II
El sincronizado llanto de los bebés lo sobresaltaron, provocando que por poco cayera de la cama. Sasuke miró el reloj despertador que había sobre la mesa de noche junto a su cama y suspiró cansado, eran las diez de la mañana.
–Dormí solo cuatro horas –se quejó, revolviendo su cabello. Estaba de mal humor.
Se levantó de la cama y estiró un poco su cuerpo, antes de dirigirse a la cocina a preparar su desayuno y la leche para los bebés.
Ahora que más necesitaba a Kohana, la mujer que le ayudaba a mantener su casa en orden, no se encontraba, pues estaba de vacaciones y no volvería hasta el próximo mes, cosa que lo frustraba.
Terminó de preparar su desayuno; solo pan tostado y café, y siguió con el de los bebés.
–Creo que esto está bien –dijo, sonando no muy convencido, una vez la leche también estuvo lista –. Pues si la que preparé anoche se la tomaron, esta también –asumió.
La noche anterior, tuvo que recurrir a internet para saber cómo se preparaban los alimentos para bebés. Después de tres intentos en los que, literalmente dejó quemar el agua, puso más leche de la que debía e incluso agregó azúcar, por fin salió bien.
Un tic nervioso apareció en su ceja al recordarlo.
Vació la leche en los biberones y se dispuso a ir a su habitación, pero antes de entrar a esta, el molesto timbre anunciando la llegada de alguien, lo detuvo. Frunció el ceño, él no estaba esperando a nadie.
Echó un vistazo a los bebés quienes, si bien no estaban dormidos, sí estaban calmados y ya no lloraban como cuando lo despertaron, y regresó a la cocina donde dejó los biberones, para luego dirigirse a la puerta y abrir, sin detenerse a pensar en quién podría visitarlo a esa hora.
En ese momento prefirió no haberlo hecho.
Frente a él tenía a cuatro personas que no deseaba ver en esos momentos; empezando por Itachi, su hermano mayor. A su lado estaba Sai, el segundo de los hermanos y pronto a convertirse en un famoso pintor. Tras ellos se encontraban Deidara Kimura, novio... ¿prometido de Itachi? Era complicado incluso para ellos, definir su relación. Él también era artista, solo que se dedicaba a la escultura. Por último estaba Gaara, quien era un joven y recientemente reconocido abogado, que además de trabajar para los Uchiha, siendo el abogado de Sasuke, era novio del segundo hijo de la reconocida familia.
El tic nervioso de su ceja regresó más intenso que antes y el mal humor se acrecentó.
– ¡Sasu-chan! – los pelinegros se abalanzaron sobre el menor y lo abrazaron; aunque decir que estaba siendo asfixiado, sonaba mejor. Una gran y cálida bienvenida, estilo hermanos Uchiha.
– ¡Suéltenme! –Forcejeó inútilmente–. ¿Me ayudan? –preguntó a los otros dos tras ellos.
– ¿Por qué tendría que hacerlo? –el peli rojo sonrió burlonamente, negándose a ayudar.
–Gaara... –llamó el rubio a su lado, amonestando su actitud–. Itachi ya deja de... ¿Qué fue eso? –preguntó haciendo que todos callaran y prestaran especial atención a lo que había escuchado.
El sonido provenía de la habitación de Sasuke, quien haciendo uso de toda su fuerza y aprovechando el shock en el que se encontraban, logró separarse de sus hermanos para ir a la cocina y de ahí partir rápidamente a su cuarto.
Extrañados por su forma de actuar, lo siguieron, encontrándose con una impresionante escena que los descolocó.
Sasuke se encontraba sentado en su cama dando de comer a dos bebés, o al menos intentándolo, porque si se descuidaba con un uno, el chupete se salía de su boca y la leche empezaba a gotear por su rostro. Sí, una sencilla pero difícil tarea para un inexperto hombre, que además se le multiplicaba por dos.
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Reasons to Love
FanfictionSasuke Uchiha, era un exitoso y joven empresario de tan sólo 23 años. No le importaba nada más que trabajar para así superarse y dejar de estar en la sombra de su familia. Cambiaba de mujeres tan rápido como quería y su mal humor no era de mucha...