Capítulo 5

1.4K 137 19
                                    

"Aquí estamos. Entra, Tigre –Keldarion abrió la puerta de la habitación de Legolas y dejó entrar al animal. El tigre blanco lo hizo a regañadientes, gruñendo-. Lo sé, Tigre. Tú también quieres ir a buscar a Legolas –Keldarion se agachó y le rascó detrás de las orejas-. Pero la situación no está a tu favor. Los humanos podrían confundirte con la otra bestia y podrían matarte."

El príncipe volvió a enderezarse y añadió.

"Quédate aquí. Le pediré a alguien que te traiga comida. Encontraré a tu dueño y lo traeré de vuelta, lo prometo."

Tigre miró a Keldarion con ojos tristes y casi le hizo cambiar de opinión. Esa mirada lo tentó a dejarlo ir con ellos en la partida de búsqueda, pero sabía que no era seguro para él, así que antes de perder el control, salió rápidamente de la habitación y cerró la puerta.

Keldarion y media patrulla de búsqueda habían vuelto al palacio hacía una hora. Tras darse cuenta de que estaban cerca del territorio de los hombres y que eso sería arriesgado para Tigre, el príncipe decidió enviar al animal a casa, pero éste no quería irse con los guardias , sino quedarse, así que no tuvo más remedio que llevarlo a casa él mismo; Tigre solo le hacía caso a él y a Legolas.

Nada más llegar, el rey lo había atiborrado a preguntas. Tras sacudir la cabeza, Keldarion le había dicho:

"No, padre. Todavía no hay signos de él. Creemos que cayó al río."

Thranduil se había asustado aún más.

"¿Que se ha caído al río?"

Keldarion le había asegurado rápidamente que volverían a la búsqueda nada más reabastecerse de provisiones y cambiar las monturas. No sabían cuánto les llevaría, así que tenían que ir preparados.

Sin tomar un solo descanso, el príncipe heredero salió otra vez al bosque con la partida de búsqueda, al galope.

Sin tomar un solo descanso, el príncipe heredero salió otra vez al bosque con la partida de búsqueda, al galope

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"¿Cómo va?"

Gertha miró a su marido cuando éste entró a la habitación.

"Sigue igual. Todavía está inconsciente, aunque ha parado de temblar."

Hasmon asintió. Le alivió saber que los ladrillos calientes que habían puesto entre las mantas habían funcionado. El hombre observó en silencio cómo su esposa lavaba la suciedad del pelo largo de la criatura. La cara del elfo ya estaba limpia, revelando la piel de alabastro.

También le habían quitado la ropa sucia y mojada y se habían quedado sin aliento cuando vieron la piedra brillante que llevaba atada al cuello.

"¿Qué clase de joya es? Parece una perla, pero ellas no brillan así."

"Tampoco es un diamante. Parece ser algo importante para él" –había dicho Hasmon.

Después de eso lo habían limpiado y envuelto en múltiples capas de sábanas y mantas. La mañana seguía siendo fría, especialmente para la pobre criatura que se había pasado toda la noche en el agua helada.

Al acabar de limpiarle el pelo, Gertha se levantó y recogió los paños.

"Empezaré a hacer la comida. Tiene que comer algo cuando despierte –entonces se inclinó y besó al elfo en la frente-. Tienes que despertar, ¿me oyes?"

Hasmon la sujetó del brazo cuando pasó a su lado.

"Gertha."

Ella lo miró, curiosa.

"¿Sí, amor?"

Hasmon suspiró. Tenía algo importante que aclararle a su esposa.

"Él no nos pertenece."

Gertha ladeó la cabeza.

"¿Qué quiere decir eso?"

Hasmon suspiró más fuerte.

"Me he fijado en cómo lo miras."

"¿Cómo?"

"Como si fuera nuestro hijo."

"¿Y qué? ¿Está mal?" –dijo Gertha, herida.

Inclinó la cabeza y se mordió el labio para no llorar. Hasmon la abrazó y le frotó la espalda.

"No quería herir tus sentimientos, mi amor, pero no puedo dejar que le cojas mucho cariño. Temo lo triste que vas a estar cuando tenga que irse."

Gertha se alejó de un empujón y lo miró con los ojos llorosos.

"¡Espero que nunca se vaya! ¡Es lo más parecido a un hijo que he tenido!" –dijo, empezando a llorar.

Hasmon la abrazó otra vez. Entendía bien los sentimientos de su esposa. Ella era estéril; no se había quedado embarazada tras veinte años de matrimonio y la vida de ambos había sido vacía sin un niño. Pero tenía que darse cuenta de que el elfo nunca sería suyo.

"No seas así, Gertha –le dijo-. Sabes que no puede quedarse con nosotros para siempre. Es un elfo y nosotros somos humanos. Tarde o temprano tendrá que volver con su gente."

Gertha lloró aún más fuerte, acercándose más al pecho de su esposo.

"Y piensa cómo debe estar sintiéndose su familia. Seguro que temen por él" –añadió Hasmon.

Gertha paró de llorar y miró a su esposo, para luego observar al elfo tendido en la cama. Su respiración era dificultosa, pero todavía se aferraba a la vida.

"Entiendo, Hasmon –secándose las lágrimas, forzó una sonrisa-. Debes tener hambre. Haré el pescado... y también un poco de sopa."

"Ve. Yo me quedaré con él" –le besó la mejilla antes de que se fuera a la cocina y luego ocupó el lugar de su esposa al lado de la cama. Hasmon observó dormir al elfo, esperando que despertara pronto.

 Hasmon observó dormir al elfo, esperando que despertara pronto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El hombre miró el cadáver de su hermano pequeño, furioso.

"¿Un elfo hizo esto? –taladró con la mirada a los que habían traído el cuerpo a casa-. ¿Y no lo matasteis?"

Uno de ellos habló.

"El elfo era demasiado rápido y bueno con sus armas."

"¡Pero vosotros erais más! ¡Dijisteis que estaba solo!"

"No nos atrevimos, Bregus. Estábamos en el territorio de los elfos, matarlo solo nos habría traído problemas. Además, no era un simple elfo, era un guerrero."

Bregus rugió de ira y golpeó una mesa.

"¡Ya tenemos problemas con un tigre y ahora los tenemos con un elfo! ¡Malditos sean! –entonces se giró hacia sus hombres. Como jefe del pueblo tenía el poder de darles órdenes para que cumplieran sus deseos-. Si os cruzáis con el elfo, traédmelo. ¡Lo mataré con mis propias manos!"

Esto es para subsanar la falsa alarma de capítulo nuevo de ayer XD ¡Besitooos!

Tigre, TigreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora