preparar lo que llamó operación "restauración de corazones", lo que hizo reír a Snow. Emma se teletransportó a un sitio en particular, pensando que allí encontraría a Regina.

Pero no estaba allí. Sus habituales bancos, que tan a menudo habían sido terreno neutral para conversar, estaban vacíos. Se concentró, sabía que su magia podría funcionar como un GPS y encontrar a Regina en cuestión de minutos. Se teletransportó y la encontró cerca del antiguo castillo de madera al borde del mar, que ella había acabado por reconstruir, allí donde Henry jugaba y leía su famoso libro de cuentos. Emma se preguntó entonces dónde lo habría guardado el joven, quizás podría guiarlos más rápidamente, como a veces lo había hecho.

SevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora