Me encontraba tirada en el suelo, rezando en silencio, por que los dueños no estuvieran en casa.
—¿Que demonios?.—escuché la voz de un chico, alcé la vista y enfrenté de mi, se encontraban unas musculosas piernas, fui subiendo mi vista lentamente y descubrí que se trataba de un chico. El cuál tenía en su cintura una toalla envuelta.
Éste se inclino y sentí unas gotas de agua mojar mi frente. Me tomó del brazo y me ayudo a ponerme de pie, al estar frente a él. Pude apreciarlo mejor, era de tez blanca, su cabello era de un color rubio claro y poseía unos hermosos ojos verdes. Miré sus músculos bien marcados y tenía en su pecho una pequeña cruz en su lado izquierdo, y en su hombro otro tatuaje de unas letras en inglés. Las cuales no pude descifrar muy bien.
—¿Quien eres?, ¿y que haces aquí?.—repasó su vista por todo mi cuerpo, y a juzgar por la mueca que hizo. No dudo que esté pensando que soy una prostituta.
Miré por sobre su hombro y pude apreciar que el perro se dirigía a un pasillo, y seguidamente dobló en una esquina y desapareció. Aparté al chico enfrente de mi de un empujón y Corrí por donde se había ido el perro.
—Ven perrito, perrito.—traté de llamarlo—Aquí esta tu comí...—choqué con algo duro, y descubrí que era el pecho de alguien, alcé la mirada, y era otro chico. Éste tenía el cabello de un color rubio oscuro, y sus ojos eran azules claros. Miré que tenía su brazo alzado y allí estaba mi bolso.
—Mi bolso.—susurré casi inaudible.
—Supongo que esto.—señaló mi bolso.—Es tuyo.—me miró divertido.
—Supones bien, ahora devuélvemelo para que pueda irme.—contesté sería.
—¿Y si no quiero?, ¿Que harás?.—acercó su rostro demasiado al mío. Me estaba retando, y yo no retrocedí.
—Te golpearé.—le dije sin basilar.
—¿Ah,sí?... Con esas manos tan pequeñas, dudo que puedas hacer gran cosa.—.dijo, para luego soltar una larga y sonora carcajada. Resople cansada. No estaba de humor como para aguantar estupideces.
—¡solo devuelveme el maldito bolso!.—.grité enojada, me puse de puntillas intentando tomar mi bolso, pero el muy bastardo, era muy alto.
—Ya basta Jeremi.—.se escuchó la voz de alguien más detrás de mi. Me di la vuelta y para mi sorpresa era otro chico, ¿cuantos chicos viven aquí?..
Éste era de tez pálida, cabello castaño, y ojos negros, y en ningún momento me dirigió la mirada. Miraba intensamente al supuesto Jeremi.... Con que así se llama el buen hijo de puta..
—Devuelvele sus cosas, y déjate de juegos de una puta vez.—Habló firme.
—Arg... ¿por que arruinas la diversión?...—iba a seguir hablando, hasta que yo lo interrumpi, no me quedaría a ver una pelea si lo único que quiero es mi bolso.
—Eh... ¿Hola? Solo quiero mi bolso....
—Tú callate.—hablaron los dos al mismo tiempo, lo que me hizo espantar... Estos están locos, y sí mucho más que yo.
—Bien... Esta bien.—dije mientras levantaba mis manos en señal de rendición—Dejaré que sigan con su estúpida pelea, y cuando terminen. Me llevaré mi bolso.—me di la vuelta y me alejé solo un poco de ellos, solo quería hacerle creer al idiota de Jeremi que ya no lucharía por mi bolso, aunque eso no era cierto.
Miré por el rabillo del ojo, y observé como tenía el bolso a una altura, la cuál podía alcanzar fácilmente, Corrí hacia él, y estaba a punto de alcanzar mi bolso. Pero el muy maldito lo alzó nuevamente, y para mi mala suerte, choqué con una pared, dejándome totalmente mareada. Y caí como un saco de papás al piso.
—Mira lo que hiciste, Cabron. —escuché la voz de uno de los chicos, supuse que era el castaño.
—Ja.. Seguro a de estar bien... No fue gran cosa.—dijo otro y estaba totalmente segura que era el muy maldito de Jeremi.
—¿Está muerta?...
Escuché sus voces cada vez más lejanas, hasta que simplemente no escuché ni sentí nada más...