Al llegar a la sala, miré por todos lados y respiré profundo al darme cuenta, que nadie se encontraba allí. Caminé hacía la puerta.
—¿Ya te vas?.—una voz detrás de mi, hizo que me sobresaltara, me di la vuelta, y me encontré al chico de lentes redondos y peinado de niño rico... Jace, supongo.
—Es lo que parece, ¿no?. —rodé los ojos por la estupidez de este chico. Me di la vuelta nuevamente para marcharme. Pero sentí su mano, sobre mi hombro, haciendo que me girará a verlo.
—Espera...
—¿Y ahora que?.—reproché malhumorada.
—No puedes irte así.—me miró de arriba abajo, durante algunos segundos.
—Así com...—miré mi ropa y recordé el estado en el que estaba. Miré mis pies descalzos, y mi blusa rota a la mitad. Suspire, no podía creer que esa era yo, ese chico seguro piensa que soy pobre o algo así. Aunque la verdad no soy del todo rica, más o menos de clase media.
—Eh.. Eso no importa.—me solté de su agarre y procuré una vez más irme, pero sentí sus brazos rodearme, y seguidamente ya me tenia cargada. Lo miré sorprendida.—¿Oye que crees que estás haciendo?. —le pregunté, mientras él, me dejaba cuidadosamente en un pequeño sillón en forma de cuadrado.
—Espera aquí, no te vayas. —dijo, para luego subir a toda prisa las escaleras.
Yo negué mientras reía, este chico era tan... ¿Amable?.
Miré a mi alrededor, la verdad está mansión era bastante hermosa, tenía una decoración algo antigua, unas largas cortinas aterciopeladas de color verde oscuro, decoraban unas grandes ventanas ovaladas. Me entretuve mirando cada detalle de esta inmensa mansión.
Escuché unos pasos bajar a toda prisa las escaleras, fijé mi vista hacia allí, y Jace se encontraba en el último escalón, en una de sus manos sostenía un abrigo y unos tenis muy bonitos.
Al llegar a mi, tomó mis pies con sumo cuidado, mis pies tenían moretones por doquier. El acaricio mis pies y luego me colocó los tenis. Ese gesto me había dejado completamente pensativa, ¿porque hacía esto por mi?, ¿sentía pena?... Al parecer.
<De la manera que llegaste vestida, no dudo que sea lo único que sienta por ti querida>
"Por si no lo sabías somos la misma persona... Idiota".
<jajaja te dijiste idiota... Espera. ¿¡me dijiste idiota!?>
"Callate ya maldita sea".
Negué tratando de apartar todos esos pensamientos de mi cabeza.
—Toma.—Jace se puso de pie y me paso el abrigo, blanco con negro que tenía en su mano, yo lo tomé rápidamente.
—Esto es tuyo.—me pasó mi bolso, lo tomé en mis manos y lo miré por varios segundos, tenía todos los bordes masticados. Ese perro me las va a pagar.Lo abrí y allí observé, mi boleto de avión, las llaves de mi departamento, maquillaje, identificación, entre otras cosas. Miré el contrato en mis manos, lo doble y lo metí en mi ya destrozado bolso. Dirigí la vista hacia esos ojos azules del chico que tenía enfrente, éste me miraba fijamente. Al darse cuenta que lo miraba, desvío la mirada un poco apenado... Este chico es un poco extraño.
Me puse de pie, y él me acompaño hasta la puerta.
—... Gracias y adiós.—me despedí al estar afuera, él tomó, el abrigo que yo sostenía en mis manos, y lo colocó encima de mis hombros, me sonroje levemente. ¡Maldita sea, yo no soy así!.
—Adiós.—sonrió grandemente. Mientras se despedía, di media vuelta y me dispuse a llegar a casa.