Parte 8

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Hola, Hola hermosas criaturas!!! 

Tras un tiempo bastante largo.... (querrán matarme) Les traigo un nuevo capítulo de esta pequeña historia :D

Espero disfruten!!

* * * * * * * * * ** * * * * 


VIII


– ¡Sorpresa!

El tic en sus cejas se hacía cada vez más intenso a medida que iba comprendiendo la situación en la que se encontraba. Sai estaba a su lado con su mano apoyada en su cintura impidiendo así que escapara; frente a ellos estaban los otros hermanos Uchiha, su propia familia y curiosa y extrañamente, también Nagato.

Sospechaba el por qué todos estaban reunidos en casa de su hermana y aun así, le pareció increíble que lo hubieran hecho, cuando todos sabían muy bien que él odiaba que celebraran su cumpleaños. Había sido así desde hacía casi diez años y simplemente no podía tolerarlo.

Inspiró profundamente para tratar de sopesar lo que estaba viviendo en ese instante y no lanzar una serie de improperios contra su pareja del que estaba seguro había sido el organizador de todo eso. Sin embargo, su gran retahíla de improperios mentales se vio interrumpida cuando tres pares de pequeños brazos rodearon sus piernas y más atrás, un par de chiquillos caminaba con más lentitud en su dirección.

Se trataba de sus sobrinos.

Se permitió entonces ponerse de rodillas para recibir los ansiosos abrazos de los niños.

– ¡Feliz cumpleaños, tío Gaara! –chillaron con emoción las dos niñas mayores, Miku y Kana, mientras Shikadai lo hacía a su manera; con sus cortos tres años no podía hacer mucho tampoco. Y ni qué decir de los pequeños hermanos Uchiha, Mizuki y Yusuke, sus sobrinos políticos quienes también habían ido a su encuentro y habían balbuceado, dejándose llevar por la emoción de los otros. Les dedicó una sonrisa, minúscula y apenas perceptible, a medida que besaba sus frentes, mejillas o cabezas, como gesto de agradecimiento.

Tras ponerse nuevamente en pie, fue abordado por los mayores con abrazos de felicitación, algunas burlas de parte de Sasuke, hasta finalmente quedar frente a Nagato.

–Feliz cumpleaños –dijo el mayor estirando su mano y una apenas perceptible sonrisa bailando en sus labios–. Aunque no te veas nada contento.

Gaara estiró la suya y la estrechó en un breve apretón. Agradeció mentalmente el que no hubiera hecho algo más... afectivo; lo conocía.

–Supongo que gracias –murmuró después–. Es extraño verte aquí.

En ese momento se encontraban en el gran patio de la casa y estaban apartados de los demás, ya que se habían dispersado luego de felicitarlo; algunos para buscar comida y bebidas, o simplemente para vigilar a los niños mientras hablaban entre sí. Se encontraban lo suficientemente lejos de todo el alboroto como para que alguien escuchara lo que estaban hablando.

–Fui obligado –reveló como si nada, sin importarle que eso pudiera sonar un poco grosero de su parte, sin embargo, sabía que Gaara no lo tomaría de esa forma–. Pero sólo estaré un rato, tengo que viajar fuera de la ciudad en un par de horas.

Gaara asintió y le miró con detenimiento y una chispa de incredulidad.

– ¿Fuiste obligado? –preguntó.

–Estaba con Temari cuando tu novio llamó y le pidió que se reunieran para planear una reunión sorpresa por tu cumpleaños –dijo con vacilación, como si estuviera midiendo sus palabras, escogiendo lo que iba a decir.

Reasons to LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora