Realización

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Sus labios se sellaron, pero el beso era más apasionado que dulce, al primer contacto. No sintieron el crepitar de la magia alrededor de ellas y aún menos los efectos del beso de amor verdadero. Pero no hubo ni un solo habitante que no lo sintiera, una especie de onda extraña sacó a algunos de sus camas. Snow que hablaba con Charming alrededor de una taza de té le dedicó una divertida sonrisa su marido y cuando la taza se estrelló en el suelo ni siquiera le preocupó que fuera su preferida. Así como Henry no se sintió desolado al ser despertado por su hermana que posó su mano en su brazo, porque él se había quedado dormido cerca de ella. Cuando el joven bajó corriendo las escaleras para avisar del despertar de Emily, se dio de cara con la escena, que en un primer momento le impactó: sus madres estaban en una especie de halo blanco y luminoso, sus labios aún pegados, tenían los ojos cerrados y el tiempo parecía haberse detenido. Él sintió la mano de Emily deslizarse en la suya, insegura, la niña veía magia por primera vez en su vida.

«Henry...¿Qué es eso? ¿Qué ocurre...?»

«¿Te acuerdas del cuento que te conté?»

«S...sí» dijo Emily que cruzó la mirada de su hermano.

«Es...Bueno, es el final del cuento...El cuento existe Emily...»

«Oh...» dijo la niña «¿Mamá y Regina? ¿Entonces?»

«·Emma es...bueno la Salvadora, y Regina es la ex Reina Malvada»

«Ah...»

La pequeña estaba perdida en su intento de analizar la situación. Por supuesto, ella había percibido que entre su madre y Regina pasaba algo, las dos mujeres parecían conocerse muy bien, lo suficiente para tener grandes peleas. Emily se había sentido incomoda a medida que las dos mujeres peleaban, sentía esa contrariedad y como un desbordamiento, de golpe se había cortado. El negro se había extendido tras sus pupilas y no se acordaba de nada, a no ser la impresión de un largo sueño sin sueños.

Emma y Regina se separaron y se sonrieron, se dieron cuenta de repente que no estaban solas en la estancia. Henry las miraba sonriente como nunca y otro par de ojos las miraba intensamente. Emma se precipitó hacia su hija, la rodeo con sus brazos y la besó.

«Hey...Mamá, solo estaba dormida»

Emma fue presa de una risa nerviosa. Regina capturó la mirada de Emily. La pequeña se acercó a ella y le extendió la mano, no era un intento de saludo, sino más bien una señal acogedora para que la otra mujer le cogiera la mano. Entonces, la mujer morena extendió la suya también y una extraña onda se propagó entre las dos, sorprendiéndolas. Emma desorbitó los ojos, no muy segura de lo que pasaba. Henry también estaba intrigado por lo que veía.

«¿Qué ocurre?» preguntó él

«Yo...no lo sé» respondió Regina

«Oh...yo la conozco» le dijo Emily

«¿Cómo qué la conoces?» se inquietó Emma

Emily miró profundamente a Regina y le dijo

«Creo que es mi...¿magia?»

«Sí, Emily, es la tuya» dijo Regina que fruncía el ceño, insegura de sus propias analogías

«Ella la conoce»

Emily concedió a los que la rodeaban una divertida sonrisa

«Mi magia, mi magia conoce a Regina...¿También es usted de mi familia?»

«Yo...sí, se puede decir que sí» respondió la morena con lágrimas en los ojos, la voz quebrada por la emoción.

El halo blanco desapareció.

SevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora