El inicio del segundo ciclo de su segundo año fue de lo más traumático, si hubiera sido alcohólico, se habría refugiado en la bebida. Él optó por dedicarse a la lectura. Pero sus fieles amigos de siempre no lo ayudaron en esta ocasión, porque todos los textos hablaban de traición y despecho.
Cuando le comentó a Víctor al respecto, este ya conocía la historia, porque Salvador solo hablaba de eso desde hacía meses, hasta el punto del hartazgo. El amigo simplemente le hizo notar que el chico jamás pasó a otro nivel, solo había sido un compañero más de la tal Fabiola. Lo que sentía era el impacto de comparar la realidad contra sus construcciones mentales.
Tuvieron una pelea seria al respecto, porque Salvador buscaba apoyo y no que pusieran el dedo en sus llagas. A Víctor no le iba mejor en ese departamento, pero prefería situarse tras las barreras antes que enfrentarse a los toros. Sentía una alegría secreta que su amigo estuviera en ese estado, porque el día en que Salvador encontrara una novia, él se sentiría menos. La situación era igualitaria, ambos estaban solos y se sentían miserables.
Salvador pasó algunos días espiando a Fabiola y al "chico moreno" solo para asegurarse que quizá había un error. Pero los hechos eran obvios, ese par eran más que amigos, nunca los había visto besándose, pero el lenguaje corporal hablaba por sí mismo.
En sus otras materias, si bien el ciclo había comenzado, no estaba prestando la atención debida. Su aspecto era taciturno y pensativo, y uno de sus compañeros lo notó de inmediato.
Era un sujeto que había estado en el grupo de Laboratorio de "Química" con Salvador durante el ciclo recién pasado. No le interesaba gran cosa los problemas ajenos, pero como era un estudiante mediocre, necesitaba alguien a quien adherirse para salir avante en sus materias. Por lo que requería de ese muchacho larguirucho y melancólico como su boleto de entrada a las calificaciones altas cuando se hicieran los equipos de trabajo en las materias de la carrera. Había trabajado con Salvador en el ciclo anterior y quería saber en qué terreno se encontraba, estaba a tiempo de cambiar de huésped por alguien que luciera más concentrado.
— ¿Hey man....que te pasa hoy? te noto algo perdido — le preguntó al joven junto a él al finalizar la clase porque Salvador parecía no haber notado que todos los demás compañeros se retiraban.
El chico lo volvió a ver con cierta irritación porque estaba en medio de una ensoñación donde Fabiola lo citaba en los bosques aledaños para poder platicar, mientras aquel moreno desconocido los veía desde lejos sufriendo de despecho.
El compañero se llamaba Herbert Villanueva, pero todos lo conocían como "El mapache", la razón de aquel sobrenombre era desconocida, porque el muchacho era alto, robusto y torpe al caminar, su rostro era aguileño y su mirada ladina solo confirmaba que era un individuo que podía salir de cualquier aprieto a punta de mañas y engaños. Era originario de una ciudad al oriente de aquel país, que era el puerto donde entraba la mayoría de productos y mercaderías hacia esa región. Su madre vendía pescado en el mercado, por lo que era un misterio como podía pagar la colegiatura de la universidad.
El tío del joven, el hermano de su padre, era contrabandista de mercaderías diversas; y siendo su sobrino favorito, parte de aquellas ganancias eran utilizadas para costear todos los gastos de la educación de Herbert.
"El mapache" no era brillante, pero sabía reconocer a quien podía ayudarle. Veía a Salvador como una inversión a largo plazo que podía rendirle frutos, así que decidió indagar que le pasaba al tipo, y si podía asistirlo, este quedaría en deuda y no vería problemas en llevar de pasajero al buenazo de Herbert.
— ¡Nada! ando distraído nomás — contestó Salvador para sacárselo de encima.
— ¡A mí no me engañas.... apuesto que es una vieja! —replicó el compañero con una mirada maliciosa.
— Para nada... — respondió el muchacho, pero se quedó a media frase, porque de pronto se le ocurrió que podía pedir una segunda opinión, tal vez este sujeto opinaba distinto a Víctor y le confirmaba que debía insistir en seguir a Fabiola. Que le reafirmara lo que él quería escuchar.
Por lo anterior le brindó un resumen de su historia con la chica, omitiendo algunos detalles de manera que pareciese como una historia de amor fallida.
"El mapache" escuchó con fingida atención, por dentro no podía creer lo idiota que era ese tipo. La solución era más que obvia. Un clavo saca a otro clavo, a las "viejas" no había que insistirles, hacer eso era rebajarse, tenía que buscar una amiga fácil para salir de aquel trance. Pero como no parecía un tipo vivido, le podía recomendar lo que él haría.... más bien....lo que su tío hacía si una "vieja" lo dejaba colgado por otro....buscaba sexo comprado en un burdel o se iba a un night club o a la combinación de ambos lugares, de los que abundaban en el puerto.
Esto le hizo trabajar un poco su cerebro, en esa ciudad apenas conocía donde estaban ubicadas las cosas, pero respecto a lugares de placer adonde ir, conocía algunos...¡los más famosos al menos!
Una vez que su huésped potencial terminó su exposición, "el mapache" exhibió su punto de vista sin adornarlo con palabras elegantes, necesitaba tratar con un tipo diferente de mujer.
— Estas "viejas" cagadas son un hatajo de beatas, que no te van a aflojar nada. Lo que necesitas es una hembra de verdad. Una que sepa tratar a un hombre.
Luego de eso le dio una lista de lugares con toda la información pertinente para que Salvador pudiera olvidar a aquella ingrata. El chico solo atinó a agradecerle por todo aquello porque jamás le hubiera pasado por la mente resolver su problema de esa manera.
Por un momento descartó la idea propuesta por "el mapache", pero luego de una reflexión exhaustiva, su curiosidad se impuso. Había escuchado de aquellos sitios con anterioridad, aunque para él esto era algo que sucedía en otro universo ajeno al suyo.
Delimitó un plan de acción para poder visitar uno de esos lugares en las semanas siguientes. Debido a su naturaleza meticulosa, empezó a trabajar en un proyecto que le permitiera conocer todo aquello luego de los exámenes parciales que se avecinaban.
Este sentido de propósito hizo que apartara sus ideas obsesivas por Fabiola, al menos por el momento, y volcara su energía y recursos en idear un plan que le permitiera visitar el lugar más famoso de la lista de Herbert.
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LOS DONES DE LA SERPIENTE
Fiction généraleMilagro y Salvador son un par de jóvenes cuyos orígenes y circunstancias de vida, son totalmente dispares. Un día él decide tomarle la palabra a la propuesta de un conocido para salir de la depresión en la que se encuentra sumido. Y esto lo lleva a...