Prólogo

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Soy Lizeth pero me gusta que me digas Lis. Tengo 25 años y hace 7 años me casé con Phil, mi compañero de clase en el instituto. Apenas salí del instituto di el gran paso con el que fue mi novio por 2 años. Lo amaba mucho y creí que siempre sería feliz a su lado ¿Qué más podía desear si tenía a mi lado a la persona perfecta, mi primer amor, el amor de mi vida? Pero todo eso quedó en el pasado. Con el pasar de los años, mi marido y yo nos hemos distanciado. Lo que un principio fue un amor ardiente, puro y loco se fue apagando hasta que solo quedaban las aburridas y costumbristas cenizas. Intenté de todo para salvar esta relación pero nonada parecía resultar.

Cuando a Phil le avisaron que tenía que viajar a Corea para manejar una sucursal para la empresa que trabaja pensé que tal vez el cambio representar algo bueno para nuestra relación. Nuevos vientos, nuevo país, nueva vida, en fin: creí que todo estaría mejor, así que sin pensarlo me vine con él pero creo que cometí un gran error. Una vez aquí me di cuenta que en realidad todo entre Phil y yo había terminado. No quedaba nada de esos adolescente que juraban y gritaban el amor que se tenía, habían sido reemplazados por dos adultos con resentimientos y rencores,

¿Por qué no nos separábamos? No sé cuáles sean los argumentos de Phil pero el mío es porque tengo miedo. Miedo a quedarme sola. Miedo a no poder encontrar a otra persona. Miedo a ser olvidada, Miedo a sufrir. Miedo a empezar de nuevo. Digo, es mejor tener una persona que esté en la casa aunque no espere tu llegada, aunque apenas te vea o te dirija la palabra, que no tener a nadie y regresar a una casa vacía. De alguna manera él estaba ahí.

Los días pasaban mientras estábamos metidos en nuestras rutinas. Cada quien hacía lo que la plazca y el otro no reclamaba. Dormíamos juntos, aunque ya no abrazos el uno del otro, ahora cada quien se daba la espalda ¿Sexo? Pues lo básico para cumplir con lo que llaman necesidad. Lo que en su tiempo era un acto de amor, de desenfreno y lujuria pasó a ser un acto mecánico en el que no sé ni que buscábamos.

Todo seguiría igual por algunos años más tal vez hasta envejecer y morir pero algo lo cambió todo. Una noche en la que salí a divertirme me encontré con él. Un chico que desde que lo vi encendió mi cuerpo y calentó mi sangre. Un guapo hombre de cabello rojo y ojos avellana. Una mirada sensual y una sonrisa de infarto. Jamás imaginé que en los baños de un club me entregaría a la pasión. No hubiera imaginado que ese día encontraría un amante tan experimentado con quien engañar a mi marido.


Mi famoso amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora