Parte 13

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Enero 6 de 2017

NOTA DE AUTOR:

Hola, hola mis criaturas hermosas!!!! Espero hayan tenido una hermosa navidad y un muy brillante año nuevo. Mis mejores deseos para todo ustedes en este nuevo año :D

El capítulo pasado no dejé notas porque era muy tarde y estaba agotada... En fin. 

Sé que se sorprendieron por lo que leyeron... creo que me odiarán por lo que están a punto de leer. 

Quiero dar un agradecimiento general a todas las personas que leen, especialmente a Ana1 23456 & a Ari Ortiz. Gracias por su apoyo :D

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XIII

–Levántate, por favor –. Pidió en voz baja tras tomar la pequeña caja y cerrarla en su mano–. Por favor.

– ¿Gaara...? –Inquirió el pelinegro con pánico, sin entender sus acciones. El asentimiento de su cabeza había sido su respuesta, pero su petición y el que evitara que pusiera el anillo en su dedo, le habían dejado confundido.

–Odio ser el centro de atención –gruñó, ocultando su rostro en el cuello de Sai–. Sabes que no me gusta y aun así, te empeñas en hacer este tipo de cosas.

–Lo siento –alcanzó a susurrar antes de verse interrumpido.

–Si nos comprometemos, ¿podrás esperar el tiempo suficiente para que pueda poner en orden mi vida, antes de casarnos y aceptar una eternidad contigo?

–Creí que lo de pasar toda la vida juntos, ya había quedado clara desde hacía mucho tiempo, Gaara –dijo–. Así que no entiendo qué es a lo que te refieres... ¿Estás aceptando mi propuesta o no?

– ¿Por qué eres tan tonto?

– ¡Gaara! –Bufó el pelinegro sin evitar que una sonrisa empezara a iluminar su rostro–. ¿Entonces te casarás conmigo? –preguntó con ilusión.

Gaara sonrió divertido antes de acercarse nuevamente al mayor, tomando su rostro entre sus cálidas manos, y finalizando con un pequeño y hasta tímido beso en sus labios.

–Te amo –susurró–. Me casaré contigo, pero no llevaré un anillo de compromiso en la mano –le aseguró con la expresión más seria que le fue posible poner. Segundos después, desabrochó la cadena de su cuello, tomó la pequeña caja de terciopelo, y de ella sacó el anillo, para entregárselo a Sai–. ¿Harás el honor? –preguntó mientras señalaba la punta de la cadena y luego la argolla. Sin dudar y comprendiendo rápidamente, Sai insertó la argolla como si fuera un dije más, y luego puso la cadena de vuelta en el cuello de Gaara.

–Ya no escaparas nunca de mí, mi hermoso Gaa-chan. ¡Te casarás conmigo! –gritó sintiéndose incapaz de contenerse y ocultar cuan feliz lo hacía.

–Me avergüenzas idiota.

– ¡No me importa! –exclamó, llenando de besos las sonrojadas mejillas del pelirrojo–. ¡Te amo!

Las felicitaciones no se hicieron esperar para la -ahora- comprometida pareja, quienes se vieron rodeados de abrazos y palabras alegres, de sus familiares, amigos y conocidos.

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